9 feb 2013

El Jirón de Niebla y el Lubicán

    - Ven conmigo – dijo el Jirón de Niebla.
      Y fue. Tampoco le quedaba otra
.



   Cuentan, mi señor, que aquella noche de enero Buenaventura volvía a casa por el camino de los tejos como si una estrella hubiese nacido en su regazo. El fuerte viento doblaba los roblicos de la majada hasta que sus ramas sin hojas arañaban el suelo y el granizo picoteaba su rostro con más saña que un enjambre de abejas enfurecidas, pero a él la risa le bailaba en los labios y traía una conversación consigo mismo que llenaba el aire de suspiros. Ella le había dicho que sí. Que hablara con su padre. Y la estrella creció en su pecho.

    Y cuentan que la luna, una luna como sólo pueden ser las lunas de enero, decidió asomarse para admirar a la estrella. Y el camino, antes todo oscuridad, tornó en plata y carbón. Y Buenaventura, aún sin verlos, sintió el resuello de cuatro lobos de tan pardos casi negros que pasaron por su lado corriendo como el diablo. Y cuando el mozo se supo salvo, cuando todo el vello de su cuerpo amansó y volvió en sí, oyó el gorgoteo de unas fauces ansiosas y algo desgarró su brazo hasta el hueso vivo. Y no recordó más.

    Dicen, mi señor, que ella languideció en la espera, pues Buenaventura no regresó para hablar con su padre. Él despertó en su jergón a la mañana siguiente y buscó con sus manos la herida, pero no la encontró. Sólo una cicatriz violeta de cabo a rabo en su antebrazo. Algo nuevo había en su interior. Algo que recorría sus venas como un millón de hormigas hambrientas. Cuando se llegó a la cocina la vaharada de olores golpeó su olfato con la fuerza de un mazo: el rancio unto en el puchero, el pimentón y el orégano de la carne puesta en adobo; incluso el sudor agrio incrustado en las costuras del sayo de su madre. Durante los próximos días todo fue a peor. Conoció las intenciones de sus vecinos escondidas tras gestos y buenas palabras. Descubrió colores insospechados y supo de la podredumbre que acecha bajo unas mejillas rubicundas. Aborreció el fuego y la carne cocinada. Se le cerró la barba. Las hormigas en sus venas le empujaban hacia la sierra. Y cuando la siguiente luna se alzó en los cielos...

    Han pasado unos cuantos inviernos desde aquello. Buenaventura es una criatura en la plenitud de su madurez: grande, fuerte... y solitaria. Le es difícil soportar a sus antiguos vecinos y los evita en lo posible. Ellos también lo hacen. Desde hace tiempo ya abundan las habladurías y las miradas torcidas. Tampoco le soportan aquellos con los que él sí quiere estar. “Eres demasiado humano” - le habían dicho - “No eres de fiar”. Y sabe que tienen razón.

    Esta noche Buenaventura corre al límite de su aliento. Sabe que se ha arriesgado en demasía, pero el invierno viene duro y el sabor a sangre de la borrega que lleva entre los dientes le empujan más allá del cansancio. Siente sobre el pasto las pezuñas de los mastines cada vez más cercanos. Desde más atrás le llega el tufo a quemado en los fachones de los campesinos. También los oye: sus gritos, su ira. Su miedo.

    La carrera le lleva hasta las proximidades de la ermita derruida junto al cruce de caminos. Sabe que si del pueblo vecino ha salido otra turba de cazadores los encontrará en pocos minutos y no habrá salvación, porque no le quedarán fuerzas para luchar contra todos. Percibe – ni huele ni ve - una sombra más oscura que las sombras junto a la tapia del camposanto. “Ven” - dice. Y va. No le queda otra.

    La verja cubierta de herrumbre gira sin el más mínimo ruido. Buenaventura persigue al aire por entre las lápidas hasta la cripta de la ermita y allí ve como retazos de la misma noche toman cuerpo en una figura alta y sinuosa, que se mueve con la suavidad de las meruxas en la calma de la fuente. Así, se despoja de su largo abrigo de niebla, lo pliega con cuidado meticuloso y lo deposita sobre el ara, junto a un cabás de piel pulida por el tiempo. Se viene hasta él y, con dulzura, arranca la borrega de entre sus dientes y la deja descansar sobre el suelo de piedra. Luego, por un instante, roza con su mano la sudorosa fuente de Buenaventura. “Tú también, reposa” - dice. El alboroto de los perseguidores se pierde en la distancia.

    - Sé lo que eres y sé lo que no eres – su acento evoca riscos escarpados en montañas lejanas – Nunca encontrarás la paz ni entre unos ni entre otros. Pero no eres el único. Somos más; de diferentes raíces pero todos iguales. Sabemos lo que significa estar maldito. Llegará un día en que ese algo que hay en tu interior, ese instinto enfurecido será dominado y tu alma romperá la sumisión. Entonces yo tendré una tarea para ti y podrás vivir entre los tuyos.
    - ¿Y si no lo hago?
    - Seguirás corriendo hasta el día de tu muerte. Perseguido por los que detestas. Rechazado por los que anhelas. Con la marca del mal en tu frente y cautivo del sabor de la sangre. Solo. Pero yo no puedo obligarte. Ofrezco una posibilidad. Puedes aceptar. O no.

    En el ventanuco de la cripta la profunda negrura de la noche se difumina ya en grises. La figura se agacha junto a la borrega y acaricia con dedos finos la garganta herida. El aire parece moverse muy despacio allí dentro.

    - Bien: es hora de partir – recoge el cabás de piel y dobla el abrigo sobre su brazo. Sacude una invisible mota de polvo en la solapa – Si te decides vuelve por aquí. Estaré al tanto.
    - ¡Espera! ¿Qué tarea tienes para mi? ¿Cómo sabré si ha llegado el momento?
    - Lo sabrás – y ya no está.

    Buenaventura se encuentra aturdido, como si acabara de despertar bruscamente de un profundo sueño. Intenta atesorar cada detalle de la extraña entrevista, pero, más allá de las palabras, apenas le quedan intuiciones que los sentidos comunes no alcanzan a explicar. Tal vez, el filo aguzado de unos colmillos tras una sonrisa paciente.

    Buenaventura permanece en la cripta mientras el sol se eleva sobre el horizonte. Luego sale a la luz de un nuevo día. Lleva la cordera entre sus brazos. Siente el corazón rebrincando tras las frágiles costillas. Siente la tenue suavidad de la lana contra su hirsuto pecho. En el mismo sitio donde, una vez, a él le nació una estrella.

    La deja en el suelo y la anima a mantenerse sobre sus patas temblorosas.

    - Vamos – dice – Hay que volver.


Nota: Este jirón de niebla se parece tanto al Silas que Neil Gaiman creó para El Libro del Cementerio que, de hecho, es un sincero y rendido homenaje.

47 comentarios:

  1. Aunque no me gustan los cementerios, ni la sangre ni los fantasmas he de reconocer que la lectura engancha por lo bien escrita que está.
    Resalta el sentido de dependencia de un grupo. No se puede ir por libre, no te dejan. Hay que optar.
    Bss y buen finde

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    1. Gracias, Katy. La sangre y los fantasmas pueden ser accesorios en el relato, pero... bueno, de vez en cuando no viene mal un toque "gótico".
      Un abrazo y feliz semana

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  2. lobo gregario! la verdad es que tienes una prosa poética floreciente.
    un placer haberte leido.
    Salud!

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    1. Gracias, efa. ¡Me gusta lo de "prosa poética floreciente"!

      Salud

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  3. Maravillosa historia.Sobre todo esto: Sé lo que eres y sé lo que no eres – su acento evoca riscos escarpados en montañas lejanas – Nunca encontrarás la paz ni entre unos ni entre otros. Pero no eres el único. Somos más; de diferentes raíces pero todos iguales. Sabemos lo que significa estar maldito. Llegará un día en que ese algo que hay en tu interior, ese instinto enfurecido será dominado y tu alma romperá la sumisión. Entonces yo tendré una tarea para ti y podrás vivir entre los tuyos.
    - ¿Y si no lo hago?
    - Seguirás corriendo hasta el día de tu muerte. Perseguido por los que detestas. Rechazado por los que anhelas. Con la marca del mal en tu frente y cautivo del sabor de la sangre. Solo. Pero yo no puedo obligarte. Ofrezco una posibilidad. Puedes aceptar. O no." Rechazado por lo que anhelas"
    Buenaventura quiere ser un espiritu libre....Pero, hay que volver ,a que tu instinto sea dominado y tu alma sea sumisa y así poder vivir entre los tuyos. A una vida carente de toda emoción....Dificil elección.
    Un abrazo Xibeliuss. Apasionante este homenaje a Gaiman.

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    1. Gracias, Inés. Siempre intento dejar los relatos abiertos a varias interpretaciones y éste no es la excepción.
      Un abrazo

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  4. Un hermoso relato de hombre lobo y otra criatura de la noche, un encuentro fortuito que le salva la vida al hombre lobo. Como homenaje queda corto, merece categoria de escrito con vuelo propio.

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    1. Gracias, Alejandra. Me alegra que te haya gustado

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  5. Tu historia me suena a un Ere de empresa o la firma de convenios individuales, donde tu firmas estar de acuerdo con lo que te imponen.
    Lamento quitar el sabor literario que deja tu escrito en mi cerebro, pero en los tiempos que corren me lo has puesto en la cabeza, a lo mejor ya lo tenía y le diste un meneo, no sé.
    Estos lobos solitarios siempre existieron y mueren con una boda de príncipes, de soledad… o apagados por malos (no saben que es un amo). Es lo mismo que estar maldito.

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    1. Algunas de las posibles interpretaciones se me escapan, Juno; pero tampoco me extraña la asociación de ideas.
      Prometo no haberlo escrito mientras leía los titulares.
      Un abrazo para todos

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  6. Realmente buenísimo tu homenaje al libre de Gaiman; con una prosa envolvente, ese Buenaventura va descubriendo su ser y nos atrapa con su estado, con la noche, con la luna y con su salvación. Me encantó. Excelente domingo para tí, Xibeluss y buena semana. Un fuerte abrazo.

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    1. Gracias, Paco. Habrá que intentar disfrutar lo que queda de domingo.
      Un fuerte abrazo

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  7. Me deja usted con la boca abierta y ganas de terminar este comentario para volver a leer este magnífico relato. Oiga, es usted un fuera de serie, de verdad se lo digo. Esto parece escrito desde el Olimpo.

    Feliz domingo, monsieur

    Bisous

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    1. Como madame, he quedado boquiabierto, aullando de admiración.
      Un abrazo.

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    2. Desde el olimpo no, Madame: Desde Sanabria - aunque es facil confundirlos :)
      En serio: muy agradecido por sus palabras, son todo un estímulo.
      Feliz domingo, Madame

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    3. Jjajaja Gracias, dlt

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  8. Ahora si que estoy segura de que le vendiste el alma al señor del cannotier y además lo engañaste a base de bien...Debe estar avergonzado.

    Un abrazo

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    1. :) Avergonzado yo, que se me están poniendo las mejillas rubicundas con tanto halago.

      Muchas gracias de verdad, Alma. Un abrazo

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  9. Espeluznante relato de hombre lobo que no pertenece a un grupo ni a otro pero que encuentra alguien que lo puede redimir. Interesante narración que engancha desde la primera línea hasta el final. Un aplauso.

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  10. Oye Xibeliuss, estaba leyendo y una imagen se hizo en mi mente. La de la cripta de "O Forno da Santa" en el concello de Allariz. Joer!, acabé con los pelos de punta. Estupendo.
    Unha aperta.

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    1. Jjejejeje. La ermita en la que pensaba es otra, una que está en terrenos de San Miguel de Lomba.
      Pero hay una licencia poética: la cripta, efectivamente, es el Forno da Santa. Los pocos datos que se dan son de allí: el ara y el ventanuco.
      Gracias, Xabres. Un abrazo

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  11. Si es que usted y Alma de Adra son de otra dimensión, se lo digo yo. Esto sí que es jugar en primera. Mire que he tenido que volver a entrar y leerlo otra vez! Pero no me diga que lo del nombre de Buenaventura no parece una broma cruel :)

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    1. :) Hay veces que tardo más en decidir el nombre del personaje que en encontrar el "tronco" de la historia.

      Gracias de nuevo, Madame

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  12. Xibeliuss, será por esas noches en tierras de lobos donde sus aullidos son las musas de quienes tienen la suerte de poder estremecerse con su poder, o por ese bagaje de literatura gótica que has destilado magistralmente gota a gota en cada una de tus líneas, o por una pluma que ya conocía yo de su trazo sólido y de su recorrido meritoso , pero te ha salido un relato de diez. Espléndido, Xibeliuss.

    Un abrazo de luna nueva.

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    1. ¡Muchas gracias, Marisa! A mi me parece que la mayor parte del "mérito" del relato la tiene el personaje del Jirón de niebla y éste es de Neil Gaiman (aunque él lo cogiera del Baloo de R. Kipling)

      Un abrazo (ahora mismo) nevado

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  13. Sencillamente delicioso Xibeliuss, que pluma tienes...sin interpretaciones,jaja. Exquisita la prosa que nos regalas. Gracias y un abrazo.

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    1. Jjajaja Vale, no buscaré segundas interpretaciones.
      Gracias, marce. Un abrazo

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  14. Impresionante y como siempre un placer leerte.
    Un abrazo Xibeliuss

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    1. Gracias, Arena. Un fuerte abrazo.
      Siempre es un placer verte por aquí

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  15. Me has dejado impresionada. Una prosa maravillosa, delicada excelente, no tengo calificativos.

    Todo lo que he leído coma por coma, punto por punto me ha dejado perpleja, no tenía ni idea que escribieses de esta forma, aparte de todo lo que he leído anteriormente en otros post que me ha fascinado.

    En conlusión Xibeliuss, según mi apreciación... Tiene algo de nosotros mismos, buscamos donde encajar, donde está la otra parte que nos falta, nuestra identificación real.

    Un abrazo

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    1. Gracias, Soledad. Me gusta escribir y de vez en cuando trato de "meter" algo en el blog. Ultimamente la mayoría de las entradas van por otro lado, pero no desisto :)
      Un abrazo.

      Pd.Recibí tu correo. No te preocupes, todo aclarado.

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  16. Me ha encantado la historia de este hombre lobo, de este ser que se encuentra en la barrera entre dos mundos irreconciliables que nunca le aceptarán por no ser del todo puro. Los seres de sangre mezclada nunca son aceptados por el resto. Se les recrimina no ser blancos enteramente o puramente negros. La maldición se cumplirá hasta el final como bien le predijo el ser de la cripta.
    Un saludo

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    1. Gracias, Carmen. Sí, el Lubicán está justo en el filo donde no puede ser aceptado por nadie, ni de un lado ni del otro. Sólo encontrando a otros que vivan en ese mismo filo quizás logre la paz.
      Saludos

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  17. Un relato sencillamente precioso y maravillosamente escrito. Te felicito sinceramente, xibeliuss, me ha encantado. Besazos.

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    1. Muchas gracias, Isabel. Me das muchos ánimos.
      Un fuerte abrazo

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  18. Releyendolo de nuevo, me doy cuenta que adolece de un grave error. Le falta la frase de: "Continuará". No nos puedes dejar así, sin saber que tiene que hacer el pobre licántropo para librarse de la maldición, ni con que peregrina alma se ha cruzado en su camino, que hijo/a de la noche le ha salvado el pellejo nunca mejor dicho.
    Tiene que continuar.

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    1. Uy... No, Alix: lo dejo en vuestras manos y en vuestra imaginación. Seguro que todos tenemos continuaciones válidas.
      Gracias.

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  19. Espere para leerlo sin prisas,para saborearlo mas bien,porque la buena literatura se saborea como una buena comida y un buen vino.Me supo a poco,la verdad,y no es por la calidad si no por lo corto del relato que se me dejo con ganas de mas...
    Excelente,esa es la palabra...Hay gente aqui escribiendo que no tiene nada que envidiar a los que se proclaman escritores.Y este relato es la prueba de lo que digo...
    Un abrazo

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    1. Gracias, J.M. No lo digo por mi, pero coincido contigo que en los blogs hay gente escribiendo coin un enorme talento.
      Abrazos

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  20. Engancha...Seguirá esperando ella a Buenaventura??...Abandonará él la cripta para ir a verla??
    Buen homemaje a Gaiman:))
    Un beso.

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    1. Jjejeje Laura, como le digo a Alix, todo eso queda ya a vuestra imaginación:
      ¿tú que opinas?

      Un abrazo

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  21. Pues sí. Es lo que te dicen, prosa poética. Un relato perfecto en el que bordas las palabras.
    Es difícil buscar el equilibrio, si no es imposible, entre el individuo y la manada. Difícil lo tiene el lobo, pero siempre sale airoso.

    · un abrazo (Coño, el lobo)

    · CR · & · LMA ·


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    1. Difícil equilibrio, sin duda. Quizás los los humanos lo perdieron hace tiempo.

      Gracias, Ñoco, un abrazo

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  22. Cuando te leo estos relatos tuyos me resulta dificil comentar, dejo pasar los días, lo vuelvo a leer y sigo sin saber que poner, tan dificil como comentar las fotos y los textos del lobo de arriba.
    Un abrazo.

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    1. ¡Leñe, Tejón, me das una alegría! ¡Ya pensaba que era el único al que eso le pasaba con las fotos (y los textos) de Ñoco! A mi siempre me deja con la boca abierta.

      Un abrazo, amigo

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  23. Yo estoy segura que Buenaventura es uno de los que has oido aullar en las noches de Sanabria este invierno. La elección era fácil, ser humano hoy dia tiene muchas mas complicaciones que ser lobo, a pesar de los cazadores. Ellos son los amos del monte, de la sierra y el bosque, pueden transitar por donde les plazca,sin prohibiciones.
    El único inconveniente es que para ser el rey de la manada tiene que demostrar ser el mas fuerte, no como entre los humanos, que cualquiera puede ser cualquier cosa, llámale X ......

    La dama de la noche no tuvo que convencerle, después de ser lobo ¿Quien querria ser humano?...

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