24 dic 2009

¡Felices Fiestas!

Es tiempo de pensar que Juan Nadie o ¡Que bello es vivir! son posibles.
Aunque sepamos que no.


Y a quienes no le gusten estas fiestas, que pasen pronto.


Nos vemos el año que viene!

17 dic 2009

Casa de Baños





Finalizamos la trilogía de entradas sobre Cobreros con la visita a uno de sus lugares más peculiares: el manantial de Aguas Cheironas y la casa de baños adyacente.
Se trata de una fuente de aguas termales sulfurosas que ya aparecía mencionada en los catálogos mineros de principios del S.XIX. Su nombre se debe, naturalmente, al característico (mal) olor del azufre. Hay quien dice que tiene su origen en el mismo acuífero que alimenta Bouzas -junto al Lago de Sanabria-, Santa Colomba y el renombrado balneario de Calabor. No he podido comprobarlo, pero al menos con los dos primeros comparte aroma.



Se encuentra situada en San Roque, paraje que antiguamente albergó la ermita de quien todavía hoy es el patrón del pueblo, y cerca del camino que sale hacia Santa Colomba. Junto a la fuente se alzan los restos de la Casa de los Baños. No dispongo apenas de noticias sobre la época en la que estuvo funcionando. Queda en el recuerdo de los mayores el poder curativo de las aguas - llegaban en angarillas y partían bailando- y la actividad comercial que generaba en el pueblo. Incluso otros particulares llegaron a ofrecer baños para absorber el exceso de demanda.

 



La Casa cerró nada más terminar la Guerra Civil, parece ser que por enemistades entre los propietarios y el párroco que finalizaron en una batería de denuncias sobre la salubridad de sus desagües. El magnífico edificio de piedra del país aguanto durante mucho tiempo los embates del abandono, pero acabó sucumbiendo.
Hoy apenas las cuatro paredes exteriores quedan en pie. Entre ellas se esconden algunos recuerdos de un pasado más próspero y de una forma de tomar las aguas muy diferente a los spa rurales que hoy conocemos.
Con la belleza del olvido.





Como siempre que hablamos de Cobreros, podéis encontrar más información aquí, en el Blog de Lasker.




16 dic 2009

Cambiando de Nombre

Inicié este blog, hace ya algo más de nueve meses, como un ejercicio de improvisación absoluta. Era mi manera de acercarme a un mundillo -llámalo blogsfera o como mejor gustes- que me resultaba atrayente, además de darme la oportunidad de hablar sobre mi tierra. Pronto me vi sorprendido por varios motivos: la cantidad de talento que se esconde por ahí, la inmediatez, las satisfacciones que ofrece... y también por la manera que el espacio se iba configurando a sí mismo:
Mi idea inicial era colgar algunas fotos, opinar sobre algún tema de la actualidad de aquí, referir alguna tradición. En no demasiadas entradas esto ya tenía una personalidad propia. Las pocas veces que echo la vista atrás me he sentido tentado de eliminar algunos de aquellos primerizos, titubeantes artículos. Afortunadamente, siempre he resistido la tentación: ya sabes, si una de las ventajas es la inmediatez tienes que asumir lo que en cada momento decidiste que merecía la pena publicar.
Sin embargo, otro asunto sí me ha inquietado durante más tiempo.
El Photo Xibeliuss. Así, con ph. Como Rapha.
Vale, en el momento de arrancar no le di más importancia al nombre. ¿No iba a colgar imágenes? Pues ya está, foto y en inglés, que es como más cosmopolita. Pero el blog no se ha conformado. El contenido no casaba con el título ni por asomo, por lo tanto...
Pues no me encomiendo ni a Dios ni al Diablo y cambio. Una vez alcanzada una línea editorial clara, un formato -plantilla- con el que me siento a gusto y una cierta presencia, creo que ha llegado el momento de adecuar la cabecera a lo que esta página es.
A partir de ya mismo: días en sanabria.
Aquí os espero, donde siempre.
Con otro nombre.


Pd. el hecho que mañana sea mi cumpleaños no significa que me encuentre en crisis de identidad.¿O sí?

13 dic 2009

Irmandiños en Seabra


El alba apenas coloreaba los últimos retazos de la noche cuando Nuño, con los ojos aún legañosos, metió un negro y duro trozo de pan en el zurrón y bajó hacia el Rigueiro . Era el segundo día de vela , cuando a su casa tocaba pastorear los rebaños del pueblo.
Jimena se dejó caer del escaño e inmediatamente añadió unos porros al llar . Necesitaba unas buenas ascuas, porque la noche anterior había puesto habones en remojo y tendrían que cocer durante varias horas. Gracias a Dios, el pasado año no había sido malo y todavía quedaban bastantes reservas en el arca.
Sancho preparó, despacio y con mimo, cada uno de los aparejos necesarios para uncir la pareja. Por fin había llegado el día en el que el último carro de yerba quedaría recogido y era tiempo de pensar ya en el pan. Las espigas estaban bien cargadas y todo auguraba una buena cosecha. Ojalá no viniese tormenta y arruinase todo.
El padre Tirso se hincó de rodillas ante María Santísima y le rogó, una vez más, que apartase de su mente aquellas lascivas imágenes de la viuda Mariyica en camisa, pues de otra manera no sería capaz de seguir ejerciendo su magisterio. Y puede que su feligresía, bien es cierto, fuese un poco rústica, pero aquella no era suficiente razón para privarla del auxilio de la fe verdadera.
Alvar, a caballo en las cercanías del Alto del Castro , se quedó mirando su enguantada mano derecha. Cuando la levantase, el imbécil de Pero prendería una tea de humo oscuro: la señal. El grupo apostado en el camino de San Miguel de Lomba, el que venía desde el valle de San Román y sus mismos jinetes encenderían las antorchas y cabalgarían hacia el centro de Cobreros sembrando el fuego y la destrucción a su paso. La mies estaba madura y prendería como el infierno. Por un momento recordó su mocedad como labrador en un pueblo no muy diferente.
Eran ordenes del Conde.
Bajó la visera del yelmo sobre sus ojos y, lentamente, alzó la diestra.
 

Los últimos años del reinado de Enrique IV constituyen uno de los periodos más convulsos de la Historia de España. Contra él se alzó su hermano Alfonso, que enseguida consiguió atraer a la alta nobleza hacia su partido. Dada la debilidad de su posición, Enrique busca el apoyo del clero, los fijosdalgo empobrecidos y, en general, las clases populares, que, a su vez, estaban hartos de los nobles “ que fasían e consentían muchos robos e maleficios en la tierra e en los caminos e en todos los lugares”.
La situación general de caos acaba estallando en 1467 con la Revuelta Irmandiña, principalmente localizada en Galicia pero con ramificaciones por todo el territorio. Fue la hora “ en que los gorriones corrieron tras los falcones”. Cuenta A.Palencia, cronista del reinado de Enrique IV: “ en corto tiempo los gallegos no sólo arrancaron de las selvas a los facinerosos y los arrastraron al patíbulo, sino que se apoderaron de fortalezas tenidas por inexpugnables”.


Así, con el apoyo explícito del rey, entre ciento treinta y ciento setenta fortalezas -castillos, torres, plazas fuertes- son derruidas y los nobles deben huir para salvar la vida, o incluso esconderse en sus propias tierras bajo disfraz. Sobre los resultados hay discrepancias entre los historiadores: lo que algunos ven como una comuna jipi -si se me permite la expresión- otros definen como tiempos de violencia desatada y justicia sumarísima.
En cualquier caso, dura poco. En 1468 fallece D. Alfonso y Enrique IV acaba por aceptar como sucesora a Isabel (La Católica) “ por el bien e paz e sosiego de estos regnos”. Pronto los señores inician el retorno. Pimentel entra desde Portugal y ataca Santiago, cosechando victoria tras victoria en su viaje hacia el centro de la región. La resistencia irmandiña, privada del sustento real, no puede hacer frente a los superiores ejércitos combinados de la Nobleza.


Se recupera rápidamente el status quo inicial e incluso se reconstruyen sobre la mitad de las fortalezas destruidas, mediante penas y prestaciones personales. “ I de puta, villanos, qué os hacían las mis fortalezas que estaban hechas, e si vos e los otros de mis vasallos no me las derrocásedes no os las mandara facer” (Palabras del Conde de Lemos durante la reconstrucción del Castillo de Ponferrada, en el que sufrió duro asedio durante la Revuelta). Otras, como el Alcazar de Allariz, permanecerán en ruinas.
Hay historiadores que afirman que la represión no fue especialmente sangrienta, salvo en casos puntuales. Lo cierto es que los cabecillas revolucionarios son ejecutados o huyen de Galicia. Posiblemente sea en estos últimos momentos cuando Rodrigo Alfonso Pimentel, IV Conde de Benavente, ya destacado por su “ gran destrozo y matanza en los de la Hermandad”, sabedor que en el pueblo de Cobreros se habían refugiado algunos huidos, decide un escarmiento ejemplar: “ Dizen que quando la hermandad vieja, quando la tierra se levantó de boz de la dicha hermandad, por lugar de más çercano de la fraga y montes, todos se acogían allí para se defender. Y que por aquella cabsa el señor conde mandó poner fuego al lugar, y que todo se quemó y que quedaron perdidos”. Y un vecino de Puebla testifica unos años después, en el pleito por el que los descendientes de las víctimas piden algún tipo de satisfacción:“ Al tiempo que su señoría fue a Sanabria abrá obra de quarenta años poco más o menos, el tiempo de las ermandades su señoría por atemorizar a jente que estava sobre Sanabria mandó quemar el lugar de Cobreros (…)
No tengo noticia sobre el resultado del pleito, pero al menos Cobreros sigue en pie.



Bibliografía: “La Rebelión Irmandiña de 1467”. Eduardo Pardo de Guevara, 2008
“Y mandó quemar el lugar de Cobreros...” Manuel Mostaza. El Noroeste, XII/2009
Con mi especial agradecimiento a J.Manuel Saavedra.
Fotos: Castillo de los Condes de Benavente, Puebla de Sanabria

11 dic 2009

La leyenda de Lucía Ferreira



Has de saber, oh, príncipe, que en un lugar no muy lejano, y tampoco hace demasiado tiempo, existió una zapaterita cuyo nombre era Lucía Ferreira. Pasó largos años, eso sí, en tierras extrañas aprendiendo el oficio, pero llegó el día en que volvió al pueblo donde había nacido para vivir de su trabajo.

Sabed que entonces en aquella aldea todo el mundo gastaba un calzado al que nombraban cholos: piel curtida de res reclaveteada directamente sobre un piso de madera. Sin duda alguna un buen calzado, que había demostrado su valía durante mucho tiempo, mas por entonces ya superado. En sus viajes por esos mundos del Señor, Lucía Ferreira aprendió una nueva fábrica que permitía una suela más flexible, un zapato más cómodo e igual de duradero. Se sentía feliz aquella joven de poder mostrar a los convecinos sus nuevos conocimientos, a más de pensar que era una cosa que a todos beneficiaría. Pero, como es de ley, un inconveniente había: sus herramientas y pertrechos para trabajar al estilo antiguo no valían; si lo intentaba, no solo malos cholos saldrían sino que las nuevas suelas componer ya no podría.



Y así, mi príncipe, tal como se cumple todo aquello que en el Libro de la Vida está escrito, se cumplió la hora en la que Lucía abrió al público su tienda. Los vecinos, con la novedad y conociendo de antiguo la estirpe de la zagala, acudieron en tropel. “ Quiero unos zuecos nuevos con la esfinge de la Peregrina labrada en trazo fino” -pedía el pudiente; “ Apáñame este cuero, pulido cual papel, malo sea que para el verano no me haya de valer” -solicitaba el desheredado. A todos con una sonrisa Lucía les hacía ver que no era su negocio el que decían pretender, pero suelas en caucho visto ella les podía hacer. Uno a uno los vecinos de la casa fueron saliendo: sabe Dios, príncipe bueno, lo que camino al hogar iban diciendo.

Diego de Monterrubio era, en aquel tiempo, el labrador más rico del pueblo. Viudo desde no ha mucho dio en pretender a la joven zapaterita: “Lucía, bella Lucía - dicen que le decía - Si cholos has de hacer, hazlos al menos como tienen que ser”. La discreta sonreía y miraba para otro lado. No eran de su gusto ni el galán ni el consejo dado.



Pues habéis de saber, oh, príncipe, que desde cada confín del reino acudían a Lucía a sus zapatos comprar, porque la fama de su trabajo no se había hecho esperar. Rara era la semana en la que no arribaba al pueblo un forastero, muchos en monturas de rico jaez, preguntando por la tienda de la bella zapatera. Arrieros de Carballeda y tratantes de Villalpando llegaron a tratos con ella para reforzar sus ventas. Lucía trabajaba duro y apenas tenía tiempo de ver la calle, pero se decía a sí misma que era feliz: su labor era apreciada y hacía cada vez mejor aquello que había aprendido a costa de tanto sudor. Solamente una espinita amargaba su corazón, pues ninguno de sus vecinos su calzado compró.



Hay veces, mi señor, que algún diablo burlón debe tomar forma humana y subir desde los infiernos a divertirse entre los hijos de Dios, pues no encuentro otra explicación a esos rumores y maledicencias que, sin saber cómo ni porqué, de buenas a primeras prenden como yesca seca entre las buenas gentes de vuesas tierras. Así, en aquella aldea al pie de la sierra alguien empezó a decir que la Lucía era altanera y orgullosa, que despreciaba la cuna que la vio nacer. Otro dijo que por su ventana la había encontrado revolcándose entre monedas mientras reía de sus vecinos. Aquel recordó que no se la veía mucho en la Santa Misa y Diego de Monterrubio afirmó que siempre venían devueltos los presentes que le mandaba, con lo buen partido que él era. Poco a poco fue subiendo el tono, y se atribuyó el trabajo del caucho a malas artes infernales. “¿ No os habéis dado cuenta -se murmuró- que desde que volvió Lucía ya no llueve como llovía ?”

Una noche malhadada, estando todos en la taberna, corrió el vino como sangre y se prendió la mecha: “ Hay que tirar del pueblo a esta bruja desgraciada”. En el mismo llar meten fuego a las antorchas y ya salen en procesión fantasmal por el Mogo abajo, unos con hoces, otros con horcas, todos armados. A las puertas de la bella grandes voces están dando, entre risotadas y algaradas hay quien pisotea el huerto y las gallinas revolotean espantadas del estruendo. Ya la puerta de un fuerte golpe se abre, y sale Lucía Ferreira con ojos desencajados, se abalanza como furia sobre Diego de Monterrubio, que la marcha encabezaba, y al cuello le pone presto el arma que de su padre heredara: “ Si estos queman la casa, tu conoces el infierno aunque contigo vaya”.



Cuentan, mi señor, que Monterrubio no creyó a la zapatera hasta que ella le infringió la primera sangre. Que entonces pidió a chillidos que todos volvieran a sus casas, que abandonaran al punto la cruel labor que pretendían. Que los aldeanos, aún a regañadientes, bajaron los palos y las teas y marcharon calle arriba, pero el rico labrador quedó amarrado junto a la cocina toda la noche mientras Lucía, afanosa, preparaba la carreta con todas sus herramientas. Y dice quien lo sabe que a la mañana siguiente llegó al pueblo uno de los arrieros clientes de la zagala, que desde hacía algún tiempo la miraba con ojos tiernos. Entrambos cargaron los últimos pertrechos que quedaban y, tras liberar a Diego, partieron por el camino de la Matanza a unos prados que desde antiguo pertenecían a la familia. Allí, en los altos desde donde vigilar la aldea, erigieron el primer refugio, que con el tiempo y sus manos llego a ser buena casa de piedra. Allí vivieron, allí sus hijos criaron y allí trabajaron con denuedo, pues Lucía nunca renunció a hacer lo que tan bien sabía.

El resto, mi señor, se pierde en la leyenda: según algunos, los vecinos, guiados por el Padre Cura, acudieron a solicitar perdón por tan vergonzosa acción; según otros nunca hubo paz con la pareja, y las vacadas que subían a la sierra siempre evitaron los pagos de la zapatera. Termina así sin final claro mi cuento; mas he de pediros, oh, príncipe, que si es vuestro gusto comprobéis el material de vuestras suelas: no son madera, por cierto. Y si buscáis en un mapa, allá por la diestra del Cubello, encontraréis sin falta el todavía llamado Alto de Lozaferreira.



Podéis encontrar un acercamiento más ortodoxo a la leyenda de Lucía Ferreira aquí, en El Blog de Lasker.

8 dic 2009

Manzanal de Abajo: En Recuerdo



 (...)Está, sobre un elevado peñasco de pizarra, la Puebla [ de Sanabria], en donde hay un puente de piedra sobre cada uno de los dos ríos. Sigue el Tera por otras siete leguas, encajonado entre peñas y terreno áspero, que es en muchas partes intransitable, hasta que se unen con él las aguas del Rio Negro. En la extensión de las diecisiete leguas, y por ambos lados, hay un crecido numero de arroyos y torrentes, que aumentan sus aguas, particularmente en tiempo de invierno; por cuyo motivo, hay para su paso barcas en frente de los pueblos de Zendin [ Sandín], Gonal [ Cional], Manzanal de Abajo y Rionegro; pero en tiempo de verano, el río es vadeable por estos y otros parajes (…)
Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal , Sebastián Miñano, 1827.



Sin embargo, los vecinos de más edad sitúan en estas tierras ribereñas las más fértiles huertas y también los molinos que daban servicio a los pueblos de alrededor. Pese a tratarse de tan “ áspero terreno”, hay evidencias de ocupación humana desde la Edad del Hierro (Castro de “El Castillo”), la época romana, Alta Edad Media (Encomienda de San Juan)...



MANZANAL DE ABAJO: 1. con ayuntamiento, en la provincia de Zamora (12 leguas.), partido judicial de Puebla de Sanabria, diócesis de Astorga, audiencia territorial y c. g. de Valladolid: Situado en un plano inclinado; su clima es frío; sus enfermedades más comunes gastritis, y pulmonías. Tiene 40 Casas; escuela de primeras letras por temporada con la dotación de 60 reales y 4 libras de pan al mes por cada uno de los 12 niños que la frecuentan ; iglesia (Santiago Apóstol) anejo de Val de Sta. Maria; una ermita (la Vera Cruz); y buenas aguas potables. Confina N. Rionegro del Puente; E. la matriz ;S. Villar de Ciervos, y O. Valparaiso, a una legua el mas distante. El Terreno es de mediana y mala calidad , y le fertilizan las aguas del Тега у dos arroyos mas que confluyen con él. Hay un monte de roble y brezo. Los Caminos son locales: recibe la Correspondencia de Mombuey. Produce: centeno , lino, patatas, hortaliza y pastos; cría ganado vacuno, cabrío y lanar, caza de perdices, conejos y algún jabalí, y pesca de truchas. Industria: recría de
ganados, dos molinos harineros y y telares de lienzos ordinarios. Comercio, exportación de ganados y lienzos. Población . 42 Vecinos. 168 almas. Capacidad de Producción: 58,764 reales. Impuestos: 5,441 Contribución 1,498 reales 21 mrs. El Presupuesto Municipal asciende a 200 reales cubiertos por reparto entre los vecinos.”
Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Pascual Madoz, 1848


Este blog se honra hoy en presentar un conjunto de fotos de Manzanal de Abajo, procedentes del archivo familiar de Viriatus. Mi amigo escribe: “Están un poco rosa por el tiempo que se llevaron en su día en el carrete y es que en aquella época no fuimos del todo consciente que aquello se nos iba para siempre y no prestamos atención a hacer un reportaje fotográfico como Dios manda.” Las fotos son de principios de los 70, pero los paisajes que muestran ya no existen.



Se fueron para siempre. El embalse de Valparaíso, finalizado en 1988, anegó el pueblo bajo sus aguas. Entre 1969, con la presa de Cernadilla, y 1994, con la de Nuestra Señora de Agavanzal, se dominó este tramo del río Tera. Y llegaron a su fin las miles de vidas e historias que al amparo de sus aguas habían florecido, incluso partes del cuerpo de pueblos como Manzanal, Sandín o Anta de Tera.




Pero no las almas , que siguen vivas en sus vecinos y en sus descendientes.
En su recuerdo.



Fotos: Archivo familiar de Viriatus  (excepto vista actual del embalse)

De Premios y Sorteos

Unos cuantos días con demasiada ocupación me han mantenido alejado del ordenador. Cuando dispongo de cinco minutos, me encuentro con estas dos agradables sorpresas:




Reme, de Ca uno es ca uno, uno de los rincones más agradables de esto de la blogsfera, ha tenido el detallazo de otorgar a este blog el premio adjunto. Un besazo, preciosa.

Y por si fuera poco, mi querida Madame Minuet me regala lotería desde la Corte del Rey Sol.




Muy agradecido, Madame, por hacerme llegar esta iniciativa de alasdeplomo.
Una de las condiciones para disfrutar de este regalo supone el repartir la suerte entre otros blogs amigos. Intentando no repetir, y siendo consciente de lo injustas que son siempre estas cosas, aquí esta mi selección:

Arena, de Hoy Empieza Todo...
Logio, de, entre otros, el blog del mismo nombre.
Viriatus, de La Casota de Manzanal de Abajo
Javier Alonso, de Menos Mal que con los Rifles...
José Luis de la Mata, de Mis Viajes por la Historia

El resto de las condiciones podéis consultarlas en este post de alasdeplomo. ¡Ya nos tiene que tocar una millonada para que el reparto sea sustancioso!

Los seguidores del blog ya sabéis que no soy mucho de seguir memes ni cadenas y tampoco de jugar a la lotería, pero la iniciativa me ha parecido fresca y simpática. ¡Me apunto!

1 dic 2009

¿Conoces esta canción?



En el lago Sanabria cayó la luna,
en el lago Sanabria cayó la luna,
se rompió en cuatro trozos, mi novia es una,
quitate niña de ese balcón...

Porque si no te quitas, ramos de flores,
porque si no te quitas, ramos de flores,
doy parte a la justicia que te aprisionen
con las cadenas de mis amores...

Dicen que las pastoras huelen a acebo,
dicen que las pastoras huelen a acebo;
mi novia es pastorcilla, huele a romero,
quitate niña de ese balcón...



Hace unos días llegaba al correo de nuestra web amiga ellagodesanabria.com esta hermosa letra de una canción de cuna tradicional. Laura sólo recordaba estas estrofas y pedía ayuda para completar el resto.


Me sumo a la petición:
¿Puedes ayudarnos?

Como dice Bob Construye:
¡Lo conseguimos! 
La solución la da Javier Alonso en el noveno comentario.