30 sept 2009

La Tuiza: Nuestra Señora de las Nieves






"Miña Virxe de Tuiza
coidame os nenos

veño de segar de lonxe

e a naicida está nos ceos"

El Santuario de La Tuiza, en Lubián, alberga a la Virgen de las Nieves, protectora de quien por aquí transita, lejos de su tierra. Fue construido a finales del S.XVIII, aprovechando las piedras de una ermita anterior. Era tradición entre los segadores gallegos que bajaban a hacer campaña a las tierras de Castilla ofrendar las hoces a su regreso, y numerosos peregrinos se encomendaban a ella antes de atravesar esta tierra de lobos y montañas, en el eterno Camino a santiago.

La Tuiza es también la gran romería de la Alta Sanabria. Se celebra el último domingo de septiembre y este año, como siempre, hubo de todo: gaitas, pulpo, empanadas, pasacalles y charangas, feria de artesanía, ternera asada, controles de alcoholemia en la angosta -muy angosta- carretera de acceso...

¡Caray, si tuvimos hasta un Mario Conde!

Yo, como véis, solo pude estar un rato, cuando lo mejor ya había pasado.
Pero me he apuntado la fecha. El año que viene no me la pierdo.









26 sept 2009

San Justo, subiendo a La Cabrera



Cada 8 de septiembre, altivos pendones cargados de historia se humillan haciendo las venias ante la Virgen de la Peregrina, la del Rosario, la de la Asunción y la de la Alcobilla. Es, naturalmente, la romería en honor de ésta última. Después de nueve días de oración, las vírgenes han salido en procesión desde Barrio, Rábano y San Justo y, tras dar tres vueltas rituales en torno al santuario, reciben el homenaje de sus fieles en la Misa Mayor. La Alcobilla se sitúa en una colina en el centro de los tres pueblos y hallazgos arqueológicos parecen demostrar que se trata de un centro de culto anterior incluso al cristianismo. Está rodeada por una impresionante plantación de castaños, los más antiguos de los cuales pueden datar de los tiempos de Diocleciano. El 9 de septiembre, una vez finalizada la fiesta, las imágenes vuelven a sus pueblos de origen.

San Justo encabeza y da nombre al municipio, media docena de poblaciones que se distribuyen montaña arriba, hacia la Sierra de la Cabrera y el vecino León. Su especial situación ha permitido la conservación de un espacio natural rico, a escasa distancia del Parque Natural del Lago de Sanabria, en el que es posible el contacto con una naturaleza casi virgen. Son omnipresentes los robles y castaños –impresionantes en Coso, en San Justo, en toda la zona-, el monte bajo que llena de colorido los meses primaverales y entre ellos, también en sus ríos, se esconde tímida la abundante fauna de la comarca. Lucha por mantener la característica arquitectura de la zona, las imprescindibles piedra, madera y pizarra para el invierno y atesora raíces culturales con peculiaridades únicas en el contorno. Y en cuanto a piedra, destaca sobremanera el cruceiro de Rábano, una imagen de la Virgen con el Cristo yaciente realizada en un único bloque de granito por quien debió ser un gran y paciente artesano.


Cuentan que el origen de Barrio de Rábano se encuentra en la expulsión de un grupo de familias de Rábano, que unieron sus fuerzas para mejor sobrellevar el exilio y acabaron fundando el nuevo Barrio. Si realmente fue así, hace tiempo que las rencillas quedaron olvidadas y hoy ambos pueblos comparten el abrupto valle al noreste de la Alcobilla, desde el que tienen una buena cuesta para subir sus Vírgenes en la romería.


En la carretera que une Coso con el Santuario de la Alcobilla, el antiguo camino de la Llondo, hay un punto en el que arcanas fuerzas telúricas provocan que los coches, en punto muerto y freno de mano quitado, se deslicen cuesta arriba. Hay incrédulos que afirman que se trata de un efecto óptico provocado por la configuración del paisaje, pero es fácil encontrar viajeros tratando de comprobarlo por sus propios medios. Es la conocida Cuesta Mágica de Coso.


Por San Ciprián anduvo en los años 20 del pasado siglo el afamado filólogo alemán Fritz Krüger, que incluso dedicó un estudio al peculiar dialecto de la zona. Hoy, este pueblo es visita habitual de muchos vecinos de la comarca, gracias a un grupo de tascas que ofrecen sencillos platos a precios económicos. También los aficionados al senderismo tienen aquí el inicio de rutas como los Vados u otra, más exigente, que llega hasta la Baña, en León, tras bordear el Pico Faeda.


Rozas, junto al río Villarino, ha sabido mantener las esencias de la arquitectura popular de la zona y, en parte por ello y en parte por sus vistas y paisajes, se destaca como uno de los puntos de atracción turística del municipio. Es imprescindible visitar el mirador situado a los pies del Cerro de San Juan: si la sierra está nevada, su panorámica embelesa.



Y acabo con una nota para la reflexión: Mercedes López, alcaldesa de San Justo, declaraba al periódico El Noroeste, en su número de septiembre 2009: "Dicen que hay que conservar quince parejas de una especie de aguilucho, que no sabemos ni cuál es; pero ¿quién protege a las quince parejas -humanas, (N. del Ed.)- que viven en San Ciprián durante todo el año?".

23 sept 2009

Gigantes en Puebla de Sanabria

Y cabezudos, peñas pasadas de rosca, fuegos artificiales, música, charanga y alegría.




La tranquilidad habitual de estas calles se rompe durante las Fiestas de las Victorias, el 8 de Septiembre.




Tiempos de fiesta y alegría.

20 sept 2009

Notas para una historia de Sanabria y Carballeda


La Historia no suele ser justa con comarcas como Sanabria y Carballeda: pocas ocasiones tienen de aparecer destacadas en sus páginas y las más de las veces, apenas una nota al pié en el itinerario de algún rey o poderoso señor. Sin embargo, en estas tierras han trascurrido las vidas anónimas de sus vecinos, vidas en general azarosas y humildes, plenas de esperanzas y desdichas, de afanes y trabajos; en todo caso vinculadas a un territorio y a una naturaleza con la que forman unidad indisoluble. Sanabreses eran los que plantaron los castaños de la Alcobilla. Carballeses quienes tallaron las piedras de la presa de medieval de Lanseros. Quienes habitaron las casas, quienes recorrieron sus caminos, dejaron una huella que depende de nosotros poner en su justo valor.



Tenemos pinturas rupestres en Linarejos y petroglifos en Castromil, con lo que sabemos que la presencia humana fue precoz. Pronto se agruparon en castros (As Muradellas en Lubián, Santo Toribio en Ferreros…) donde luchar y también comerciar, primero en lugares inaccesibles, luego bajando a los valles y llanuras, más cerca de las materias primas necesarias. Es comúnmente aceptado que se trataba de astures, más en concreto, zoelas. Los romanos, como en toda la península, llegaron y dejaron su impronta indeleble: calzadas (Vía Augusta XVII en Carballeda), fuentes (Porto, Fresno…), explotaciones mineras (Ferreras, Corralones de Espadañedo). Pero su tiempo acabó pasando. También el de los visigodos, aunque es posible que los cimientos de muchas de nuestras iglesias y ermitas (Otero de Sanabria, la Alcobilla) fueran puestos por ellos.



Llegaron los moros en su periplo de ida y vuelta, y, aunque su estancia fue corta, consiguieron que los lugareños les adjudicasen toda aquella leyenda o construcción de la que no se tuviera claro el origen (Caños Mouros en Cobreros, las distintas Peñas de la Mora, la Almena en Cubo de Benavente). Con la reconquista y la necesidad de repoblación nacieron la mayoría de nuestros pueblos, o al menos es la época en la que empezamos a tener constancia escrita (Fuero de Puebla de Sanabria, el Libro Tumbo de San Martín de Castañeda). Eran de nuevo gentes del norte: gallegos, asturianos, leoneses… pero también francos y germanos, además de los mozárabes que subían desde el sur. Posiblemente fueran estos últimos quienes abrieron nuestro Camino de Santiago, una variante de la antigua Vía de la Plata romana. Este itinerario supuso la construcción de numerosas iglesias, hospitales y asilos para peregrinos (Sotillo, Rionegro…), además del asentamiento de Ordenes Militares como los Hospitalarios y los Templarios (Mombuey, Lanseros, los pueblos de La Encomienda).



Tiempos en los que Sanabria y Carballeda fue tierra de paso y testigo de numerosas luchas de poder. Primero, la pujanza del Monasterio de San Martín de Castañeda y de los pequeños monasterios familiares que dependían de él (Vime, Trefacio…), con sus pleitos con los vecinos por diezmos y donaciones no siempre bien aceptados; luego, el ascenso de los señores feudales que intentaban consolidar sus dominios frente a la Iglesia y la corona. Los Pimentel, Condes de Benavente, lograron colocarse en primera línea con la construcción del Castillo de Puebla, terminado a principios del S.XVI. Habían ganado su carrera con otra de las grandes familias: los Losada, estirpe de la que surgió Diego, el fundador de Caracas en Venezuela. En 1506 se reunieron en Remesal, infame villorrio según algún cronista de la época, Fernando el Católico y Felipe el Hermoso, dispuestos a dirimir el complicado asunto de la Regencia de Castilla. De esta reunión surgió la Concordia de Villafáfila, de gran importancia para la Historia en mayúsculas.



Quizás el siguiente hito histórico que afectó profundamente a la vida de nuestras comarcas fue la Desamortización de Mendizábal, iniciada a finales del S.XVIII. Supuso la salida a pública subasta de multitud de fincas, en su mayoría procedentes de monasterios y ordenes militares, lo que en la práctica condujo a su declive definitivo. Los primeros compradores fueron miembros de la nobleza, pero pronto los vecinos, de forma comunal principalmente, adquirieron posesiones tanto en los pueblos como en las sierras. Los habitantes de nuestra tierra mantenían una lucha continua contra las anquilosadas instituciones del Antiguo Régimen, que a base de antiguos privilegios suponían una carga insoportable para la vida en la comarca.



El S.XIX fue convulso, como en el resto de España: la invasión francesa, las alternancias entre liberales y conservadores, las algaradas carlistas, los conflictos fronterizos con Portugal… todo esto tuvo una especial importancia en nuestra zona. Pero también hubo periodos de expansión económica: en lugares como Villardeciervos, basados principalmente en el comercio / contrabando con el reino lusitano; en otros, como Puebla, por el afianzamiento de la pequeña burguesía. Sin embargo, el fin de siglo trajo la crisis general y el inicio de las grandes migraciones, con América como destino principal.

El S.XX nos trajo a Alfonso XIII navegando en aguas del Lago y a Miguel de Unamuno escribiendo “San Manuel Bueno, Mártir” en sus orillas. Alejandro Casona visitó San Martín de Castañeda, Sotillo y otros pueblos del entorno al frente de sus Misiones Pedagógicas, quedando espantado ante las condiciones de vida que encontró. Todos ellos tuvieron su papel en la Guerra Civil que asoló el país en los años 30. No fue esta región campo de batalla, pero sí se sufrieron profundamente las consecuencias: hambre, represalias, combates entre maquis y guardia civil… y un nuevo florecimiento del estraperlo, contrabando con Portugal. De gran importancia para la economía de los vecinos fueron dos grandes obras públicas: la línea férrea desde Zamora hasta Orense y la explotación hidrográfica de nuestros ríos. Sí, ofrecieron trabajo. Pero muchos dejaron lo mejor de sus vidas en las excavaciones de los túneles del Padornelo, la rotura de la Presa de Vega de Tera arrasó con el pueblo de Ribadelago y los embalses de Cernadilla, Valparaíso y Argavanzal anegaron las mejores tierras ribereñas, amén de hacer desaparecer localidades enteras como Manzanal de Abajo o la mitad de Sandín.
Tal vez la catástrofe de Ribadelago y el final de las grandes obras aceleraron la segunda gran migración, en este caso con destino a las ciudades, que dio un tremendo golpe a la vida cotidiana de nuestros pueblos.

Hoy Sanabria y Carballeda son dos comarcas que comparten los problemas del mundo rural español, pero también todas sus ventajas. El cambio de los usos sociales ha puesto en valor cosas, antaño despreciadas, en las que nosotros somos ricos: entorno natural, patrimonio cultural, aire puro, tranquilidad… La vida en las grandes ciudades, tan agobiante a veces, favorece el crecimiento del turismo rural, que, si bien no debe convertirse en una especie de monocultivo, sí ha propiciado un cierto freno al despoblamiento y, sobre todo, un orgullo por lo que somos, una conciencia de autoafirmación.



¿Y el futuro? Llegará… a su tiempo. En lontananza asoma la estación del AVE en Otero de Sanabria, la explotación de energías alternativas y respetuosas con el medio ambiente, la lucha por compatibilizar la protección del entorno natural con la mejora de las condiciones de vida… Sea lo que sea, quizás nosotros no, pero ahí estará nuestra tierra para verlo.




17 sept 2009

La Berrea del Ciervo

















Tiempos de ajetreo para los ciervos. Dice el artículo de la Wikipedia : "Se conoce comúnmente como berrea al periodo de celo del ciervo rojo, debido al sonido gutural que emiten los machos. Este período se inicia a comienzos del otoño boreal, normalmente a fines de septiembre. Los machos se encuentran en su máximo esplendor al comenzar la temporada, e intentan adueñarse de un territorio. Las demostraciones de poder de los machos incluyen los berreos y luchas rituales, en las que utilizan su cornamenta. Los territorios preferidos son en los que las hembras deban beber o alimentarse. Los machos ganadores reúnen harenes de hasta 50 hembras. Normalmente después de un par de intentos, el macho monta a la hembra, durando el coito fracciones de segundo. De no haber fecundación, la hembra vuelve a ovular luego de unos 18 días. La gestación dura unos 235 días, tras la cual nace un único cervatillo. Las astas, la principal arma del macho, caen en marzo, y vuelven a crecer, proceso que se repite anualmente."
Las fotos no pertenecen a la berrea propiamente dicha, un fenómeno principalmente nocturno difícil de ver, pero fácil de oír. Y amigos, os aseguro que acercarse a los caminos de la Carballeda en el final del día y escuchar el ruido de los cuernos en sus batallas, el bramido profundo de los ciervos, es una experiencia que pone los pelos de punta.

Por una vez debo añadir un mensaje de nuestro patrocinador: Hospedería El Pico del Fraile ha lanzado una oferta que incluye alojamiento y rutas a caballo al acecho de la berrea. Naturaleza en estado puro. Podéis poneros en contacto con ellos en la dirección del banner de arriba a la derecha. Decidle que vais de mi parte, a ver si hay suerte y aumentan su mecenazgo ;-)