28 dic 2010

Peregrinos por Sanabria, 1612


"Febrero 17, Viernes. Bajo el furor de un aire muy frío salimos de Zamora y por no acertar bien el camino lo perdimos dos veces y en un lugarejo salió un hombre metido en un zamarrón y preguntó si estábamos desterrados caminando con tal día. Todos los ríos, arroyos y charcos estaban helados. Fuimos al gran río Esla que viene de las montañas de León y lo pasamos por barca. De allí tarde llegamos a Carbajales, nos faltaba ya el vigor para aguantar tanto frío y aire, allí nos reparamos y habiendo pasado por el pueblo de Vega la Trave, que está asentado en la ribera de un río que estaba en partes todo helado, ya muy tarde llegamos a Valer, ruin lugar entre peñas, mala posada y peor abrigo y ninguna cama, lo pasamos mal aquella noche, con mucho frío y en un medio pajar o caballeriza.


18, Sábado. Fuimos a Mair [Mahide], mejor pueblo que Valer y mejor proveído, y de allí a Robledo y ya tarde a la Puebla de Sanabria, que está en un alto con sus murallas y abajo un hermoso río con su puente. Allí fuimos a hospedarnos a casa de Juan de Dios, debe de ser del Saturno u otro que fuese mesonero. Aquí hay aduana y en ella hubiéramos de tener pesadumbre sobre el registro de las cabalgaduras que ha de hacerse antes de apearse, y también porque es el último lugar de Castilla.


19, Domingo. Amaneció nublado y algo mollisnando. Salimos a las diez, con tanto miedo como si fueramos a entrar en el golfo. Cuando llegamos al lugar de Requexo, primero de Galicia; no habiendo nevado antes comenzó a nevar bonicamente, pasamos aprisa hasta Lubián, subiendo al puerto de Padornelo y fuimos con gran prisa y trabajo de la ventisca y nieve que iba cubriendo el camino, ayudándonos la guía y también las carretas y arrieros que iban pasando el puerto y con esta tormenta lo pasamos medio a la posta y llegamos al Padornelo que es buen lugar y subimos otro puerto, de la Canda de la misma suerte con gran nieve y no menos viento a la villa Vella [Vilavella], ribera de un río, con sus molinos y pasamos adelante por aquellas montañas todas pobladas de lugaricos, y ya muy de noche, muy helados y mojados llegamos al Pereiro, siete leguas de la Puebla que son más que nueve porque las leguas de Galicia son mayores que las de que son en Andalucía [...]"


Este texto pertenece a un documento conservado en el archivo catedralicio de Granada. Refleja el diario de un viaje de peregrinación realizado por un grupo de religiosos andaluces hasta Compostela siguiendo la Vía de la Plata y la variante sanabresa en los primeros años del S.XVII (posiblemente en 1612). Es uno de los testimonios más antiguos de esta variante de los que se tiene noticia.El profesor Julio Rubio Lapaz ha identificado como autor del mismo al canónigo Bernardo de Aldrete, un destacado filólogo en su época y que también fue reconocido como historiador, arqueólogo y gramático.


Su relato es rico en descripciones, datos etnográficos y referencias a costumbres... salvo cuando se interna en nuestras tierras, no se sabe si por la prisa por pasar a Galicia o por las calamidades que el invierno les regaló: leyendo el texto se palpa la irritación -y la prisa - del peregrino. La aduana a la que hace referencia en Puebla fue establecida en tiempos de Felipe II y no por ser la última plaza de Castilla, si no por las mercancías que del puerto de Vigo seguían este camino hacia la meseta. El canónigo también identifica Requejo como primer pueblo de Galicia: no tengo muy clara la división territorial en ese momento ( la división provincial más o menos como la conocemos hoy es bastante posterior), pero dudo mucho que así fuera.


Varias veces hemos hablado en el blog sobre los caminos hacia la capital. Lamentablemente, este texto no nos saca de dudas en un punto crucial ya que no entra en detalle al narrar el trayecto desde Mahíde hasta Robledo. Si introduces la ruta en Google Maps  te recomienda (en este siglo) el camino a San Pedro de las Herrerías, Boya, Cional y desde allí en paralelo al río Tera (que, por cierto, fue una de las posibilidades que se barajaron para la carretera N-525). Yo sin embargo pienso que debió seguir la cañada que pasa por las cercanías de Mahide hasta Flechas y de ahí cruzar los altos de la Culebra hasta Linarejos. Esta opción deja de lado el puente sobre el arroyo de los Infiernos de San Martín de los Cuérragos, que, sigo pensando, debió de tener gran importancia en esa época. ¿O tal vez se construyó para favorecer otro camino que viniese desde Río Manzanas bordeando la frontera? Y queda, todavía, otra tercera alternativa: que el grupo siguiese el paso por donde más tarde se tendió la línea férrea, desde San Pedro a Robledo atravesando entre Linarejos y Pedroso. En fin, si alguien puede aportar más información será bienvenida.

Y una última nota: la descripción del paso de las Portillas de Padornelo y la Canda, en pleno febrero y bajo la nieve, y aún así con tráfico de arrieros y caminantes, creo que puede sembrar algunas dudas sobre la interpretación de Kruger (tres siglos después) sobre la estanqueidad de la frontera entre provincias. Yo pienso que la comunicación fue contínua y no sólo por este trayecto, si no a través de otros muchos pasos de la sierra Segundera. Pero éste, claro, es otro tema.


Las fotos corresponden a la iglesia de Santa Marta de Tera - por donde no pasó el grupo de Bernardo -, una joya del románico en la vecina comarca de Los Valles que alberga la más antigua imagen conocida de Santiago ataviado con los símbolos del peregrino.


Fuente: Julio Rubio Lapaz. Revista Compostellanum. Universidad de Santiago, 1993

24 dic 2010

Brindis


Sé que muchos de nosotros tenemos sensaciones contradictorias ante fechas como estas - qué bien lo explicó almalaire hace unos días: La comercialización, la melancolía, el consumismo desenfrenado y hasta las fraternidades impostadas. Coincidirán que tampoco nos sobran oportunidades para brindar, así que...

"Para los gordos, para los flacos, para los altos, para los bajos, para los que ríen, para los optimistas, para los pesimistas, para los que juegan, para las familias, para los reyes, para los magos, para los responsables, para los comprometidos, para los náufragos, para los de allí, para los que trabajan, para los de aquí, para los románticos, para los que te quieren, para los que no te quieren, para los que te quieren mucho, para los que te quieren poco, para los bronceados, para los nudistas, para los supersticiosos, para los originales, para los calculadores, para los sencillos; para los que leen, para los que escriben, para los astronautas, para los payasos, para los que viven solos, para los que viven juntos, para los que se enrollan, para los que besan, para los primeros, para los últimos, para los hombres, para los precavidos, para ella, para los músicos, para los transparentes, para los que disfrutan, para los fuertes, para los que se superan, para los que participan, para los que viven, para los que suman, para los que no se callan, para nosotros... para todos (1)" y por todos, alzo mi copa:

"Primero, por la rica tabernera;
en honor a ella beben los hombres libres.
Una vez más, por los cautivos;
después, beben tres veces por los vivos;
cuatro, por el conjunto de los cristianos;
cinco, por los fieles difuntos;
seis, por las hermanas frívolas;
siete, por los caballeros salvajes
."
(Codex Buranus, Carmina Burana)

Que los vientos nos sean propicios en nuestra travesía y que nos sigamos viendo, al menos, por aquí.

Campaña publicitaria
 sit tibi convivium levis!


(1) Este texto es, por supuesto, el del famoso anuncio de Coca Cola de hace unos años. Porque en la publicidad también se puede hacer cosas dignas.
(2) Esta entrada está especialmente dedicada a mi amiga Arena. Besos: Va por ti.


19 dic 2010

Recuerdos de la Escuela en Cional


En el pueblo nunca tuvimos profesores ni profesoras, allí solo había maestro para los niños y maestra para las niñas.
Tampoco en los primeros años de escolarización había distintos libros para cada materia, En el Parvulito primero y luego en la Enciclopedia Álvarez estaban todas las asignaturas, incluida religión y formación político social.
Mi primera maestra se llamaba Mari Cruz. Ella vivía en la casa destinada a la maestra, una casa bastante adecentada si la comparamos con las demás del lugar destinadas a familias trabajadoras de la labranza y la ganadería.


La vivienda era grande y oscura, la fachada principal estaba orientada hacia la carretera, y en la parte de atrás tenía un pequeño huerto por el cual se acedía diréctamente a la escuela, sin tener que dar la vuelta a la manzana.Allí a las niñas nos dejaba una pequeña parcela, parcela como la que puede ocupar una mesa de centro en un salón,y nosotras, con pequeños trozos de pizarra incrustados en la tierra, limitábamos nuestros dominios, y plantábamos las flores que más nos gustaban , lirios, pensamientos, azucenas y dalias.En las horas del recreo cuidábamos y veíamos crecer las plantas con el mismo cariño que cualquier experto jardinero puede cuidar sus rosales.



Para mitigar el frío, cada niña llevaba su propio brasero hecho en una lata de sardinas de las de kilo, con un alambre largo alrededor para poder transportarlo. También se ocupaba cada día una alumna de calentar en su casa un cubo grande de agua para preparar en la hora del recreo la famosa leche en polvo. Recuerdo que Mari Cruz pidió a mis padres que me dejaran ir a dormir a su casa, pues era muy miedosa y debió de pensar que una criatura de cinco o seis años era una buena compañía y una gran defensa.
Así que después de la escuela iba a mi casa pero tardaba muy poco en regresar a la suya, porque todas las tardes me invitaba a merendar pan con chocolate un lujo que mi familia no podía permitirse muy a menudo.Yo guardaba a veces un trozo y con ese tesoro podía obtener algún favor especial de mis hermanos.


Pero esta situación duró poco porque las maestras en el pueblo a veces solo permanecían un curso e incluso algunas cambiaban cada trimestre.También recuerdo a Marisa, la primera que dio clases mixtas debido a la escasez de niños con la ausencia de matrimonios jóvenes que tuvieron que buscar trabajo en las grandes capitales en los años cincuenta y sesenta.Marisa introdujo en clase la gimnasia, las canciones y las excursiones siempre dentro de los límites del pueblo. También las tardes de labores se alternaron con las de trabajos manuales que hasta entonces nunca habíamos hecho.Eran otros tiempos, muy duros para los mayores pero muy felices para los niños. Y yo viendo las necesidades que había en casa estaba deseando cumplir los catorce años para venirme a Madrid y así ayudar a los padres.Quería venir a Madrid no a Barcelona, o a Valencia siempre pensé que en la capital de España encontraría trabajo y que allí estaba mi futuro ¡Como así fue!
Sara Pomeda, de Cional




En la anterior entrada sobre Villardeciervos, Sara me pidió un recuerdo para Cional, pedanía de la villa que a veces queda un poco eclipsada por su vecina. Yo contesté retándola a que escribiese ella misma el texto, que yo me encargaría de las fotos. ¡Y este es el resultado! Lo que siento sinceramente es no haber podido localizar la escuela o la casa de la maestra - no son ninguna de las casas que salen - pero la mañana era especialmente gélida y no encontré a nadie por la calle.
Muchas gracias, Sara, por este bello texto cargado de nostalgia y espero que te guste como ha quedado la entrada.



10 dic 2010

Villardeciervos: apuntes a vuela pluma


Vistos desde la Peña del Castro, el embalse de Valparaiso es apenas un charquito y Villardeciervos un puñado de casas en la llanura de la Carballeda. Los primeros cervatos - tal es el gentilicio informal de los nacidos en la villa - vivieron aquí, en el alto, con toda la región a sus pies y pendientes de quién iba y quién venía para conservar hacienda y linaje. Poco a poco los tiempos se fueron haciendo más apacibles y el pueblo bajó al llano. Los romanos hicieron pasar por las inmediaciones una de sus calzadas (la Vía Augusta XVII) y, posiblemente, el comercio generado trajo una de las primeras épocas de esplendor a la comarca. Hoy quedan como testigos huellas del trabajo en las herrerías, restos de villas campestres y un puñado de leyendas sobre túneles que atraviesan de parte a parte la Sierra de la Culebra - posiblemente, originadas por las minas de entonces.



En la Edad Media esta fue tierra de frontera y razias. Alguna de las Ordenes Militares que camparon por la región - no está claro cuál de ellas - posiblemente fue la constructora de la Casa Fortificada, de la que quedan restos junto a la iglesia. El pueblo cayó después bajo el poder de los Condes de Benavente, lo que originó no pocos pleitos y trifulcas por - llamésmolo así - contundentes diferencias de opinión. Seguro que  la hoy conocida como Casa de la Inquisición tuvo bastante faena, aparte de la atención que prestase al destacable barrio judío.



El XIX fue un gran siglo para Villardeciervos. Los cervatos se batieron con distinción en las guerras contra los franceses primero y contra los portugueses después, lo que les valió el derecho a lucir un bonito distintivo real y, más a lo práctico, el título de Villa. Aunque no empezaron con buen pie: una epidemia de colera diezmó la población allá por los años 30. Sólo después de superarla pudieron dedicar su talante batallador al comercio y salieron a recorrer los caminos de la Meseta, de Galicia y de Portugal. A este último mercado las autoridades lo consideraron contrabando y provocó sonados enfrentamientos: contaban los mayores que en una ocasión se llegó a retener y desarmar a toda una compañía de guardias que habían enviado desde la capital para tratar de poner un poco de orden. Algunas familias  - cuyos apellidos no son los que figuran en los numerosos procedimientos que se guardan en los archivos - consiguieron reunir importantes capitales y dieron el salto a la política. La villa intentó incluso arrebatarle a Puebla la titularidad del Partido Judicial de la comarca, y faltó muy poco. De esa época datan la mayoría de los caserios de piedra que aún hoy muestran las riquezas invertidas.




Los historiadores afirman que este éxito comercial trajo consigo las semillas de la decadencia. Los comerciantes abrieron almacenes y oficinas en las ciudades y sus hijos se fueron a vivir a ellas para controlar los negocios más cerca del consumidor final. La tercera generación ya no volvió al pueblo, en todo caso como residencia veraniega. Lo cierto es que, hoy por hoy, gran parte de la actividad de Villardeciervos se centra en el turismo (cinegético y de naturaleza) más que en el comercio de antaño. Lejos quedan los tiempos de la "Recua del millón", una de las hazañas más sonadas de los viejos contrabandistas de la que todavía se habla (poco, eso sí: el contrabando siempre era cosa de "el pueblo de al lado", no del propio.)


30 nov 2010

Cae la nieve


Tras un tiempo de destierro y nubarrones regreso con los ánimos bien cargados justo para recibir la primera nieve de la temporada en los valles. Sí, ya está con nosotros Maese Invierno, y ahora ni enharina ni enfariña nada: ha cubierto todo con un albo manto de talco que convierte a los pueblos en estampas. Como en el jardín del gigante de Oscar Wilde, llega el momento de quedarse tras los ventanales y esperar el filandón de la noche al abrigo del hogar.


Rescataba ayer en facebook los primeros versos de un poema de Mestres: aquí está al completo:

Cae la nieve copo a copo.
Mientras afuera nieva,
contemos cuentos, vida mía,
cerca del fuego.

Contemos cuentos hasta el alba;
yo sé tantos, que te hablaría
todo el invierno sin parar,
de reyes moros y princesas,
de castillos llenos de riquezas
custodiados por una sierpe,
de doncellas encantadas
y de brujas y de hadas ...

¿Quieres aquél de la doncella
que el gigante que la peina
sus cabellos cuenta uno por uno?
¿O el de aquel difunto en pena
que al rumor de su cadena
va clamando escalera arriba:
"Marieta, oh Marieta,
ya estoy en el último escalón ..."?

¿O tal vez prefieres
aquel otro que conoces
de una niña y un galán,
que, convertidos en golondrinas,
se susurran requiebros suaves
a las barbas del gigante?
Ah, traidora, ya sabía
que era éste el que querías.

Cae la nieve copo a copo.
Mientras afuera nieva,
contemos cuentos, vida mía,
cerca del fuego.
Apel les Mestres, 1889 


Nota 1: Dado que no soy precisamente un erudito de la lengua catalana, adjunto la versión original por si alguien se anima a una mejor traducción: "Cau la neu de floc en floc. Mentrestant que a fora neva contem qüentos, vida meva, prop del foc.
Contem qüentos fins al dia; jo en sé tants, que te'n diria tot l'hivern sense parar,de reis moros i princeses, de castells plens de riqueses que una brívia sol guardar, de donzelles encantades i de bruixes i de fades...
Vols aquell de la fadrina que el gegant que la pentina sos cabells compta un per un? O el d'aquell difunt en pena que al remor de sa cadena va cridant escala amunt: "Marieta, oh Marieta, ja só a l'última escaleta..."?
O tal volta prefereixes aquell altre que coneixes d'una nina i un galan, que tornats dos orenetes se murmuren amoretes a les barbes del gegant? Ah, traïdora, ja ho sabia que era aquest el que et plauria.
Cau la neu de floc en floc. Mentrestant que a fora neva contem qüentos, vida meva, prop del foc"



Nota 2: Como me consta que hay espíritus doloridos, me gustaría dejar constancia que la elección de un autor barcelonés para el fragmento de hoy no tiene nada que ver con el resultado de cierto encuentro balompédico reciente ;-)

17 nov 2010

Un paseo junto al Lago de Sanabria


Desde los Santos - como manda la tradición - la nieve enharina los altos de Segundera y la Cabrera. Pero abajo, en los valles, el otoño resiste antes de la embestida definitiva de Maese Invierno. Tal vez algo maltrecho ya: las hojas de los robles son casi las únicas en mantenerse firmes en las ramas e, incluso, apuntan todavía pinceladas verdes entre el dorado que todo enseñorea. Mientras resistan, el otoño guardará al menos un hálito cansado pero firme.


Llevaba un tiempo sin salir - esas aburridas necesidades del día a día - y las piernas empezaban a murmurar abiertamente su rencor: que si dimes, que si diretes, que si yo me voy por ahí y que salga el sol por donde salga... Así, no me quedó más remedio que robar unos minutos que no tenía y llevarlas de paseo por los alrededores de mi querido lago.



La mañana - un martes - nació entre virutas de niebla adheridas a la escarcha. En el lago, un somormujo nadaba como si buscase el centro geométrico de aquel espejo; él y yo parecíamos ser los únicos madrugadores en varios kilómetros a la redonda. Deambulé en principio sin rumbo claro, pero pronto los colores me condujeron por uno de los senderos que bordean la lámina de agua. Pensé que quizás me sería posible llegar hasta la isla donde antaño los Pimentel erigieron una de sus villas veraniegas - sabían lo que se hacían.



El sol se abrió paso al fin entre la neblina y me sentí inundado por el ocre de los robles, el amarillo del bosque de ribera, el verde rabioso de la hiedra parásita - ésta sí puede llegar a secar un árbol, Tejón: los líquenes nunca. Encontré también algunas setas, bellas aunque la helada las amurrió sin remedio; y hasta vi las heridas rojas de lo que creí cancereixos, pero no pude acercarme lo bastante para comprobarlo.



Y entonces sonó el teléfono. ya es mala suerte, con la mala cobertura de la que gozamos. Y me jod@#$***ron el paseo: como si la niebla hubiese caído de nuevo, como sí los colores huyeran por el desagüe. Las vulgaridades del día a día se habían alzado en armas y aparecieron dispuestas a cobrarse su tributo. Me di la vuelta, sabiendo cuánto dejaba atrás.


Ahora sé cómo se sienten muchos de nuestros visitantes.

8 nov 2010

Postes

Después de tantas veces como han machacado mis encuadres, al final han conseguido una entrada para ellos solitos.


"Aquel año los vendavales de invierno fueron prolongados y duros. Durante varios días seguidos los árboles no conocieron el reposo. Incesantemente encorvados, cabeceando y retorciéndose, llenaban el bosque de ruido siniestro de sus crujidos y del batir de sus ramas. Les era imposible descansar de tan violento ejercicio y sus hojas secas, arrebatadas por el huracán, parecían llevar demandas de socorro. Temblaban desde las raíces hasta las más débiles ramas, y el viento no se compadecía. A la tercera noche, un cedro no pudo más y se desplomó, roto. Las ramas de algunos compañeros próximos intentaron sostenerlo, pero estaban cansadas también y se quebraron y dejaron resbalar hasta el suelo al bello gigante, con un golpe que resonó más allá de la fraga. Todo fue duelo. El hueco que deja en un bosque un árbol añoso es tan entristecedor y tan visible como el que deja un muerto en su hogar. Únicamente el poste pareció alegrarse.
—Al fin se decidió a cumplir su destino —declaró—. Ahora podrán hacerse de él muy hermosas puertas, que es para lo que había nacido; no para esconder gorriones y para tararear tonterías. Y ustedes aprendan de él. ¿Qué hace ahí ese nogal? Otros muchos más jóvenes he tratado yo cuando se estaban convirtiendo en mesas de comedor y en tresillos para gabinete. ¿Y aquel castaño gordo, tan pomposo y tan inútil? ¿A qué espera para dar de sí varios aparadores? ¡Pues me parece a mí que ya es tiempo de que tenga juicio y piense en trabajar gravemente! ¡Vaya una fraga ésta! ¡No hay quien la resista! Si yo no estuviese absorto en mis labores técnicas, no podría vivir aquí. [...]


Pasado cierto tiempo, volvieron al lugar unos hombres muy semejantes a los que habían traído el poste; lo examinaron, lo golpearon con unas herramientas, comprobaron la fofez de la madera carcomida por larvas de insectos, y lo derribaron. Tan minado estaba, que al caer se rompió.
El bosque hallábase conmovido por aquel tremendo acontecimiento. La curiosidad era tan intensa que la savia corría con mayor prisa. Quizá ahora pudieran conocer, por los dibujos del leño, la especie a que pertenecía aquel ser respetable, austero y caviloso.
—¡Mira e infórmanos! —rogaron los árboles al pino.
Y el pino miró.
—¿Qué tenía dentro?
Y el pino dijo:
—Polilla.
—¿Qué más?
Y el pino miró de nuevo:
—Polvo.
—¿Qué más?
Y el pino anunció, dejando de mirar:
—Muerte. Ya estaba muerto. Siempre estuvo muerto.
Aquel día el bosque, decepcionado, calló. Al siguiente entonó la alegre canción en que imita a la presa del molino. Los pájaros volvieron. Ningún árbol tornó a pensar en convertirse en sillas y en trincheros. La fraga recuperó de golpe su alma ingenua, en la que toda la ciencia consiste en saber que de cuanto se puede ver, hacer o pensar sobre la tierra, lo más prodigioso, lo más profundo, lo más grave es esto: vivir."
Wenceslao Fernandez Florez. El bosque animado.

Para bien o para mal ya forman parte del paisaje de nuestra tierra.


ULTIMA HORA

Logio nos avisaba de la llegada de otra ciclogénesis explosiva. Por aquí, de momento, estamos en alerta naranja por peligro de fuertes vientos.


Pero el temporal parece ir a más.

La idea de esta foto se la he robado a Arena

2 nov 2010

La Misión en Sanabria, 1934


Hay que ir a esos pueblos con elementos de acción social inmediata y eficaz; darles, junto a las normas higiénicas, la posibilidad de cumplirlas; llevarles abonos y semillas y enseñarles prácticamente las mejoras posibles de sus cultivos tradicionales; dotar esas escuelas de material útil; fundar comedores y roperos; trabajar por estos niños, por estos campesinos, por estos maestros, con la inteligencia y con las manos, en comunión de ideales e intereses, y llamar vigorosamente a las puertas de la opinión pública para lograr ese esfuerzo colectivo que borre de una vez las sombras más tristes del mapa español. [...]


Por las mañanas, desde que se inauguró el comedor, actuamos en la escuela: pequeños trabajos de decoración escolar, lecturas amenas, realizaciones manuales, canciones, juegos y destrezas al aire libre. Somos ya amigos de estos niños; nos buscan, nos saludan a gritos, desde lejos, cuando nos ven llegar, y corren a nuestro encuentro: nos miran de frente, y hablan y ríen libremente con nosotros. En la escuela vamos familiarizándoles con el nuevo material de trabajo: las cuentas y fichas de color para el cálculo, la cartulina y las tijeras, la pintura por el recorte en papel charol, la plastilina, la tiza de colores. Rompen a dibujar figuras, esquemas y palabras, recortan y pegan molinos de viento que llevan luego gozosamente al recreo. Ellos, a su vez, hacen lo imposible por agradarnos. Se lavan las manos, se peinan. Algunos niños se arriesgan a prescindir de la boina mugrienta, por lo menos en las horas de sol. Otros, excediéndose en celo, llegan a presentarse con el pelo reluciente de aceite [...]


Una tarde vamos a tomar café a la casa parroquial, invitados por D. Pedro. Este buen cura de aldea, amigo y colaborador de la Misión desde el primer día, es ejemplo vivo de lo que hasta hoy habíamos tenido por una inocente creación literaria: el clérigo rural de breviario y escopeta, discreto en la campechanía y devoción, caliente de sentido humano, con la frente curtida de soles y las manos humildes hechas a la rienda, el azadón y el óleo [...] Charlamos amigablemente, liando tabaco portugués en papel del Rey de Espadas. Corzos, cosechas y niños saltan en la conversación. Nos habla del monasterio bernardo en ruinas, dueño antaño de vega, caza y pesca; del archivo parroquial, que acredita su antiguedad -en el Siglo X se le mandaba reconstruir, contemporáneamente al foro promulgado en privilegio de los monjes por Ordoño II y que ¡todavía- grava las pobres cosechas de San Martín-. Hablamos del Lago, rico en truchas asalmonadas, usurpado durante años en mentida propiedad particular por una señora que se decía heredera del privilegio bernardo [...]


[En Ribadelago] Un joven maestro, de reciente nombramiento también -D.J.Enriquez de la Rúa-, lucha bravamente en la escuela. Ha empezado, como nosotros en San Martín, por limpiar el local de arriba abajo a fuerza de brazos, apartando inexorablemente los viejos trastos docentes para implantar nuevos modos. Nos habla ilusionadamente de proyectos, intentos y realizaciones, que delatan el espíritu del auténtico maestro a quien la fe y el ímpetu juvenil ayudan contra todas las desdichas de la incuria tradicional. Contemplamos con simpatía su obra inicial y, pensando en San Martín (el pueblo y el santo) decidimos partir con él nuestra capa misional [...] viniendo a ser la primera respuesta que encuentre este maestro clamando, como tantos, en nuestros desiertos. [...]

La escuela de San Martín, con la cama del maestro al fondo, antes de las reformas
¡Y qué contrastes en estas aldeas de emigración ultramarina! Junto a los analfabetos que dificilmente ligan las primeras sílabas de los letreros castellanos, hay emigrantes que leen correctamente los rótulos ingleses de las películas Eatsman; junto a los que ven el cine por vez primera y apenas comprenden las piruetas de Charlot, hay quien ha conocido personalmente a Chaplin y recuerda años babélicos de Nueva York a San Francisco. [...]

El comedor social abierto por la Misión
La actitud de los pueblos con nosotros, cordialísima y fervorosa en todo momento. No olvidaremos las rondas y danzas típicas con que nos obsequiaron en Galende, la emoción de Ribadelago, los abrazos de San Martín, la gaita de Ungilde, la alegría sudorosa de los mozos de Vigo que, en plena noche, sacaban en vilo a la carretera nuestro coche caído por un terraplén [...]
Alejandro Casona. Memoria de la Misión pedagógica social en Sanabria, Zamora. (Del 5 al 15 de Octubre de 1934)

Foto tomada del blog de Jordi Siracusa
Desde hace algún tiempo llevo dándole vueltas a esta entrada y la mejor manera de enfocarla; para acabar llegando a la conclusión más obvia: mostrar las palabras de quienes allí estuvieron, sin más.
El texto completo puede consultarse en la Biblioteca Digital de Castilla y León, de donde están tomadas las fotografías. Que nadie piense, por favor, en ningún tipo de censura por haber omitido en esta ocasión los pasajes más duros sobre la pobreza de la comarca. Esta vez he querido dirigir el foco sobre las personas: los que llegaron y los que se encontraron. Algunos de ellos todavía viven.