29 ene 2010

El Mayor Espectáculo del Mundo


Todos los años, fiel a su cita, el circo llega a las tierras de Sanabria Carballeda. Aparcan las caravanas, alzan la carpa, pegan algunos carteles. Luego, un coche con altavoces recorre los pueblos anunciando la buena nueva. Esa misma tarde, al salir del cole, los chavales se arremolinarán en torno a los corrales donde dormitan animales pocas veces vistos, conteniendo a duras penas una expectación creciente.
Siempre es el mismo circo, al menos desde que yo lo conozco. Una compañía familiar en la que, de año en año, ves como la niña que se movía pizpireta entre bambalinas es ahora asombrosa contorsionista y el antaño domador disimula el michelín bajo la levita. Los papeles se desdoblan y el payaso se parece mucho al que vende palomitas en el intermedio, y ambos, a su vez, al conductor del coche anuncio. La función queda tan lejos del Ringling Bross como del Cirque du Soleil, pero los artistas ponen todo su empeño y brillan, deslumbran bajo los focos. Para los niños sigue siendo, sin duda, el mayor espectáculo del mundo.
Ofrecen cuatro o cinco sesiones en los pueblos más importantes y al poco, tal como llegaron, sus caravanas se alejan por un camino sin fin en busca de nuevos lugares donde sembrar un poquito de su magia. Si el día es de calima, hay veces que la imagen parece trastocarse y las modernas roulottes se transforman en carretas pintadas con lunas y estrellas, como aquellas en las que saltimbanquis y titiriteros, sus antecesores directos, hollaron las sendas de los viejos reinos.


La chavalería tiene tema de conversación para varias semanas. Y casi todos los años hay alguno entre ellos que, durante un tiempo, se queda a la sombra de los robles con la mirada fija en el camino, soñando en cómo sería recorrer el mundo guiando una caravana de sueños.


24 ene 2010

Sanctam Columbam



(...)Me acerqué al pueblo con la intención de fotografiar cierta sepultura en la que me habían comentado se funden elementos católicos y judíos. Resulta que es día de fiesta y un amable paisano, tras verme cargado con la cámara y mis múltiples libretas, se empeña en que comparta la mesa con la familia. No hay manera de librarme y el agasajo concluye ya oscurecido. Camino del coche, me cruzo con un grupo de jóvenes que, entre risas, parecen dispuestos a continuar la fiesta hasta el amanecer. Les oigo cantar:
Sé quién tiene la llave de una ciudad
y sé quién tiene la espada que vencerá”
No parecen conocer nada más de la letra, que repiten varias veces. No es algo extraño en romances antiguos. Se despiertan todas mis alarmas. Entre la documentación que manejo, un artículo menciona que el pueblo mantiene aún hoy un barrio conocido como del franco, que, pese a lo que pueda parecer, no guarda relación con el antiguo dictador del país sino con un posible asentamiento extranjero en tiempos de la Reconquista. Dado que este lugar nunca alcanzó categoría de villa: ¿pudiera ser que el cantar datase de tan antiguo?(...)


La Mundeira


(...)Busco entre mis dossieres y mando consultas a la Universidad. Encuentro en el Libro Tumbo del monasterio de San Martín de Castañeda la donación de Pedro Pérez de un realengo recibido del leonés Fernando II -aquel durante cuyo reinado se instauró la bula del año santo compostelano, ver apuntes sobre el Camino Sanabrés: “ Sancta María de Avitello, sito iuxta Cubleiros et Sanctam Columbam ”. Data de 1171, pero pienso que los orígenes del pueblo se sitúan un par de siglos atrás, en los tiempos de Alfonso III , el último rey del gran reino astur antes de la separación bajo nuevas banderas. Alfonso realizó una gran labor repobladora y es significativo que mandara traer orfebres francos para labrar la Cruz de la Victoria, todavía hoy símbolo de Asturias (...)



La Aldonza

(…) Sé que caigo en el riesgo de intentar adecuar los datos empíricos a mis propias experiencias. Pero no puedo evitar la tentación: mi origen y mi bagaje cultural son centro europeos y debo investigar la posibilidad de Saint Columba. No me refiero a Collumcille, el belicoso monje que provocó una batalla por los derechos sobre un libro copiado que provocó la muerte de 3.001 hombres (uno de su bando) y en penitencia por ello partió a evangelizar a los salvajes pictos. No en vano era descendiente de Niall de los Nueve Rehenes, el ardor guerrero estaba más que supuesto. En todo caso tendría que buscar la conexión con Columbanus, casi contemporáneo del anterior, que sí anduvo por Francia e Italia. ¿Puede ser que, entre sus disputas con la ortodoxia sobre la fecha más conveniente para celebrar la Pascua, llegase a España? ¿O que de alguna manera el culto a su figura llevase a un puñado de francos a darle su nombre al pueblo donde se asentaron?. Hum... difícil. Me voy cuatro siglos atrás, demasiado (…)






Barrio de la Iglesia

(…) Consulto el santoral católico y me encuentro con al menos cuatro Santa Colombas: de Sens, de Cornualles, de Roma y de Córdoba. Por cercanía, quizás esta última resulte la más interesante. Martir del S.IX, fue decapitada y arrojada a un río, del que su cadáver volvió a salir intacto. Veo, sin embargo, que las historias de las cuatro son muy parecidas entre sí, con lo que se puede tratar de la adaptación de una leyenda más antigua a distintas localizaciones y grupos sociales (comprobar el mito griego de Aretusa).


La Fragua

(...)Localizo algunos datos sobre una poderosa familia siciliana de apellido Santa Colomba y otra rama en la tierra de Ayala, señorío de Vizcaya, que llegó a participar en las batallas de Clavijo y del Salado. Sin embargo, la cuestión genealógica -incluidas menciones a los templarios, la Orden de Malta, los Caballeros de Santiago, etc.- me lleva a tal embrollo que tengo que desistir: ¡el apellido está distribuido por los cuatro confines del mundo!. La línea de investigación toponímica me lleva así mismo ante tal dédalo de confusión que me siento desfallecer: hay Santa Colombas de Curueño, Somoza, la Vega, las Monjas... Santa Colomas de Allande, Gramanet, Cervelló, Farners, Queralt, Arceniega, Burgos, Andorra... y no cuento las variantes en Francia, Argentina, etc. Sin embargo, la presencia en las cercanías de los pueblos de Lomba / Llomba (Barrio, Riego y San Miguel) me hace pensar que, tal vez, el nombre del lugar proceda tan solo del punto de origen de sus repobladores hispanos originales, posiblemente leoneses maragatos o asturianos, pues en ambas zonas existen tanto Lombas como Santa Colombas. Sería entonces un caso similar a Limianos, Castellanos, el propio Asturianos... Claro que Llomba viene de loma, lomo, y en principio no tiene relación con colomba, paloma... Ejem, lo dejo aquí de momento (...)


Fontano

(…) Me siento muy cansado. El rector Bistebol me lo ha dicho en más de una ocasión: “ Su mejor virtud es su inmensa capacidad de trabajo. Y su peor defecto, querido Herbert, es esa misma capacidad, que le lleva a obsesionarse y dar vueltas sobre sí mismo como un pollo sin cabeza.”
Hoy he subido hasta Peña Mira. Me acompañó en la visita una amable joven, perteneciente a la asociación cultural de la comarca. La vi tan interesada y tan informada en cuestiones de la tierra que no pude evitar mostrarle mis investigaciones sobre Sanctam Columbam. Me miró de una forma extraña y se echó a reír. No una sonrisilla ni una risa tímida: un ataque en toda regla. Cuando después de no poco tiempo consiguió controlarse, me explicó que la canción pertenece a un conjunto de música moderna llamado Ñu y que ella podía facilitarme el disco. Es lo que estoy escuchando en estos momentos. Salvo alguna tonada de aire claramente medieval, sólo se puede definir como heavy metal. Hum, no suena mal del todo.
Me acabo de dar cuenta que entre fiestas, cantares y estudios inútiles, no he fotografiado la sepultura que me llevó a Santa Colomba (...)

Conversaciones con mi dictáfono, Vol.LXIX




(N. del Ed.) Pese a las mayormente discutibles conclusiones a las que llega el profesor, los datos sobre Historia, Leyendas, Genealogia y Toponimia que aporta son reales:
Fuentes: Wikipedia
Thomas Cahill: De cómo lo irlandeses salvaron la civilización . Grupo Norma, 2007
Letra de la canción mencionada: J.Carlos Molina, de Ñu .

20 ene 2010

cien



Hum, los números. Todos lo son. Naturales, enteros, racionales, irracionales, primos, pares (impares). Pero desde nuestra inexactitud somos dados a celebrar los redondos, vaya usted a saber. Sucede que esta entrada supone la número cien del blog y, claro, no voy a evitar la conmemoración. Como soy un poco torpe se me ha ocurrido una vez más abusar de vosotros -seguidores, lectores más o menos habituales- y solicitar vuestra ayuda. Así os pido que, entre las cien entradas, elijáis una para recordar. La que más os ha llegado, la que os acercó a este espacio... la que gustéis.
Intento predicar con el ejemplo. Las fotos pertenecen a sesiones ya visitadas y aquí va mi lista de entradas significativas -aunque, como a todo “artista”, mi preferida es siempre la siguiente.



21-04-09 Sandín: de entre las aguas.
“Muchos años después, ya postrado en el lecho que habría de acogerle en su muerte, Aurelio Buenadicha aún recordaba la jornada en la que acabaron las obras del embalse de Cernadilla, el embalse que sepultó bajo las aguas para siempre la mayor parte de su pueblo natal (...)” [Leer Completo]



26-05-09. Trevinca, el techo de Sanabria y Carballeda.
“ (...)La cima está cubierta de nubes y vuelve a aparecer la nieve. Reponemos fuerzas con algo de alimento y bebida y tras no pensarlo mucho…la cabezonería empuja a trepar. El camino se intuye y pensando que en época primaveral o verano sería otro tipo de excursión, en este momento, la propuesta empieza a convertirse en una dura empresa. La ventisca a medida que vas subiendo a las caras expuestas del camino, empujan hacia atrás; la nieve se hace espesa y te metes hasta la rodilla o bien está casi petrificada por lo que sin crampones hay que pegar “patadas” en la misma, para hacer una “escalera” ayudándote de los palos de travesía. La cosa se llega a poner complicada y las fuerzas merman (…)” [Leer Completo]



20-06-09 Santa Cruz de los Cuérragos
“(...)Un día le pregunté al señor cura el porqué del nombre del pueblo: “Cuérrago viene del latín corrugus, que era el barranco por donde se arrojaba los detritos de las minas. Aquí se los llamamos a esos cauces que se marcan en las laderas, donde se acumula la vegetación. Y Santa Cruz, pues, siendo cristianos, ¿qué mejor nombre le podríamos poner, perillán?” y me soltó un pescozón de esos de por si acaso. Pero yo pienso que se equivoca, que el pueblo existía antes que los cristianos (…) [Leer Completo]



Estas son las mías. ¿Y la vuestra?



1. Monumento homenaje a las víctimas de Ribadelago
2. Ribera del Truchas, en las cercanías de Limianos
3. Sierra de la Culebra
4. Callejón en Puebla
5. Cruceiro de Rábano
6. Ciervo en Cernadilla

17 ene 2010

Piedras


Robledo

Requejo

San Román

Remesal

Muelas de los Caballeros

Sotillo

Porto


El Puente


Manzanal de Arriba

Sejas de Sanabria

Val de Santa María

Cerdillo

Rozas

Villardeciervos


piedra seremos, noche sin banderas,
amor inmóvil, fulgor infinito,
luz de la eternidad, fuego enterrado,
orgullo condenado a su energía,
única estrella que nos pertenece.

Pablo Neruda

14 ene 2010

Nubeiro (II)

(viene de aquí)
Javier no quiere irse. Observa cuidadosamente una foto de Juan Manuel en traje militar. Gorro de plato, casaca lustrosa. Una sonrisa apenas perfilada y unos ojos muy oscuros, profundos como una sima.
Despliega otra carta
y entonces
bucea en el tiempo.



Las paredes de la casa de Colón se le están cayendo encima. No puede más. Debe escapar. Gracias a sus contactos ha conseguido una documentación lo suficientemente buena como para ponerla a prueba. Quizás lo más lógico sería intentar salir por los Pirineos, como están haciendo todos. Pero él tiene asuntos que resolver en Sanabria: abrazar a su madre, a su hermana Amelia, también a Alicia. Recoger a Teresa en Santa Cruz, la chica a la que quiere desde que sirvió a su lado en esa misma casa. Y entonces huir. Cruzar hasta Oporto y embarcar hacia Méjico. No va a ser facil. Esta noche.
Un viaje en tren eterno, un sobresalto en cada estación. Manos firmes frente al revisor, manteniendo una confianza que no siente. Sin embargo, ya en Puebla, no se percata de unos ojos que le miran fijamente. Unos ojos que no le quieren. Los ojos de un pretendiente de Teresa que ha visto llegar a su enemigo. Juan Manuel no ha andado la mitad del sendero hacia su aldea cuando en el cuartelillo de la Guardia Civil ya se están cursando órdenes.
Javier Gómez es ahora Andrés, el maestro cantero casado con Amelia. Está sentado en un poyo a la puerta de casa, liando un cigarrillo de picadura. Sus pensamientos son sombríos. El trabajo está peor que nunca. Aunque hubiese dinero, no hay nada para comprar en el mercado. Otro hijo en camino y su cuñado se oculta en el desván. Sí, por poco tiempo. Lo justo para descansar y seguir camino, pero no se siente tranquilo. Puede pasar algo. Algo como que la pareja de la Guardia Civil se llegue ante él, tricornios calados, naranjeros al hombro. “ Venimos por Juan Manuel X”. “ No está aquí”. “Mira que nosotros lo sabemos todo, Andrés. Esto no va contigo. Venimos por Juan Manuel”. Amelia se ha asomado al dintel. Tiene los ojos llenos de lágrimas y retuerce las manos sobre su regazo de embarazada. Se muerde los labios. “ No puedo ayudarles, señores”. “ Ven con nosotros”. Allá van, Andrés delante, los capotes de los guardias revoloteando detrás. La mujer llora desesperada. Es su hombre, el padre de sus hijos. Pero el que duerme arriba es su hermano, su pequeño. Necesita una oportunidad.
El primer golpe no tarda en llegar, apenas perdida la casa de vista. El infame vergajo con punta de plomo le rasga la carne de la espalda. Esto va a ser duro. Le llevan a la taberna del pueblo de al lado, la que tiene trastienda. Los parroquianos salen en un silencio precipitado. Llueven vergazos, patadas, puñetazos, bofetadas. Una labor hecha a conciencia.
Juan Manuel se presenta en el cuartel de Puebla. “ Me llamo Juan Manuel X. Soy comandante de Estado Mayor del Ejercito de la República. Vengo a entregarme y exijo que se me de un trato acorde con mi rango”. Mantiene una posición altiva que impresiona a sus captores. El sargento le ofrece café y cigarrillos.



Javier Gómez se frota las sienes. Tantas horas descifrando las complicadas caligrafías le han levantado dolor de cabeza. Pero tiene que seguir. Tiene que saber.

El cantero gallego no se recuperó de la paliza. Se fue muriendo durante un año hasta que al fin expiró. Amelia quedó sola para sacar adelante a sus cuatro hijos. Juan Manuel sufrió condena en un campo de concentración de Alicante, desde donde escribió numerosas cartas a la familia que llegaban con el sello de “CENSURADO”. Cinco años después logró el indulto. Se casó con Teresa y se instalaron en Madrid, aunque volvían con frecuencia a Sanabria. Medró como constructor bajo el régimen franquista y construyó barrios enteros, que alquiló a sanabreses emigrados en la época del despoblamiento. Amelia le siguió viendo como su pequeño. Siempre reservó lo mejor de la exigua matanza para los paquetes que le mandaba por el coche de línea. Juan Manuel enviaba a sus sobrinos recortables y revistas, acompañados de cartas que Teresa mecanografiaba en la oficina.



El abogado cerró al fin la puerta tras de sí. Se llevaba en una carpeta los contratos y partijas que su jefe precisaba. Había leído todas las cartas, hasta la última de pocos meses antes de la muerte de Amelia. No encontró la respuesta que buscaba. La respuesta a la pregunta que Amelia nunca escribió.
¿Cuándo se entregó Juan Manuel en el cuartelillo? ¿Cuando se llevaron a su cuñado? ¿...O después de que volviese a casa, tras la paliza que acabó matándolo?.

El nubeiro. El que maneja las tormentas.



Esta es una historia real. Sólo se han cambiado nombres y algunos lugares y situaciones.

11 ene 2010

Nubeiro (I)

Un suspiro de alivio al ver parpadear la bombilla. Al menos, luz. Javier Gómez. Primer trabajo de campo como pasante de un abogado de Puebla de Sanabria. Una herencia envenenada. Una decena de pedazos de tierra, una casa humilde y cuatro hermanos, incapaces de llegar a un acuerdo. ¿Su tarea? Entrar en la casa, cerrada desde dos años antes, y buscar los papeles que justifican la propiedad.
Ha llegado por una tortuosa carretera entre robles y escobales. Telarañas en el pelo y en la chaqueta. Si la casa fuese más señorial y un siniestro noble saliera a agasajarle, podría pasar por un Jonathan Harker de pacotilla. La maleta está donde dicen las instrucciones: debajo de la cama, detrás del orinal -esto último es de su cosecha. La arrastra hasta un escaño. Una nube de polvo se columpia en los rayos de luz de la bombilla. ¿Papeles? Allí están. Todos. Partijas, contratos y también cartas personales, publicidades obsoletas, recibos caducados y estampas de todos los santos. Toca clasificar.




No puede evitar leer las cartas al tiempo de ir formando distintos montones -esto vale, esto es basura. La historia que se dibuja le absorbe, las partijas pierden interés. Amelia, aquella cuya herencia van a descuartizar, también formó parte de una familia de cuatro hermanos. Ella, la primogénita, casó con un maestro cantero gallego, de los que venían al pueblo en busca de jornal. Se quedó con ella. Pronto llegaron los críos.
Alicia no tuvo suerte nunca. Su marido, un mozo vecino, murió de joven, alcanzado por un rayo cuando intentaba llegar a casa con un carro cargado bajo la tormenta. A ella le tocó bregar con sus hermanos pequeños y, más adelante, con sus sobrinos. Pocos años después de la desgracia, otro rayo incendió su hogar. La viuda lo perdió todo. Amelia y su marido le cedieron una parte de su propio pajar, la ayudaron a acondicionarlo. Su vida quedó unida para siempre a la de su hermana. Una presencia enlutada que sobrevolaba por las cartas, siempre presente, nunca protagonista. Las relaciones no fueron fáciles.
A Martín, el primer varón, el tiempo se le pasó deprisa. Un buen chico, pensaban todos. No sacó manos para el oficio del padre y no hizo más -ni menos- que cuidar la hacienda hasta su alistamiento. La guerra le alcanzó de lleno. Dos meses de instrucción y al frente. Su compañía entró en combate en las cercanías de Madrid: Brunete. El joven abogado se estremece al leer las cartas que dan cuenta de su muerte. El capitán le retrata como aun héroe. Un compañero, un paisano de Limianos, cuenta que está seguro de haberle visto caer, pero que no pudo recuperar el cadáver por la gran cantidad de bajas que hubo aquellos días. La familia nunca llegó a saber si a Martín lo enterraron en una fosa común o quedó allí, en medio del monte. Costó que le dieran oficialmente por muerto.
El hijo pequeño, Juan Manuel, fue distinto. Travieso, espabilado, muy listo. La aldea se le quedó pronto pequeña y parece que se metió en problemas. “ El Señor Cura dice que es de la piel de Satanás, que es un nubeiro . El más que nadie debería saber que solo Nuestro Señor puede manejar las tormentas” -escribió su madre en una carta. Le mandaron a la capital, a servir en casa de unos conocidos acaudalados.
Estalló la guerra. La narración se vuelve confusa, cuesta seguir el hilo. Parece que aquellos conocidos se alinearon con el bando nacional e inmediatamente fueron represaliados por los milicianos. Juan Manuel se quedó al frente de la casa y se ocupó de que los sirvientes, sanabreses en su mayoría, pudiesen volver al pueblo sin problemas. Luego ingresó en el ejercito. Una carrera rápida, méritos de guerra. Se enteró de la muerte de su hermano, pero no pudo hacer nada. Después, un puesto más cómodo en el Cuartel General. Estrellas en la bocamanga. Pero Franco entró en Madrid y proclamó su Victoria. Cientos, miles de republicanos fueron encarcelados, exiliados, fusilados. Juan Manuel quedó bajo arresto domiciliario en la casa que vino a servir.




El abogado enciende un cigarrillo y aprovecha para estirar las piernas. El tapiz de la historia de la familia se está tejiendo ante sus ojos, entre las apretadas líneas de esas cartas. Ha perdido la noción del tiempo, tal vez ya sea de noche.

5 ene 2010

Moncabril

Revista “ Lago de Sanabria
Boletín Informativo de Hidroeléctrica Moncabril. Num.14, Enero 1955
Saludo a Barjacoba”. Artículo de A.Ugarte – Encargado de Obra



Es mi ánimo tranquilizar, si intranquilos se encontraran, a los habitantes de esta preciosa y pintoresca zona que cae inmediatamente en medio de nuestros saltos de Prada y Ribadelago. El Salto de San Sebastián de Pradorramisquedo.
Nada me extrañaría una reserva por parte de estos simpáticos vecinos nuestros, y que serán por obra y gracia de esta vecindad amigos y colaboradores, puesto que mi tierra, que es Bilbao, será una de las más afectadas por cambios y proyectos, explotaciones de nuevas industrias, apertura de nuevas vías, etc... tanto que en poquísimos años cambia completamente la fisonomía de lo que conocimos y que para nosotros fue tan querido.
(...) Moncabril -igual pudo ser otra empresa, pero nos ha tocado a nosotros esa suerte- pretende con su presencia dominar lo que de indomable tenga la riqueza que ha pasado inadvertida durante años, quizás precisamente por lo inasequible. Aprovechar los enormes beneficios que se venían perdiendo o que eran aprovechados en tan pequeña parte que no merece la pena señalarlos. Estos beneficios, una vez logrados, Moncabril los pone en manos de todos los españoles .
(...)Y yo recuerdo como, cada vez que veíamos al “ señor del aparato ” midiendo, le poníamos toda clase de obstáculos para que no nos quitara las tierras de las cuales todo lo esperábamos y ver llorar a los ancianos más por lo que de romántico representaba para ellos que por fructíferas.
Paradójicamente, los llantos se han transformado en risas.
¿A qué podían optar los más, tan alejados de los centros de aprendizaje? A pocas cosas. Ahora se nos abren distintos campos de expansión, donde podremos probar nuestras indudables aptitudes para el sinfín de profesiones que consigo lleva una obra de este tipo. Ejemplo gráfico lo tenemos en Ribadelago, donde en condiciones análogas a estos lugares los jóvenes se veían precisados a emigrar para poder vivir. ¿Que cuando terminen las obras ocurrirá lo mismo? Seguramente sí, pero en condiciones totalmente distintas, ya que llevarán por delante un oficio o una especialidad que les permitirá vivir ellos y los que dejan de una forma más amplia, sin contar los que absorbe la explotación de los nuevos centros de energía que se crearán en esta zona y sin contar a su vez -y esto es lo más angustioso- con que afortunadamente cada vez se necesitará menos el esfuerzo humano en el sentido físico y mucho más en el intelectual y técnico.




Hidroeléctrica Moncabril, S.A. consiguió en 1947 una concesión del Ministerio de Obras Públicas para la explotación hidrográfica de la cuenca alta del Tera. En 1950 se iniciaron las obras de un complejo sistema de embalses y canales: Puente Porto, Garandones, Playa, Cabril... y posteriormente se expandió hacia la cuenca del Bibey.


Fuente: Revista de Obras Públicas 1951, 99, tomo I (2833): 230-239


Como dice el autor del artículo, supuso el cambio completo de la fisonomía de la sierra y un gran número de puestos de trabajo -en condiciones en las que no entraremos.



El 9 de enero de 1959, las risas se transformaron de nuevo en llantos: la presa de Vega de Tera reventó al alcanzar por primera vez su máximo nivel y arrasó el pueblo de Ribadelago. 144 muertos. La catástrofe supuso el fin de la hidroeléctrica, absorbida por Unión Fenosa.
Conociendo este final resulta especialmente estremecedor el artículo transcrito.



Para ampliar información sobre la Catástrofe de Ribadelago:
- Entrada de la Wikipedia, aquí.
- Magnífico resumen de Logio en el 50 aniversario

1 ene 2010

Un nuevo año



Este es el paisaje que me he encontrado nada más levantarme.
Si hoy no fuese la mañana después de Noche Vieja, seguro que sería capaz de escribir alguna jugosa alegoría sobre la pureza del blanco de la nieve y lo inmaculado de nuestras esperanzas sobre el año que empieza.
Pero aún estoy demasiado dormido, así que... tendréis que completar vosotros la entrada.


¡Feliz 2010 para todos!