30 mar 2011

La "francesada" en Sanabria


"El 23 de junio [de 1809], el horizonte era más amplio y las montañas parecían disminuir; sin embargo no podíamos divisar más de dos o tres leguas. Después de haber pasado el puerto de Lubián, el ejercito tomó posición cerca del pueblo de este nombre. Diferentes partes de estas montañas toman el nombre de pueblos vecinos. Atravesamos sucesivamente los de Chanos, Villavieja, etc., construidos en fértiles gargantas, bañadas por torrentes de agua viva. Como estábamos cerca de Portugal, varios de nuestros soldados fueron a merodear a las fornteras de este reino. Chavarría, habiendo conocido que nosotros íbamos en su dirección y temiendo ser alcanzado, dispersó su tropa y varias partes cayeron en nuestras manos.


El 24 de junio, el ejercito entró en Castilla, se detuvo en una rica llanura cubierta de cosechas y regada por los ríos Tera y Sancas [Castro]; estos ríos bañan los muros de Puebla de Senabria [N. del Autor: La Puebla está bastante bien fortificada. Esta plaza fue tomada por los portugueses en 1710, que la tuvieron hasta 1713, los cuales la rindieron a España, por el Tratado de Utrecht], que se levanta sobre una elevación que le permite dominar todo el valle. Se pueden ver dos bellos puentes; al norte se ven los restos de un viejo fuerte y al sur un castillo construido con piedra, rodeado por cuatro torres y bien conservado: los Españoles habían dejado doce piezas de gran calibre que habían enclavado.


La parte montañosa de Galicia que acabábamos de recorrer era poco fértil y los campesinos habían retirado lo que quedaba en sus casas; el Mariscal [Soult], llegado a una región fértil, quiso aprovechar sus recursos, concediendo un descanso de tres días. En los pueblos más próximos a Puebla encontramos grandes cantidades de harina con la que hicimos pan y bizcocho para quince días; es preciso señalar que debido a que los ríos se secan durante el verano y que los molinos de viento son desconocidos en esta parte de España, sus habitantes hacen moler sus granos para seis meses."
Joseph-Jacques de Naylies, Memorias de la Guerra en España durante los años 1808, 1809, 1810 y 1811. Paris, 1817.


La cuidada prosa del vizconde puede dar lugar a equívocos: no, no está contando una alegre excursión de viejos camaradas. Hay algunas frases que dejan traslucir cómo debieron vivir aquello los sanabreses de la época; desde el aprovechamiento de recursos hasta la misma fecha de la llegada de los invasores, con la cosecha sin recoger en los campos. Y, sin embargo, lo más grave se produciría casi un año después, con fuertes escaramuzas militares en el entorno de Puebla - que los españoles abandonaron por considerarla plaza indefendible - y hasta pequeñas batallas como la del Prado de la Marquesa, entre Mombuey y Asturianos. La tradición oral de la comarca lo recuerda como "la francesada" y los mayores cuentan que sus mayores contaban de corrales ocupados, de rebaños subidos a la sierra a toda prisa, de centinelas enterrados en campanarios... También, como en muchas otras regiones, de iglesias saquedas y archivos destruidos.

Muro de lajas verticales

Y quizás sean esos, los huecos en los archivos y en los libros bautismales, los rastros más visibles que hoy quedan de todo aquello.


Fotos: El Puente Viejo sobre el río Castro, en Puebla, por donde atravesaba el antiguo Camino Real de Galicia... y la antigua Carretera Villacastín-Vigo.

20 mar 2011

El Molino Losao


"Yera una cerda que estaba con unos porcus pacendu en una chanada arrimada a un cañu qu'había dun molinu.
Chegóu el llobu y le dijo: cochina voite a comere. Y díjole ella: cómeme, pero primeiro ayúdame a bautizare os gurrinos que están sin bautizare. Ponte changao eiqui, nesta canal: pon una pata por cada llao y you voite dando a uno a uno y tu vales tirando auga na cabeza pa bautizalos.
Yal primer cacharro que foi a sacare d'augua pegóule ella un supinazo y marchou pora canal abajo y s'abrazou del rodreno y decía para panón: Y el rodreno: ¿pararé u non?"
Cuento tradicional, recogido por Luis Cortés Vázquez en 1950 a la tía Rosalía de Galende.(1)


El arroyo Truchas

"El molino de agua forma una parte característica del pueblo leonés y sanabrés, o mejor dicho del paisaje leonés y sanabrés. Porque normalmente, los molinos no se sitúan dentro del pueblo [hay numerosísimas excepciones: de extremo a extremo, conozco en Ferreras de Arriba y en Porto, con tres situados "en batería" N. del.Ed.], sino más bien apartados del poblado aunque no alejados. Cuando el caminante divisa molinos en el valle del río, es una señal clara que se está acercando a un pueblo. Los molinos están en el fondo del valle, arrimados al río impetuoso, y ofrecen una imagen impresionante, pintoresca en su sencillez, su soledad y su tranquilidad exterior.
La forma exterior del molino es tan sencilla como su interior. Es pequeño y construido con piedras poco labradas, con una puerta baja y un tejado primitivo. La luz entra tan sólo por la puerta o algunas hendiduras en el muro. El sistema de las ruedas es igualmente primitivo: puede presentar esporádicamente algunas perfecciones, pero en general es muy sencillo.
Al igual que cuando se usa el horno, también al moler varios campesinos comparten el mismo molino. Lo usan por turnos, cuidando todos a la vez de su manutención. No hay molineros profesionales. El campesino y su familia se encargan de la molienda".
Fritz Krüger, La Cultura Popular en Sanabria, c.1925

El agua represada

Las pintorescas construcciones que impresionaron hace noventa años al filólogo alemán son hoy, en su gran mayoría, ruinas casi perdidas entre silvas y sus muelas adornan los jardines de no pocas residencias veraniegas. Pero quedan algunos supervivientes: uno de ellos es este Molino Losao, situado en el término de Limianos, junto al arroyo de Truchas. Fue restaurado por la Fundación Patrimonio Natural y es posible no sólo contemplar sus mecanismos interiores, sino también verlo en funcionamiento mediante visitas concertadas. Esta vez yo fui por libre y debí conformarme con los alrededores.

El canal

El rodezno

El mecanismo de los molinos sanabreses era, como bien decía Krüger, sencillo y ancestral: parte del cauce del arroyo se desviaba por un caño hacia un pequeño azud. Al final del mismo, un canal de madera encañonaba el agua hasta el rodezno: al abrir la presa, la fuerza del agua hacía girar el rodezno y éste, a su vez, las piedras que molían el cereal. Dado que los periodos de uso eran relativamente pequeños (estaban circunscritos a la abundancia de agua en el cauce), los turnos de molienda se prolongaban día y noche. En determinadas zonas, la construcción incluía un corralón de piedra para proteger de los lobos a las caballerías. Otros, como este Losao, se bastaban con una argolla donde anudar el ronzal.


Para ampliar información de los usos y costumbres en torno a los molinos os recomiendo de nuevo el magnífico blog Lenguajesculturales's


(1) Erase una vez una cerda que estaba con sus lechones paciendo en un pradico por donde discurría un caño que alimentaba un molino.
Llego el lobo y le dijo: "Cochina, te voy a comer". Y ella le dijo: "Cómeme, pero primero ayúdame a bautizar a los gorrinillos, que no están bautizados. Ponte con las piernas abiertas sobre este canal: pon una pata por cada lado y yo te los voy dando uno a uno y tú les vas echando agua por la cabeza para bautizarlos"
Y al ir a sacar el primer cacharro de agua, ella le pegó un patadón que lo tiró por el canal abajo y el lobo se abrazó al rodezno y decía "para, panaderón". Y el rodezno respondía "¿Pararé o no?"

No he encontrado una traducción más aceptable para "panón": creo que en el relato está asociando el rodezno (la "turbina" que recoge la fuerza del agua y hace mover las piedras de moler) con el "pan", el trigo o el centeno molido; en cualquier caso, se admiten sugerencias.
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13 mar 2011

Las Guerras Cántabras, por Froilán de Lozar

La llamada de auxilio en mi anterior entrada ha tenido rápida respuesta. Es un placer y un honor para este blog contar con la colaboración de Froilán de Lózar, que lleva más de treinta años contando historias del mundo rural desde el corazón de la Montaña Palentina. Nos desplazamos a los tiempos de la Conquista Romana: por nuestras comarcas no debió ser muy diferente...

Iglesia de San Salvador

"Nada se conocía arqueológicamente sobre estas guerras hasta hace poco. En los últimos años, gracias a las prospecciones arqueológicas de campo del investigador Miguel Ángel Fraile, del arqueólogo Manuel García Alonso y de nosotros mismos y de nuestro equipo en el territorio de los antiguos cántabros, se han ido descubriendo en el norte de la provincia de Palencia, al igual que en la actual Cantabria y en el norte de Burgos, una serie de yacimientos arqueológicos de excepcional importancia que nos están permitiendo documentar sobre el terreno dónde tuvieron lugar dichas guerras y cuáles fueron algunos de los principales teatros de operaciones de las mismas” [38].

Las guerras cántabras se produjeron entre los años 29 y 16 a.C. Parece que en el año 29 a.C. se dio una importante batalla en la meseta castellana, que va empujando hacia las montañas a los cántabros y a sus aliados. En la primavera del 26 a.C., decidido a terminar con las escaramuzas de los enemigos que bajan a tierras cerealista de la meseta habitadas por pueblos sometidos ya a Roma, llega Octavio Augusto, estableciendo su base de operaciones en Segisama (actual Sasamón, Burgos).

Una de las columnas establece su campamento en San Pedro Cansoles, para adentrarse en Liébana, tomando como referencia las aguas del Carrión. Otra avanza en dirección opuesta hasta las cercanías de Reinosa y, primero por Castillería, luego por Camasobres, llegan a Piedrasluengas para sumarse a las tropas que están librando una gran batalla en Monte Medulio. El ejército romano quiere poner fin cuanto antes a estas guerras y envía siete legiones (70.000 soldados). Aunque los historiadores romanos justifican esta campaña para terminar con los saqueos, otras fuentes apuntan que su verdadero interés era el oro astur y el hierro cántabro. Plinio habla de un monte muy alto en la costa que era todo de hierro, refiriéndose, al parecer, a Peña Cabarga.

Según el testimonio de los historiadores romanos, los cántabros se refugian en los lugares más ásperos y fragosos de Cantabria desplazándose desde los orígenes del río Ebro hacia el monte Vindio, que situado al poniente de Reinosa se extendía desde el puerto de Sejos y los montes de Brañosera en el extremo oriental, por el Pico Tres Aguas, Peña Labra y Peña Sagra, hasta Sierras Albas y Fuentes Carrionas por el occidente. Es de sobra conocida la frase que se les atribuye a los cántabros: “primero llegarán aquí las alborotadas olas del mar que las soberbias y rapaces águilas romanas”.

Los habitantes de Pernía, como todos los cántabros, vivieron la epopeya de la resistencia contra Roma [39]. En el término de Celada de Roblecedo se habla de una guerra entre romanos y cántabros en el año 29 a. de C. y donde los pocos supervivientes trabajaron de esclavos en las minas de hierro que los romanos explotaban. En otros lugares, como los míticos montes Bernorio y Cildá, quedaron interesantes restos arqueológicos.

Floro, historiador romano, refiere que después de esta batalla y antes que entregarse a los romanos, muchos de los supervivientes, celebrando un festín como si de un rito sagrado se tratase, se dieron muerte con el fuego y el veneno que extraían de los tejos [40]. De las guerras entre romanos y cántabros se conocen también las dificultades sufridas por los primeros para el aprovisionamiento surgidas de la naturaleza del terreno, así como la extraordinaria plaga de ratas que conocieron las legiones. Del lado cántabro, el temple de absoluto, que no sabe más alternativa que la libertad o la muerte, una alternativa que parece sublimarse hacia la síntesis con el canto de victoria de los crucificados [41].

Flórez aclara que con la intervención romana no se despueblan totalmente las montañas. Para el fin de la paz basta quitar las armas, emplazar fortalezas en sitios estratégicos y disminuir la población obligando a los más rebeldes a bajar al llano [42].

El historiador Dión Cassio habla de una rebelión posterior de los esclavos cántabros (19 a.C.), que acudiría a sofocar Agripa, el mejor general de Augusto, con lo más escogido de las legiones romanas. Las tribus cántabras no fueron definitivamente dominadas hasta el 16 a.C.

- Del libro “Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería”, de Froilán de Lózar, Editorial Aruz, 2ªEdicc, Julio de 2009

Cueva del Coble
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Notas: [38] Peralta Labrador, Eduardo: “El asedio de la Loma” (Santibáñez de la Peña), Colección de historia montaña palentina, número 2, Cultura & Comunicación, 2008.


[39] La Montaña Palentina fue el hogar de cántabros como los tamaricos (Fuentes Carrionas), los bellicos (Peña Labra y Pisuerga) y los moroicanos (Aguilar de Campóo y Tuerces).


[40] El tejo es uno de los árboles mágicos de los celtas.
En las guerras cantabro-astures los que se refugiaron en el “Mons Medullios” prefirieron, antes de convertirse en esclavos romanos, suicidarse bien por la espada, por las llamas del fuego o por veneno, y esté veneno según “Silio Itálico” consistía en un brebaje de semillas de tejo. La importancia del tejo queda bien representada en las estelas de pueblos como los “vadinienses”, así como en el arte prerromanico asturiano. Se cuenta que el rey de los “Eburones” , (tribu belga), Catubolcus, antes de entregarse a los romanos decidió suicidarse con veneno de tejo. En Inglaterra y Gales dicen que el tejo hace huir al diablo, y tal vez sea esta la razón de la gran cantidad de tejos en sus cementerios.
También se hacían las fiestas y bailes alrededor del tejo.
También el tejo se ha usado como ‘conceyu de vecinos’ (lugar de reunión), y estos se convocaban con el toque de la campana de la iglesia, (si el tejo estaba al lado de la iglesia), o con el toque del tradicional cuerno, (si el tejo estaba sólo), como pasaba en Insierto (Mieres). Los ejemplos se multiplican: Bermiego y Pondrovella (Quiros), La Rebollada (Allande), Villamar (Salas), Tiñana (Siero), Cenero (Xixón), El Condau (Llaviana), Valle (Villaviciosa), Espinaréu (Piloña), Cardes (Cangues d’Onis), Valle (Ribesella),...


[41] Martino, Eutimio; “Roma contra cántabros y astures”.1982


[42] Flórez: E.S.t.24, La Cantabria , pág. 161.

Todas las imágenes proceden del libro citado y han sido facilitadas por el autor.
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5 mar 2011

Segundo Aniversario


Dos años ya...

"Hola a todos. Éste es el primer pasito de un blog en el que voy a volcar mi mirada sobre la tierra de Sanabria y Carballeda, sobre lo que yo veo y lo que quiero que veáis..." Así empezaba este espacio otro cinco de marzo. Improvisado, sin darle muchas vueltas, recuperando un seudónimo en desuso; con un objetivo pero sin idea clara sobre cómo conseguirlo. Empecé un poco antes en flickr, pero sólo con fotos no me sentía cómodo: necesitaba más sitio, algo que me permitiese contar historias, hablar. Y me lancé, sin red, con el blog. No sabía dónde me metía - para bien, eh.

  • Poco después empecé con Igual te Interesa, hermano siamés de éste, para contar todo lo que quedase fuera de la comarca. Ahí se han publicado desde novelas cortas por entregas hasta seudo programas de radio... ¡y parece que interesan! Nunca celebro su aniversario porque no tengo clara la fecha de inicio: como ya he contado, me cargué una veintena de posteos porque no me convencían. Ahora goza de buena salud y ya ha superado en número de entradas a la nave nodriza.
  • Luego llegaron las colaboraciones: unas más o menos estables (Río Xares, Volviendo la Vista Atrás), otras ocasionales (Apuntes de Genealogía, Escritores en la Sombra, la Hospedería), otras pendientes... (La Casa Capitular, Curiosón, Boherase) - que no olvido mis deudas, de verdad.
  • Seguí en flickr, entré en Facebook, abrí un almacén en Sites...
  • Un montón de amigos y seguidores que, aparte de leer lo que escribo, cuentan cosas que interesan, que hay que leer y hay que comentar... círculos que se amplían, se entrecruzan, siempre crecen. Amigos que nunca has visto pero que sientes de tu pandilla: con los que he tenido la suerte de coincidir en persona han resultado ser tal y como los imaginaba - buena gente.
  • Y más proyectos, uno en ciernes ya: un espacio nuevo donde compartir cultura, ahora que las leyes se ponen en contra; porque hay autores que consideran más viable la libre distribución de su obra y porque hay obras que no pueden quedar en el olvido por el desinterés de la(s) industria(s). Ya os contaré.

Mi otro Gran Proyecto, el que me da de comer y mantiene más o menos tranquilas a las fieras del banco, cada vez me pide más tiempo. No me quejo: tengo la suerte de trabajar y, además, en algo que me gusta - espero que durante unos meses más por lo menos. Días en Sanabria es para mí un blog muy especial. Aparte del hecho que fue el encargado de abrirme la puerta en este mundillo, no lo considero del todo mío: es de los lectores - y no lo digo sólo porque a veces los comentarios sean más interesantes que las mismas entradas. Ha ocupado un lugar que estaba vacío: si en el gran Oráculo de Google buscas esta tierra te aparecerán cientos de páginas de fotos y de turismo. Aquí también hay fotos, sí. Hemos intentado mostrar sus bellezas. Pero también hemos hablado de sus problemas, hemos debatido las posibles soluciones, hemos contado su historia, sus cuentos; hemos visitado el Lago, el Castillo y también los pueblos abandonados, las casas que se derrumban, la gente que aquí vive. Y también hemos abierto una ventana por la que se asoman aquellos que están lejos - algunos con la luna del revés - y quieren seguir en contacto con su tierra. Uf, no es poco.

Por eso no quiero que mi falta de tiempo perjudique a este blog. Y por eso, porque queda mucho que contar y mucho que enseñar, de nuevo solicito vuestra colaboración: sé que mi mayor acierto ha sido abrir hueco a vuestras historias y a vuestras imágenes. A vuestras experiencias, ya no sólo con esta tierra si no con el mundo rural en general - porque esta batalla es de todos y los problemas, muy parecidos. Nuestro alcance es pequeño, pero que no sea por no intentarlo.


GRACIAS A TODOS POR ESTAR AHÍ

Y ahora, a por los siguientes...


Música: Noel Soto. Hello, hello
ACTUALIZACIÓN: LOS REGALAZOS DE AMIO


Zamora, 1853
Zamora, 1863
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