26 sept 2009
San Justo, subiendo a La Cabrera
Cada 8 de septiembre, altivos pendones cargados de historia se humillan haciendo las venias ante la Virgen de la Peregrina, la del Rosario, la de la Asunción y la de la Alcobilla. Es, naturalmente, la romería en honor de ésta última. Después de nueve días de oración, las vírgenes han salido en procesión desde Barrio, Rábano y San Justo y, tras dar tres vueltas rituales en torno al santuario, reciben el homenaje de sus fieles en la Misa Mayor. La Alcobilla se sitúa en una colina en el centro de los tres pueblos y hallazgos arqueológicos parecen demostrar que se trata de un centro de culto anterior incluso al cristianismo. Está rodeada por una impresionante plantación de castaños, los más antiguos de los cuales pueden datar de los tiempos de Diocleciano. El 9 de septiembre, una vez finalizada la fiesta, las imágenes vuelven a sus pueblos de origen.
San Justo encabeza y da nombre al municipio, media docena de poblaciones que se distribuyen montaña arriba, hacia la Sierra de la Cabrera y el vecino León. Su especial situación ha permitido la conservación de un espacio natural rico, a escasa distancia del Parque Natural del Lago de Sanabria, en el que es posible el contacto con una naturaleza casi virgen. Son omnipresentes los robles y castaños –impresionantes en Coso, en San Justo, en toda la zona-, el monte bajo que llena de colorido los meses primaverales y entre ellos, también en sus ríos, se esconde tímida la abundante fauna de la comarca. Lucha por mantener la característica arquitectura de la zona, las imprescindibles piedra, madera y pizarra para el invierno y atesora raíces culturales con peculiaridades únicas en el contorno. Y en cuanto a piedra, destaca sobremanera el cruceiro de Rábano, una imagen de la Virgen con el Cristo yaciente realizada en un único bloque de granito por quien debió ser un gran y paciente artesano.
Cuentan que el origen de Barrio de Rábano se encuentra en la expulsión de un grupo de familias de Rábano, que unieron sus fuerzas para mejor sobrellevar el exilio y acabaron fundando el nuevo Barrio. Si realmente fue así, hace tiempo que las rencillas quedaron olvidadas y hoy ambos pueblos comparten el abrupto valle al noreste de la Alcobilla, desde el que tienen una buena cuesta para subir sus Vírgenes en la romería.
En la carretera que une Coso con el Santuario de la Alcobilla, el antiguo camino de la Llondo, hay un punto en el que arcanas fuerzas telúricas provocan que los coches, en punto muerto y freno de mano quitado, se deslicen cuesta arriba. Hay incrédulos que afirman que se trata de un efecto óptico provocado por la configuración del paisaje, pero es fácil encontrar viajeros tratando de comprobarlo por sus propios medios. Es la conocida Cuesta Mágica de Coso.
Por San Ciprián anduvo en los años 20 del pasado siglo el afamado filólogo alemán Fritz Krüger, que incluso dedicó un estudio al peculiar dialecto de la zona. Hoy, este pueblo es visita habitual de muchos vecinos de la comarca, gracias a un grupo de tascas que ofrecen sencillos platos a precios económicos. También los aficionados al senderismo tienen aquí el inicio de rutas como los Vados u otra, más exigente, que llega hasta la Baña, en León, tras bordear el Pico Faeda.
Rozas, junto al río Villarino, ha sabido mantener las esencias de la arquitectura popular de la zona y, en parte por ello y en parte por sus vistas y paisajes, se destaca como uno de los puntos de atracción turística del municipio. Es imprescindible visitar el mirador situado a los pies del Cerro de San Juan: si la sierra está nevada, su panorámica embelesa.
Y acabo con una nota para la reflexión: Mercedes López, alcaldesa de San Justo, declaraba al periódico El Noroeste, en su número de septiembre 2009: "Dicen que hay que conservar quince parejas de una especie de aguilucho, que no sabemos ni cuál es; pero ¿quién protege a las quince parejas -humanas, (N. del Ed.)- que viven en San Ciprián durante todo el año?".
Publicado por
Xibeliuss
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Ya ve, monsieur, al final ni los humanos se acuerdan de los humanos, esa especie olvidada.
ResponderEliminarMuy interesante eso de la cuesta magica. Pero sin duda debe de saberse a ciencia cierta si es un efecto optico o no. Entonces no lo es?
El lugar, desde luego, cuenta con suficientes atractivos para que acuda la gente a comprobarlo.
Feliz fin de semana, monsieur
Bisous
¡Por supuesto que no es un efecto óptico! Yo creo que este curioso efecto se debe al paso subterráneo que atraviesa estos parajes, uniendo las antiguas encomiendas templarias de San Serenín del Monte y la de la Beata Erundina con la taberna sede de la muy noble tuna de Gusandanos.
ResponderEliminarAhí hay misterio, amigos.
Feliz fin de semana igualmente, Madame
Bueno, quizás sí sea un efecto óptico, comprobado altímetro en mano.
ResponderEliminarSaludos de nuevo.
Cada vez me sorprendes con algo más.
ResponderEliminarUn abrazo Xibeliuss.
Me gusta eso, Arena.
ResponderEliminarEspero no perder la capacidad de sorprender.
Un abrazo.
Mientras haya entusiasmo por lo que haces, nunca perderás esa capacidad de sorprender.
ResponderEliminarUn abrazo
MUY BUENA LA REFLEXIÓN DE LA ALCALDESA.
ResponderEliminarSIGO APRENDIENDO, DE A POQUITO A POQUITO, JEJEJE.
BESOS
Saludos, Reme
ResponderEliminar¡No te hacía hoy en casa, después de ponerla a nuestra disposición!;-)
Un abrazo grande, Arena!
ResponderEliminarLo dicho, habrá que ir.
ResponderEliminarSaludos, Logio
ResponderEliminarDe ensueño todo lo que nos relatas. La procesión de las Vírgenes es muy curiosa con reunión de devociones y devotos, la Cuesta Mágica del Coso aún mas (no sé si intentaría comprobar la veracidad de la leyenda por si acabo en algún desfiladero, jejej) y el entorno natural es de nota. Y más si nos lo aderezas con tus palabras y tus magníficas fotos.
ResponderEliminarUn beso
La Alcobilla, con sus castaños, es un lugar mágico y presenciar la romería te traslada en el tiempo. No sé si tengo mucha imaginación, pero allí tienes la sensación de contemplar un ritual dilatado en el tiempo, que viene de mucho antes y continuará mucho después de tu presencia.
ResponderEliminarSaludos, Carmen
Un reportaje precioso, querido amigo. Es muy alentador que tres pueblos distintos se una para esta celebración, sobre todo en estos tiempos tan disgregadores… Y lo de la cuesta mágica me ha dejado perpleja. No había oído nunca hablar de un fenómeno así… Impresionantes las declaraciones de la alcaldesa. A veces parecemos tan ciegos… Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarSaludos, Xibeliuss y la Hermandad.
ResponderEliminarNuevamente felicidades por mostrarnos las costumbres de la tierra con estas magníficas fotos, que lo convierten en algo casi mágico. Por cierto... alguna vez en nuestros paseos nocturnos por el campo hemos observado las luces de Gusandanos... tal vez la aldea más poblada de Sanabria ¿no crees?...
Un abrazo.
Un saludo, Isabel, y felicidades una vez más por tu inminente libro.
ResponderEliminarSaludos, Viriatus, tiempo que no te escuchábamos por aquí.
ResponderEliminarEn cuanto a las aldeas... ahí debe estar, entre Gusandanos y Monterrubio, donde tampoco sobra nadie.
¡¡Cuantas costumbres actuales tienen orígenes paganos!! desde las corridas de toros hasta las romerias, yo creo que casi todas...
ResponderEliminarLo de la cuesta mágica he visto vídeos y es chocante... pero si ... se trata de un efecto óptico...
Y en cuanto a lo de aguiluchos y vecinos, yo creo que el hombre lleva ya demasiado años compitiendo con la naturaleza, y creo que una cosa no ha de excluir a la otra, es más posiblemente el futuro de los humanos dependa de la supervivencia de los aguiluchos...turismo ecológico lo llaman ;)
No es por idealizar tiempos pasados, pero antes el hombre estaba más integrado en el medio. Era más consciente de la manera de aprovecharlo y no agotarlo.
ResponderEliminarPor supuesto que el futuro depende de seguir manteniendo el equilibrio, aunque no sea para el turismo.
Solo que a veces, en zonas de Parques Naturales o aledaños, parece que prima más el mejillón de río que el viejito que lleva viviendo toda su vida en el pueblo donde nació.
Equilibrio, es la palabra.
Saludos, José Luis.
Estuvimos en el Santuario de la Alcobilla el domingo pasado. ¡Menudos ejemplares de castaños que hay allí! Llegamos hasta Rábano y Coso... Y subiendo a la Laguna de los Peces me tuve que dar la media vuelta pues el niño (y mi esposa también) iban blancos de puro mareo...
ResponderEliminarPor cierto, comimos en el Carlos V (genial).
Gracias por tu consejo.
Volveremos cuando caigan las primeras nieves.
Saludos desde la llanura.
Varo.
No sabes cuánto me alegro que haya ido todo bien, salvo el tema del mareo. Nuestras carreteras son para tomárselas con paciencia. Avísame si puedes con algo más de tiempo cuando vuelvas e intentaré nuevas recomendaciones.
ResponderEliminarSaludos, Varo.