Hay que ir a esos pueblos con elementos de acción social inmediata y eficaz; darles, junto a las normas higiénicas, la posibilidad de cumplirlas; llevarles abonos y semillas y enseñarles prácticamente las mejoras posibles de sus cultivos tradicionales; dotar esas escuelas de material útil; fundar comedores y roperos; trabajar por estos niños, por estos campesinos, por estos maestros, con la inteligencia y con las manos, en comunión de ideales e intereses, y llamar vigorosamente a las puertas de la opinión pública para lograr ese esfuerzo colectivo que borre de una vez las sombras más tristes del mapa español. [...]
Por las mañanas, desde que se inauguró el comedor, actuamos en la escuela: pequeños trabajos de decoración escolar, lecturas amenas, realizaciones manuales, canciones, juegos y destrezas al aire libre. Somos ya amigos de estos niños; nos buscan, nos saludan a gritos, desde lejos, cuando nos ven llegar, y corren a nuestro encuentro: nos miran de frente, y hablan y ríen libremente con nosotros. En la escuela vamos familiarizándoles con el nuevo material de trabajo: las cuentas y fichas de color para el cálculo, la cartulina y las tijeras, la pintura por el recorte en papel charol, la plastilina, la tiza de colores. Rompen a dibujar figuras, esquemas y palabras, recortan y pegan molinos de viento que llevan luego gozosamente al recreo. Ellos, a su vez, hacen lo imposible por agradarnos. Se lavan las manos, se peinan. Algunos niños se arriesgan a prescindir de la boina mugrienta, por lo menos en las horas de sol. Otros, excediéndose en celo, llegan a presentarse con el pelo reluciente de aceite [...]
Una tarde vamos a tomar café a la casa parroquial, invitados por D. Pedro. Este buen cura de aldea, amigo y colaborador de la Misión desde el primer día, es ejemplo vivo de lo que hasta hoy habíamos tenido por una inocente creación literaria: el clérigo rural de breviario y escopeta, discreto en la campechanía y devoción, caliente de sentido humano, con la frente curtida de soles y las manos humildes hechas a la rienda, el azadón y el óleo [...] Charlamos amigablemente, liando tabaco portugués en papel del Rey de Espadas. Corzos, cosechas y niños saltan en la conversación. Nos habla del monasterio bernardo en ruinas, dueño antaño de vega, caza y pesca; del archivo parroquial, que acredita su antiguedad -en el Siglo X se le mandaba reconstruir, contemporáneamente al foro promulgado en privilegio de los monjes por Ordoño II y que ¡todavía- grava las pobres cosechas de San Martín-. Hablamos del Lago, rico en truchas asalmonadas, usurpado durante años en mentida propiedad particular por una señora que se decía heredera del privilegio bernardo [...]
[En Ribadelago] Un joven maestro, de reciente nombramiento también -D.J.Enriquez de la Rúa-, lucha bravamente en la escuela. Ha empezado, como nosotros en San Martín, por limpiar el local de arriba abajo a fuerza de brazos, apartando inexorablemente los viejos trastos docentes para implantar nuevos modos. Nos habla ilusionadamente de proyectos, intentos y realizaciones, que delatan el espíritu del auténtico maestro a quien la fe y el ímpetu juvenil ayudan contra todas las desdichas de la incuria tradicional. Contemplamos con simpatía su obra inicial y, pensando en San Martín (el pueblo y el santo) decidimos partir con él nuestra capa misional [...] viniendo a ser la primera respuesta que encuentre este maestro clamando, como tantos, en nuestros desiertos. [...]
La escuela de San Martín, con la cama del maestro al fondo, antes de las reformas |
El comedor social abierto por la Misión |
Alejandro Casona. Memoria de la Misión pedagógica social en Sanabria, Zamora. (Del 5 al 15 de Octubre de 1934)
Foto tomada del blog de Jordi Siracusa |
El texto completo puede consultarse en la Biblioteca Digital de Castilla y León, de donde están tomadas las fotografías. Que nadie piense, por favor, en ningún tipo de censura por haber omitido en esta ocasión los pasajes más duros sobre la pobreza de la comarca. Esta vez he querido dirigir el foco sobre las personas: los que llegaron y los que se encontraron. Algunos de ellos todavía viven.
Lees y quedas con un malcuerpo,tanta pobreza y miseria....
ResponderEliminarun abrazo amigo y leere el texto completo
Casi siempre nos creemos que somos la ostia y no nos gusta mirar atrás y ver de donde venimos y conviene hacerlo.
ResponderEliminarMe quedo con esta frase:
"La escuela de San Martín, con la cama del maestro al fondo"
Espléndida muestra de lo que fue Sanabria. Las fotografías son impactantes, esas caras tienen tatuadas la dureza de la tierra sanabresa y su abandono. La fotografía de la escuela con la cama del maestro al lado, es impresionante: verdadera vocación y abnegación, sin duda.
ResponderEliminarUn testimonio tan estremecedor como real, Xibeliss. Muy bueno.
Abrazos.
Y no se por qué yo me siento muy orgulloso de descender de esta gente y presumo de mis origenes por donde voy.
ResponderEliminarGracias de nuevo Toño, un saludo
Monsieur, a menudo pensamos en Alejandro Casona como el gran dramaturgo y olvidamos esa faceta de misionero pedagógico, de lucha por acercar los libros a la poblacion de las zonas rurales. Me encanta encontrar hoy aqui ese recuerdo, y ademas ilustrado con semejante material grafico.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Vi la exposición en Puebla de Sanabria hace dos veranos, creo. Había fotos, testimonios orales y escritos, vídeos... me resultó impactante la situación de Sanabria pero a la vez la alegría de los rostros de los niños. En el bar del Ruso de Galende había una foto de las misiones, no sé si sigue allí. Yo trabajé en Sanabria de maestro, Hermisende fue mi primer destino, ni la casa ni la escuela disponía de agua corriente y había rostros de mujeres parecidos a las fotos de la entrada, pero me dejaron un recuerdo imborrable y siempre que puedo me acerco hasta allí porque son gentes especiales y muy agradecidas.
ResponderEliminarMucha, Jose Manuel... Afortunadamente, los tiempos han cambiado -pero, como dice Logio, no hay que olvidarse de dónde venimos.
ResponderEliminarAbrazos
Y no hace tanto, Logio: 76 años. Todavía hay testigos vivos. Mi padre fue contemporáneo -si hubiesen venido a mi pueblo, él habría asistido de poder dejar los trabajos de la "hacienda".
ResponderEliminar¿Sabes que estas misiones también estuvieron en O Barco?
Este pobre maestro de San Martín, Marisa, estaba al borde el abandono. Pero siguió. Como el de Ribadelago, con todo en contra.
ResponderEliminarAbrazos
Alfonso, porque partiendo de "esto", los sanabreses y carballeses han sido capaces de salir adelante! Y de llegar a todos lados, leñe. Es para estar orgulloso.
ResponderEliminarMadame, a mi me puso los pelos de punta acceder a los textos originales. Eran hombres y mujeres BUENOS. No vinieron a colonizar ni evangelizar: vinieron a ayudar como pudiesen -no sólo aquí, naturalmente. La "nómina" de los misioneros impresiona: Cossio, Zambrano, Hernández, el propio Casona... uf!
ResponderEliminarBuenas noches, Madame
¡Sí, Valverde! la alegría de los niños -y la de los adultos- debió ser para verla. Y el tipo fisonómico sanabrés sigue muy presente, solo hay que darse una vuelta por los pueblos :)
ResponderEliminarAfortunadamente, los tiempos han cambiado para bien. Hermisende es uno de los pueblos con más encanto de la comarca -ejem, he de reconocer que para mí todos lo tienen: unos más a la vista y otros más escondido.
Abrazos
Me ha encantado Xibelius tiene una fuerza arrolladora, tanto las fotos como los testimonios de quienes allí estuvieron. Genial. Abrazos ;-)
ResponderEliminarComo Alfonso, también me siento orgullosa de descender de esta gente y presumo de orígenes... Más cuando se que algunos de los nietos, bisnietos y tataranietos aquellas personas, participan hoy en día en voluntariados que se dedican a hacer, en otras regiones del mundo, ese mismo trabajo que otros hicieron por sus antepasados. En todos los casos (ayer en Sanabria, hoy en zonas subdesarrolladas que aun existe en en el planeta) las personas que participan en estas misiones sacrifican comodidades a cambio de la satisfacción que da el agradecimiento y correspondencia de las gentes que reciben la ayuda y cooperación. Xibeliuss, un vez más gracias, porque a parte del significado testimonial de la historia, para mí ha sido un bonito, entreñable y hasta providencial homenaje a los que fueron y a los que son integrantes de este tipo de misiones,y como digo algunos devolviendo sin saberlo una moneda a la vida. Un muy especial saludo.
ResponderEliminarImpresionante. Creo que fue en una novela de Vázquez Montalbán donde leí que Mario Conde era negro. Sólo eres blanco cuando hasta tu bisabuelo se duchaba todos los días,aclaraban.Logio tiene mucha razón.Hay que recordar y mirar atrás. Los negros, al menos, tenemos el deber moral de hacerlo.
ResponderEliminarUn beso
Coincido contigo, Carzum: ya a nivel literario, es sorprendente lo bien que Casona escribe y transmite: no olvidemos que este escrito es una Memoria oficial, un informe de actividades!
ResponderEliminarAbrazos
Gran aporte, Diáspora. Me ha recordado ese movimiento -no sé si sigue funcionando- de la "Cadena de favores": cuando tú recibías una ayuda de algún tipo, quedabas obligado a ayudar tú a otro desconocido -por supuesto, sin esperar recompensa.
ResponderEliminarCosas como ésta son las que hacen cambiar el mundo.
Abrazos
Pues sí, alma, que vaya por delante nuestro agradecimiento a los "negros" de nuestras familias. De mi padre ya he comentado; mi madre es posible que incluso llegase a asistir a estas misiones -en Valdeorras, en su caso. Tenía recuerdos muy confusos de su primera infancia que ella asociaba al Auxilio Social, pero siempre recordaba que le enseñaron que la bandera de España era la tricolor.
ResponderEliminarAbrazos, alma
Me recuerda a algunas anécdotas que me contó mi padre de cuando fue a la escuela, menos de lo que él hubiese querido, de como se mezclaban todas las edades, y de como el maestro administraba con maestría, valga la redundancia, los tiempos de enseñanza para todos los cursos. Del frío del invierno y de la estufa de leña en el medio del aula. Aunque la época de mi padre, fue algo posterior al de las memorias que feflejas aquí, hay muchas similitudes. Un abrazo
ResponderEliminarImpresionante documento, amigo Xibeliuss.
ResponderEliminarGracias a esta gente somos lo que somos. Gracias al esfuerzo de unos por enseñar y otros por aprender muchos de nosotros nos sentimos orgullosos de nuestro pasado...
Gracias por enseñarnos a este Alejandro Casona pedagogo.
Gracias...
Un saludo!
Que lujo de entrada de y fotografías. El texto tampoco se queda detrás. Esas personas que se esforzaban por hacer más llevadera la vida de los necesitados demuestran que siempre hay alguien con el corazón abierto.
ResponderEliminarUn abrazo
Marce, ya más allá de estas misiones, hubo cientos, miles de maestros que literalmente entregaron su vida por su vocación, a cambio de sueldos de miseria y la desconfianza de ciertas autoridades. Aquí los niños llevaban la leña para la estufa de la clase!
ResponderEliminarAbrazos
Coincido plenamente contigo, Pablo. Es para sentirse orgulloso, de las dos partes.
ResponderEliminarSaludos
Amigo Xibelius, esas fotos son tan duras, como la propia tierra de Sanabria. La primera, esa Señora y su niño, son un verdadero poema, el niño parece ensimismado pensando en lo que le espera. No parece que sean de alguien demasiado necesitado, aunque viéndolos, uno se pregunta ¿Cómo andarían los pobres?. Respuesta:la segunda fotografía. Gente así yo he conocido mucha, y no hace tanto estaba por un pueblo de Sanabria un desheredado de la fortuna del pueblo de mi padre que seguro no envidiaba nada a este personaje. (Estoy completamente seguro que aquel buen hombre no le envidiaba nada a nadie, aunque él nada tenía).
ResponderEliminarLa tercera foto, una persona más bien joven, con mirada limpia, sonrisa como de un poco de esperanza, y a lo mejor confiado en el futuro. No sé…. Estas cosas dan mucho que pensar, y al mismo tiempo nos acercan a una manera de vida, que no debemos olvidar. ¡Eran nuestros antepasados!
Cuando comencé a escribir, esto, me vino a la cabeza una descripción de la toponimia de Sanabria, que no sé el fundamento que tendrá, pero “ si non e vero e Ben trovatto”
Un amigo mío, experto en Románicas, al oírme una vez hablar de los “Xabreses”, me contó que para él la cosa estaba clara; La comarca de la Xeabra, y que tal vez tuviese relación con la estructura del suelo que era en su mayoría “xabre”. Creo que en Portugal también está ese nombre, “xábrego”, con referencia a un tipo de suelo, entre bituminoso y arenisco. Tal vez.
Oye, no crees que entre Sanabria y Asturias (acordándome de Casona) hay mucha similitudes?. Un día te contaré una pequeña teoría que tengo al respecto.
Perdón por la extensión, y un cordial saludo.
Cuando empiezas a leer, parece que habla de otro pais.Eso si es vocación,la de esos maestros,tremendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, Verdial: te ensancha el alma.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Y gracias a estas personas yo me siento hoy agradecida y orgullosa de tener amigos Sanabreses.
ResponderEliminarUn abrazo
Xabres, para mí la conexión con Asturias es muy clara, aunque pasada por el tamiz leonés. El mismo Kruger siguió ese recorrido persiguiendo el lenguaje: Asturias-León-Sanabria-Miranda, ya en Portugal. La parte de la Carballeda, con mejores comunicaciones, recibió más pronto la "modernidad"; en la Alta Sanabria, evidentemente, hay mayor presencia gallega. En algunos escritos del XVI se identifica a Requeixo como el primer pueblo gallego, fíjate. Por cierto, nombrando Seabra a Sanabria...
ResponderEliminarLo del terreno, como bien dices, si no es cierto, bien pudiera serlo.
Abrazos
Fosi, otro país, no. Sólo otro tiempo... y no tan lejano.
ResponderEliminarAfortunadamente las cosas han cambiado para bien.
Abrazos
:) Arena, y tus amigos sanabreses se alegran de "escucharte" por aquí.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Que gran labor la de estas misiones... en las cuales destacó mi paisano Don Bartolomé Cossio...
ResponderEliminarBueno no quiero ser excesivamente generoso contigo pero esta entrada es magnífica, además da pie a los lectores y aportarnos datos desconocidos par el resto.
ResponderEliminarGracias Xabres, Marce, Diaspora……. Toño, en fin a todos los que aportáis, encontrándose en este caso todo aquel que lee esta pagina.
Sobre estos antiguos maestros no puedo opinar personalmente, mi padre me contaba que todos los alumnos perseguían al llevar la mejor vara de fresno al maestro, ser el elegido por esta gesta, luego pensaban cuando recibían la vara en su cuerpo que ¿quien les mandaría tan buena idea?.
Lo que si es cierto, como todos los alumnos con el tiempo recordaban a este maestro con su Don… delante de la forma mas agradecida y respetuosa. Esto si lo he comprobado por mi mismo cuando los mayores ahora hablan de su correspondiente maestro.
Un abrazo
Hola Xibelius, esta entrada es extraordinaria e ilustrativa para los que no conocemos de primera mano la historia de Sanabria.
ResponderEliminarFotos reveladoras en blanco y negro de la vida en la época.
Un fuerte abrazo
el lio de Abi
Me ha recordado, en descripciones (miseria, pobreza, enfermedad, atrazo y esperanza de vida) y fotografías a Las Hurdes, esa zona del norte de Extremadura ( cercana a Béjar, por cierto) que visitó a principios de siglo personajes como Alfonso XIII, Gregorio Marañon o Luis Buñuel.
ResponderEliminarSaludos
Gracias a todos.
ResponderEliminarCuando hablo de la conexión con Asturias, evidentemente no estoy pensando en el idioma, ni bable ni Lliones, (Por cierto creo que,solo se habla un poco por Vigo de Sanabria y San Ciprián de Sanabria). En mis correrias por Portugal, oriente de Galicia y dijéramos por Astorga hacia arriba, una de las cosas que más me llamaron la atención en este sentido, ha sido la gastronomia, y sobre todo la relacionada con la conservación de los derivados del porcino.Se forma un triángulo con base en Asturias, parte del oriente gallego y de León por el otro lado y la Sanabria y con vértice en, mas o menos, Bragança.
No sé si esto ha sido estudiado pero las similitudes son muy grandes.
Por cierto estoy por las tierras de Ulloa, acompañando a peregrinos hacia Santiago. Son un montón
Saludos a todos.
José Luis, Cossio fue fundamental en el desarrollo de las Misiones. Y coincido plenamente: una gran labor muy necesaria en aquellos tiempos.
ResponderEliminarSaludos
Juno: ¡juraría que mi padre contaba la misma anécdota de las varas de avellano! Sí, guardaban un recuerdo muy cariñoso de sus maestros. Yo también: aunque mucho más joven también conocí los castigos y la regla -y eso hoy no disminuye para nada el recuerdo de los primeros maestros.
ResponderEliminarAbrazos, Juno
Xabres, planteas una discusión en la que no puedo entrar en profundidad. En mi opinión, si existió el sanabrés -yo opino que sí, hay rastros suficientes para afirmarlo- no era ni bable ni llionés: compartían un mismo origen con evoluciones diferenciadas. En cualquier caso, se perdió con la unificación de las escuelas y la normalización de las comunicaciones, aunque hay palabras y giros que se mantienen más allá de Vigo y de San Ciprián.
ResponderEliminarMe gusta tu idea del triángulo gastronómico: no había caído en ello, pero por lo que conozco es para estudiarlo.
Bon camiño con tus peregrinos!
Me he vuelto a liar con el orden de las respuestas, perdón.
ResponderEliminarAbi, las Misiones Pedagógicas recorrieron el país de punta a punta. Seguro que también anduvieron por tu tierra!. Su labor fue magnífica (y un punto quijotesca). Es casi una obligación recordarles.
Abrazos
Cierto, Carmen: es difícil no ver las fotos y no recordar el demoledor "Tierra sin Pan" de Buñuel. Aquí en Sanabria las condiciones en general fueron un poco mejor; en cualquier caso, lugares donde la vida fue muy, muy dura.
ResponderEliminarAbrazos
Perdón: debía decir "es difícil VER las fotos y no recordar"...
ResponderEliminarNo podemos más que decirte que esta entrada tuya es la que más nos ha emocionado, se nos ha encogido todo y sentimos ese nudo en la garganta que impide que salgan las palabras, porque en ese informe de Casona (no sabemos si "repasado o censurado" por los que se dedicaban a ello) se puede comprender lo que ese hombre sintió al creer que estaba emprendiendo una labor de ayuda a las gentes del lugar, que podían llevar y darles parte de lo que les faltaba y compensar todo el abandono que habían sufrido. Pero más testimonio, aún por encima de esa lúcida y perfecta forma de relatar de Casona, está la imagen de esos lugareños, la dureza de sus vidas y la carga que cada uno de ellos soportaba sobre sí mismos. Nos producen ternura, tristeza, reflexión y sobre todo, aprendizaje de vida.
ResponderEliminarNos has impresionado.
Un abrazo.
Logan, Lory, coincido: el texto tiene mucha fuerza, pero las fotos... Creo que uno de los logros más importantes de la Misión, más allá del comedor social, la sanidad, los conocimientos, fue el llevar a aquella gente un rayo de esperanza, el saber que era posible mejorar. Sí, luego llegó la Guerra y la Ríada, pero la semilla quedó plantada.
ResponderEliminarAbrazos
La Nonna Vechia... me contaba cuentos parecidos de su vida alla en Camerota, Italia y mi Abuelita Celeste me contaba los que su mama le contaba....
ResponderEliminarDejavu...
Un abrazo mi amigo y perdona la demora en mis comentarios, es solo que todavia estoy sin ordenador, que leyendo tu entrada ahora me parece problema banal...
Un abrazo, Afrodita... ¡y suerte con el ordenador! :)
ResponderEliminarXibeliuss, una vez oí decir que " el que no sabe de donde viene, no sabe adonde va" y creo que olvidamos muy facilmente de donde venimos. Que bonito y que bien has hecho en recordar y reconocer en esta entrada a tanta gente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si un árbol descuidase sus raíces, Tejón, sería fácil presa para el temporal. "Con la que está cayendo" más nos vale tenerlo claro a todos.
ResponderEliminarAbrazos
Una entrada muy interesante nos traes esta vez. El texto, las fotos y, sobre todo, el enlace al documento del que has bebido, son muy de agradecer. Así que, lo primero: Gracias.
ResponderEliminarAlgo había oído hablar de estas "misiones" en la comarca, el ti Gabino García Vega (Vega del Castillo)nos las presenta aunque sea de refilón, en libro de sus memorias.
Mi opinión personal (aunque muy influida por lo que he podido leer por ahí) es que las misiones fueron algo muy "bienintencionado" que, primero por falta de fondos, luego la incultura (y el poder de quienes estaban interesados en esa incultura y el subdesarrollo) y más tarde la guerra, acabaron con ellas.
Un saludo.
Josean, hasta ayer no te había reconocido bajo tu nueva identidad :)
ResponderEliminarCreo que ya ha salido más arriba el término de "quijotescas" referido a las misiones, un poco más arriba: es imposible que en los diez días que estuvieron entre San Martín y Ribadelago pudieran hacer un trabajo en profundidad... pero, aún así dejaron huella. Cierto que la Guerra volvió a cambiarlo todo otra vez.
Por cierto, si te fijas en las fechas en las que estuvieron puedes ver que coinciden con la Revolución de Octubre: tampoco el Gobierno de la República estaba para muchas "alegrías".
Abrazos, josean
Me he emocionado de nuevo con una de tus entradas. Mi abuelo era uno de ellos en aquellos años y debió de ser mucha la ilusión con la que los maestros emprendieron su "misión ". Imagino también la sorpresa y el cariño con que les recibieron las poblaciones a las que llegaban (hasta los curas!).
ResponderEliminarLa foto de la escuela con la cama del maestro al fondo es total. ¡Qué pena que no pudieran desarrollar este proyecto en el tiempo!
Excelente reportaje de conciencia histórica.
Gracias y un abrazote.
Los maestros de aquellos años, en su mayoría, nos dieron un ejemplo de abnegación que no debería caer en saco roto. Como dice Juno más arriba, es imposible hablar con los que vivieron aquella época y que no recuerden con verdadero cariño a sus profesores.
ResponderEliminarUn abrazo, Transi
Hola Xibeliuss, esta no es mi nueva identidad.. jeje.. es la que tengo desde que nací. Otra cosa es que no la relacionaras con el que andaba antes desbrozando por aquí.
ResponderEliminarTransi: creo que no todos los curas recibieron bien a las misiones. Digo lo de "creo" porque no tengo pruebas que enseñarte.
Un saludo a todos.
Jjeje, sí, Josean: lo he expresado mal: esta personalidad debe ser más antigua...
ResponderEliminarTampoco creo que todos los curas recibieran bien a las misiones: esa fue una de las razones por las que incluí este fragmento en la selección. Siempre hay excepciones, después de todo.
Saludos
Xibeliuss...
ResponderEliminarEn mi opinión, y como amante de la Historia en todas sus vertientes, está es una de las más bellas entradas que he podido leer en mucho tiempo. Los testigos del pasado, el reflejo de la sociedad de entonces, que encontraron, que hicieron, las fotografías... todo hacen de este post un pequeña gran joya.
Un abrazo
La misión de Sanabria supuso un punto de inflexión en las actividades promovidas por las Misiones. Estremece leer cómo Casona y quienes le acompañaron se dieron cuenta de que no bastaba con lo hecho hasta entonces en muchos pueblos de España: llevar cultura y educación. Hacía falta, además de "escuela", "despensa".
ResponderEliminarCon todo, si consideramos en general la labor que las Misiones pudieron llevar a cabo entre 1931 y 1936, se podrá calificar de ingenua e incompleta, como hizo Tuñón de Lara, pero no de innecesaria. Las Misiones Pedagógicas realizaron el mayor proyecto de fomento de la lectura que se haya hecho nunca en España, mediante la creación de 5.522 bibliotecas en las escuelas de otras tantas aldeas y pueblos. Gracias a las Misiones Pedagógicas, los habitantes de muchos de esos pueblos y aldeas tuvieron acceso por primera vez a la contemplación de obras de Velázquez, El Greco, Murillo o Goya, por medio de las copias realizadas por pintores como Ramón Gaya, Juan Bonafé o Eduardo Vicente que formaban parte del Museo del Pueblo o Museo Circulante. Gracias a las Misiones Pedagógicas, en fin, esas gentes del campo pudieron disfrutar, también por primera vez, de algunos avances técnicos, tan extendidos hoy, salvando las distancias, como el cine o las grabaciones fonográficas.
Lo que se hizo en Sanabria no pudo, desgraciadamente, prolongarse. El presupuesto de las Misiones se vio reducido con los gobiernos de la CEDA, con lo que el Patronato hubo de atenerse, digamos, a lo que fue el programa de partida, que no fue poco, como he comentado. Luego estalló la guerra y... ya se sabe...
¡Muchas gracias, Felix!
ResponderEliminarEs todo un halago, y más viniendo de un verdadero experto como tú.
Abrazos, amigo.
Bienvenido, Juan Carlos.
ResponderEliminarPlenamente de acuerdo con tu preciso comentario. Ingenua, incompleta, quijotesca... pero muy, muy necesaria. Y, al menos aquí, dejaron huella.
En cuanto al punto de inflexión, Casona lo explica muy bien: ellos venían de un recorrido por pueblos más grandes, con mayor desarrollo. Contemplar la situación de San Martín les noqueó.
Saludos
Es este un material fascinante. A mí me interesan enormemente las llamadas bibliotecas circulantes que pusieron en marcha las misiones pedagógicas, y cómo llevaban reproducciones de cuadros y gramófonos para acercar la cultura a estas personas... Recuerdo el caso de una biblioteca de Asturias; era una tienda ultramarinos, barbería, ¡y biblioteca!
ResponderEliminarUn abrazo
Jjejeje Un servicio muy completo, Mª Antonia -¡estos ultramarinos tenían de todo!
ResponderEliminarUn abrazo
Simple y llanamente lo que todos pensamos...parece otro siglo,(realmente lo es). otro continente y sin embargo tan cercano.
ResponderEliminarMuchas veces e llegado hasta aquí y no e podido escribir ni una palabra,esas fotos de mujeres con niño en brazos son iguales que las que conservo de mi bisabuela y abuela ,aquellas mujeres del pañuelo en la cabeza y vestidas de negro por los continuos lutos.
ResponderEliminarCuando Casona vino a Sanabria ,mi madre tenía catorce años, me contó que despues de aquello surgió en los jovenes la inquietud por el teatro y que al poco tiempo interpretaban "Sainetes" de Carlos Arniches.
Y es cierto lo de la vara del maestro, pues padres y maestros decían que la letra con sangre entra.Tambien se decía que ,eres más pobre que un maestro de escuela,porque el maestro no tenía sueldo ,vivia de la caridad de la gente y de unas fincas que el pueblo tenía asignadas a la escuela y él que las tuviera en arriendo, daba la mitad al maestro, pero solía ser poco.
Asi que ser maestro debía ser por vocación.Un abrazo Xibeliuss.