4 sept 2011
El Regreso
Cesarín, ese chaval que vive en cualquier pueblo de Sanabria Carballeda durante todo el año, subirá un día de estos con la bici hasta la colina desde donde se divisa un buen tramo de autopista. Se van los veraneantes. La banda de amigos y medio parientes con los que hasta hace bien poco reinó en las calles de la aldea se ha desmigajado como un trozo de bocata a merced de las truchas del río. Ya sólo queda él.
Los abuelos aprovechan los ratos de sol para sentarse en las plazas y contarse unos a otros sobre sus hijos que,este año más que nunca, han venido a juntarse en la casa familiar. Lo grande que está el Josua, el mayor de su Aquilino, y lo trastos que han salido los de Vicenta. Así era ella de pequeña; ahora, que aguante. Las patatas están guardadas a buen recaudo y las tareas del campo ya no son tan agobiantes, a los comerciantes se les puede ver fuera de sus locales y de los mercados; hasta hay tiempo para hablar de fútbol en la carpintería. Es la hora del regreso.
En las grandes ciudades, en los cuarteles de invierno, los viajeros intercambian instantáneas de cuando fueron felices, o creyeron serlo lejos de agobios y de prisas. En pocas semanas es posible que hayan olvidado ya todo recuerdo de otra vida pasada, arrastrados hacia el vórtice de un maelstrom devorador e insaciable. Sí, hay quien todavía se pasea entre los escritorios de la oficina con una sonrisa de suficiencia flotando en los labios - guardó sus vacaciones para el final. Es la hora del regreso.
Pero la vida sigue en la comarca. Llegan manzanas, nueces, castañas... Pronto el bosque se convertirá en una vidriera con infinitas combinaciones de luz y color, engalanado para recibir el regalo de las setas y el sonido primigenio de la berrea del ciervo. Cesarín - y Nerea y Jorgito y toda la chiquillada - empezará el colegio, los abuelos cambiarán la plaza por la taberna o el consultorio médico para sus charlas y los comerciantes se preguntarán cómo vendrá el invierno en las romerías que marcan el cambio de estación. La vida retorna a su pulso.
Es la hora del regreso... para todos.
Pd. Atarronyo, Xabres, Juno, Valverde, Sanabria: gracias por guardar parte de vuestro tiempo en Sanabria Carballeda para saludar a este humilde plumilla. ¡Abrazos para todos!
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Preciosas fotos,y ahora que se marchan todos es cuando salgo yo,en breve a visitar la Mariña Lucense y una excursion a Sanabria un dia de otoño a saborerar los colores del otoño.
ResponderEliminarAbrazos amigo Xibeliuss y feliz regreso
El otoño tiene tambien su encanto, en los pueblos regresa a la calma, se preparan para el invierno, es época de nueces y castañas hechas en el fuego de las chimeneas...
ResponderEliminarLas fotografias son preciosas.
Un saludo
Y para usted la hora del descanso tras el ajetreo, imagino. Cómo debe de desear usted que llegue el otoño!
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous
Que entrada tan nostálgica... el otoño debe ser un estallido de colores propios de la paleta de un pintor. Cuanta belleza. Disfrútala.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Xibeliuss.
ResponderEliminarEspero que ahora tengas más tiempo libre (tampoco mucho) para volver a deleitarnos con relatos e imagenes del otoño que se acerca.
Un abrazo.
Me alegra tu regreso.
ResponderEliminarUn abrazo Xibeliuss
Ya era hora.Espero que hayas recogido buenos frutos del verano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hermoso retrato del fin del verano y bellísimas imágenes, a las que nos tienes viciados. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarPreciosa entrada, entrañable...
ResponderEliminarBuenas fotos, me gusta especialmente volver a ver las hojas del roble.
Pero en el texto te has superado, reflejando puntos de vista sobre lo vivido y lo que ha de llegar..., las personas, niños, abuelos, en definitiva la vida... Con ese toque especial de melancolía, nostalgia del verano... (Te aseguro que un verano en Sanabria no se olvida fácilmente)
Y la esperanza final, los frutos otoñales, los paseos por el monte en busca de esas setas que esperas ávidamente...
Excepcional la última foto, la de la agalla del roble.
Gracias por volver, echaba de menos tus geniales artículos.
Un abrazo.
Es la rueda de la vida, la continuidad. El "Aloha".
ResponderEliminarMe gusta!!
Xibelius, en primer alegrarme por tu regreso, en segundo lugar felicitarte por las fotografías y en tercer lugar por expresar fielmente com se queda Sanabria cuando termina el verano; pero no importa, comienza el otoño y a poco lluvioso que venga traerá una nueva primavera con los frutos y setas de la época, los bosques irán cambiando de color y habrá que volver a ver los rojos, los amarillos y verdes entrezclados y el monte olerá a humedad y a hojas en el suelo.
ResponderEliminarLa pena es que los años pasan y los niños cada vez son menos en los pueblos, y en algún caso, solo hay uno o ninguno.
Un fuerte abrazo.
Se agradece tu retorno Xibeliuss... ya que echaba de menos...
ResponderEliminarSaludos,
Pues a poco que acompañe el tiempo, José Manuel, escoges una temporada magnífica para venir por aquí
ResponderEliminary, aparte de los colores ¡prueba las setas!
Abrazos
Gracias, Mariac
ResponderEliminarSí, es tiempo de prepararse para el invierno... y de disfrutar una estación generosa y más tranquila que el verano, sí.
Saludos
Madame, cada estación tiene su encanto, pero he de reconocer que mi favorita es el otoño. Y lo suelo coger con bastantes ganas, no lo dude :)
ResponderEliminarFeliz semana
Haré todo lo que pueda, Babbilonia, jejeje.
ResponderEliminarE intentaré contarlo por aquí.
Abrazos
No, fosi, que tampoco sea mucho; un poco de aire ya va bien.
ResponderEliminarVuelvo con la intención de quedarme, aunque sea a "baja intensidad"
Abrazos
Arena, es un placer volver... y recibir tus palabras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Jjejeje Se ha hecho lo que se ha podido, Tejón: que el invierno es muy duro por estos andurriales.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias, Isabel.
ResponderEliminarEl mérito de las fotos, como siempre, es del paisaje: yo sólo puedo transmitir pequeños fragmentos.
Abrazos
Gracias, Transi.
ResponderEliminarHe intentado reflejar que es una sensación ambivalente: por un lado, Sanabria y Carballeda se llenan de vida en verano, encuentras gente en cualquier sitio, te reencuentras con amigos que llevas mucho tiempo sin ver... ¡pero también se echa de menos el ritmo más pausado del resto de los meses!
En otoño también hay bastante vida en la comarca, sin los agobios de plena temporada. Y para disfrutar del paisaje es la mejor época sin duda.
Abrazos!
Sí, Tanxilde: la rueda de la vida. Aunque quede muy "místico": todo fluye y no para nunca, aunque ya no estemos.
ResponderEliminarAbrazos, amigo. ¡Espero que hayas disfrutado de algún tiempo por tu tierra!
Sí, Valverde: tú lo sabes bien. Cada vez menos niños... y menos abuelos y menos de todo en general. Pero ¡todavía se resiste!
ResponderEliminarCuando yo era un crío que venía a Sanabria de vacaciones me parecía - una idea no consciente del todo - que los pueblos debían "cerrar" cuando yo volvía a la ciudad y no abrían hasta las siguientes vacaciones. ¡Y ahora me encuentro con gente que todavía parece creerlo!
No, la vida en los pueblos no se para. No sabemos por cuántos años y cada vez con más problemas, pero aquí queda gente que sigue viviendo durante todo el año.
Un fuerte abrazo.
Gracias, José Luis.
ResponderEliminarTe puedo asegurar que yo también lo echaba de menos. :)
Se te extrañaba, buen regreso..
ResponderEliminarBesos!
De regreso y contentos por lo bien que nos lo hemos pasado en las vacaciones. En algunos casos apetece volver a la rutina, esa rutina reparadora que te defiende los imprevistos, esa rutina reparadora que te devuelve al lugar conocido y reconocido, donde los pies saben dónde dirigirse, donde los rostros saludan. Todo vuelve a la normalidad.
ResponderEliminarSaludos y bienvenido
Me encanta tu regreso, repleto de próximos frutos del bosque y aroma ocre y otoñal.
ResponderEliminarMuy cálido tu texto, Xibeliuss.
Tus fotografías, como nos tienes acostumbrados, preciosas, especialmente el contraste que expresa la primera, y las dos últimas.
Bienvenido, Xibeliuss.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Afrodita. Aunque me he mantenido - más o menos - en silencio he intentado estar pendiente de los blogs amigos. Es un placer volver.
ResponderEliminarAbrazos!
Juno ha tenido problemas para publicar el comentario en el blog. Lo rescato por su interés:
ResponderEliminar"Bueno Xibeliuss este verano nos vimos menos por culpa de tu nueva ley “con 24h” tendré que ir mas en otoño. Yo este año en Trefacio viví una experiencia preciosa (sabes que cambió de alcalde) asistí en Agosto a un concejo abierto para todos los vecinos, como antiguamente al tañir de las campanas la gente se reunía para discutir y votar si se arreglaba un caño, limpiaba el rio, arreglaba un camino, el pasto, las vacas, etc. Y transcurrió así, solo cambiaron los temas, las deudas del municipio, el apagón de luz por parte de Gas Natural, el ganado y sus nuevos pastores, etc. Pero si cumplió con su mas exquisito principio democrático todo el mundo opinaba y participaba ¡precioso!, hubo momentos que pensé estar en el 15M de Sanabria. Otro día limpiamos plazas y calles sacando del rio un cacho de grua o algo así, que te hacía enfermar solo al verlo. En fin que no cumplo con tu “regreso” yo he vuelto para descansar un poquito. Abrazos"
Me alegra mucho lo que me cuentas del pueblo: estaba leyendo noticias cada vez más alarmantes. Si hay alguna manera de salir de situaciones como ésta es con la implicación de todos. ¡Ya me gustaría a mi que en mi ayuntamiento se recuperasen los concejos en serio!
Un fuerte abrazo para todos
Sí, Carmen; aunque yo más que rutina lo llamaría el ritmo habitual -en los dos casos, de los que se quedan en el mundo rural y de los que vuelven a la ciudad.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Marisa.
ResponderEliminarLa penúltima - ya lo dice Transi más arriba - es una agalla del roble. Por aquí se conocen como "buyacas" y de crío fue uno de mis juguetes favoritos. ¡Uno se puede imaginar muchas cosas con ellas!
Un fuerte abrazo
Sé que no es un manifiesto pero si lo fuera, lo firmaría con los ojos cerrados.... me he sentido muy identificado, creo haber tenido esas mismas sensaciones tantas veces!!!.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Otoñal y Romero...
¡Que sea romero!
ResponderEliminarGracias, Desbrothy.
Abrazos
Me alegro por el regreso con todo y las bellas imagenes de flores y hojas. Ya era mucho tiempo protestando por el estado de las rutas en su comarca.Congratulations.
ResponderEliminarCelebro tu regreso. También yo lo hago, aunque mi ausencia haya sido de apenas semana y media. Es verdad, con el final todos volvemos a la rutina del resto del año, por mucho que algunos intentemos romperla. Y sí, pronto llegará el otoño, lo primeros frescos, las castañas, el fuego, y por ahí por tu tierra el Magosto. Un abrazo.
ResponderEliminarCuanta nostalgia traen tus palabras y esas fotos las ilustran muy bien. Fin de la estancia en un lugar querido, fin de la compañía de la familia que por unos días hablan, ríen y miramos a unos niños que juegan y crecen como antes nos miraban a nosotros. Algunos quién sabe si estarán allí el año que viene... Ojalá algún día pueda o me atreva a ver las cosas desde "ese" lado, y no desde el que se va, aunque este año ni eso: la familia crece y no he podido ir al "Valdalla" (en lugar del Valhalla ;)). Se me aproximan días de -espero- mucha alegría pero también un año entero con el hueco de la morriña muy grande, y cada vez más esclavizado en la gran urbe. Un fuerte abrazo y espero que este año publiques muchas fotos porque me harán falta :)
ResponderEliminarGracias, Alejandra: ya era hora de mostrar también algo de belleza.
ResponderEliminarAbrazos
DLT, este año además parece que todo va adelantado: las setas han llegado pronto, las castañas están madurando a toda prisa, las manzanas ya se están recogiendo...
ResponderEliminar¿Tendrá prisa el invierno? :)
Abrazos
Viriatus, espero poder colgar muchas fotos de este Valdalla. Me siento casi obligado :)
ResponderEliminarUn abrazo