Bouzas |
“Don Miguel de Unamuno, profesor de la Universidad de Salamanca, ex revolucionario y ex poeta, colaborador del general Mola: En estos momentos difíciles quiero que hablemos usted y yo, escritor con escritor. No quiero recordarle nuestras entrevistas, que le comprometerían ante los ojos de sus dueños. Sólo nos une el hecho de que ni uno ni otro tenemos en la mano fusil ni pala de sepulturero, sino la pluma de escritor. Usted ha hablado muchas veces con orgullo de nuestra profesión. También yo me enorgullezco de ella. Y hasta me enorgullezco ahora, cuando leo los renglones escritos por usted.
Hace cinco años estuve en el pueblo de Sanabria [sic]. Vi allí campesinos martirizados por el hambre. Comían algarrobas, cortezas. A orillas del lago había un restaurant para turistas. Me enseñaron el libro de firmas de los huéspedes. Usted, Unamuno, había escrito en sus páginas unas líneas sobre la belleza del paisaje circundante. Español que hacia profesión de amor a su pueblo, no supo usted ver más allá de las suaves ondulaciones del agua, del óvalo de las colinas. No vio usted los ojos de las mujeres que apretaban contra su pecho a los hijos medio muertos de hambre. Por entonces escribía usted artículos profundamente estéticos en todos los periódicos callejeros de Madrid. Hasta escribió usted un articulo sobre el hambre: cien renglones de investigación filológica acerca de la palabra "hambre". Exponía usted minuciosamente cómo el apetito del hombre del Sur no es el apetito del del Norte, y cómo el hambre descrita por Hamsun difiere del hambre descrita por Quevedo. Se lavaba usted las manos: no quería estar ni con los hambrientos ni con los que les alimentaban con el plomo de las balas. Quería usted ser poeta puro y colaborador de periódicos de gran tirada.
Han pasado cinco años. Lo más bajo de España: verdugos, herederos de los inquisidores, carlistas dementes, ladrones como March, han declarado la guerra al pueblo español. En Sanabria cayó en poder de los bandidos el general Caminero, leal al pueblo. Los malaventurados campesinos de Sanabria habían huido al monte. Con armas de caza bajaron contra las ametralladoras. ¿Qué hizo usted, poeta, enamorado de la tragedia española? De la cartera donde guardaba los honorarios de las elucubraciones poéticas sobre el hambre sacó usted, con la esplendidez de un verdadero hidalgo, cinco mil pesetas para los asesinos de su pueblo."
Ilya Erhenburg. Pravda, 21 de Agosto de 1936.
Ilya Erhenburg fue un escritor y periodista soviético vinculado al movimiento bolchevique desde los primeros instantes. Vivió en el exilio hasta el triunfo de la revolución y al exilio volvió en 1921, por discrepancias con las políticas que se estaban adoptando. En París publicó “Las Aventuras de Julio Jurenito”, su novela más apreciada en la que critica por igual al sistema capitalista y al comunista; y se integró en mundo cultural de la época: Picasso, Gris, Rivera, etc. Viajó por primera vez a España tras la proclamación de la II República y, dispuesto a radiografiar la situación en detalle, recorrió el país de norte a sur, visitando tanto ciudades como pueblos. Con sus observaciones publicó “España, República de Trabajadores” que, por su crudeza, escoció a diestro y siniestro. Sí, estuvo en Sanabria: poco después que Unamuno y antes que las Misiones Pedagógicas de Casona – que ya hemos visto cómo encontraron la comarca. Regresó a España en julio de 1936, antes incluso de conseguir que el diario Izvestia le nombrase corresponsal. Nuestra guerra le reconcilió con el régimen sovietico y se instaló en Moscú durante la primavera de 1937, cuando arreciaban las purgas de Stalin a las que él logró sobrevivir. Durante la Segunda Guerra Mundial escribió para Estrella Roja, el periódico oficial del Ejercito Rojo, una serie de furibundos artículos contra Alemania por la que algunos le han tildado de Goebbels soviético. También fue coautor del llamado Libro Negro del Holocausto judío. Ilya, que nunca llegó a tener carnet del Partido Comunista, acabó siendo miembro del Soviet Supremo - algo incómodo por ambas partes, eso sí. Un personaje controvertido: pueden leer dos semblanzas casi antagónicas aquí y aquí.
Como es sabido, Miguel de Unamuno escribió gran parte de San Manuel Bueno Martir durante una estancia en Bouzas, junto al Lago de Sanabria, y basó su Valverde de Lucerna en el pueblo real de San Martín de Castañeda. Y ahora, la pregunta: ¿Es justa la feroz crítica de Ilya al viejo rector? Recordemos que la carta se publicó en agosto de 1936. Tiene una intención propagandística obvia – en otro fragmento, el autor dice que los obreros españoles admiran a la URSS "porque allí no tienen un General Franco" (bastante era Stalin) – pero también es un ejemplo claro del eterno debate sobre el compromiso del intelectual, del artista.
Esta entrada es, en realidad, consecuencia directa de otra publicada en el blog “El Espejo de la luna” como homenaje a García Calvo y los comentarios de Marisa, su autora, y dlt, de “Desde la terraza”. Es un tema que considero muy interesante: nuestra imposibilidad (o no) de valorar objetivamente una obra dependiendo de la ideología de su autor, aún incluso si la misma obra no trata – o no refleja – esa ideología; o si no se posiciona igual que nosotros ante causas que nos parecen irrenunciables. Por ejemplo: Erhenburg reprocha a Unamuno que alabe el paisaje sanabrés... y no diga nada del hambre que tenía el pueblo. ¿Podemos disfrutar de la obra de autores como Julio Camba o Wenceslao Fernández Flórez como si no hubiesen sido afectos fervientes de la dictadura franquista? Decía dlt en su comentario que también en estos días ha fallecido Díaz Plaja y pocos son los medios que se han acordado de él: ¿tal vez su pecado fue vender (muchos) libros en los tiempos de Franco? Porque su obra, de indudable interés, no es política y el retrato que hizo de la sociedad de la época en El español y los siete pecados capitales es cualquier cosa menos complaciente.
Dejando, pues, aparte el componente propagandístico, el enfado de Erhenburg con Unamuno es perfectamente entendible – y no fue el único: nada más y nada menos que Don Miguel de Unamuno, el referente intelectual que se enfrentó a Alfonso XIII, el que sufrió destierro bajo la dictadura de Primo de Rivera, el encargado de procalamar la II República desde el balcón del ayuntamiento de Salamanca... apoyando sin fisuras a los espadones herederos directos – y hasta biológicos – de aquel general que justificó el golpe de estado por su “masculinidad completamente caracterizada”. Cierto que Unamuno llevaba ya unos años desencantado con el rumbo tomado por la República, pero hay un salto cualitativo importante desde ese desafecto a la implicación efectiva – y económica: el donativo de cinco mil pesetas mencionado fue auténtico – a favor de los golpistas. No tardó en conocer su error.
Pero no es éste el lugar para intentar desentrañar la complejidad del pensamiento de Unamuno, tampoco es la intención de esta entrada. Si les apetece seguir leyendo sobre el tema, les invito a continuar en Igual Te Interesa.
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Es cierto, Xibeliuss, que Unamuno era un personaje singular y con una personalidad bastaten compleja, con muchas contradicciones, personales y de pensamiento, incluso religiosas. Lo mismo proclama la República que apoya la entrada del movimiento en Castilla. Pero creo que la carta de Erhemburg lleva una carga maliciosa terrible, es un dardo al corazón, envenenado. Se pasa tres pueblos, aunque estamos en una época de extremismos exagerada.
ResponderEliminarEn fin, coincido con el amigo DLT que ha fallecido Díaz Plaja y apenas nos hemos enterado (yo de casualidad) y ha sido un historiador y novelista bastante interesante, con una amplia producción y muy poco reconocido desde la Transición. Un placer volver por aquí y un fuerte abrazo.
Todo lo que he leído de Erhenburg se podría definir de la misma forma: se lanza a la yugular y no hace prisioneros. Yo creo que no es justo con Unamuno, pero conviene fijarse mucho en la fecha: agosto de 1936, a un mes casi justo del golpe y con la república completamente desorientada, sin saber con quién podía contar o con quién no. Yo puedo entender muy bien el desconcierto ante la posición de Unamuno.
EliminarAparte, por supuesto, del papel de Erhenburg como propagandista/agitador.
Un abrazo, Paco
estimado xibeliuss: según leía el final del primer texto, me venía a la cabeza la misma reflexión que a ti, ¿no estaría siendo injusto con Unamuno?... aunque lo mejor estaba por llegar, el resto de la explicación me parece aún más acertada.... e interesante... quizás la mejor forma de entender la historia sea contextualizándola sin atreverse a juzgarla por la ideología de quien nos la cuenta, ese es un error que en nuestro país cometemos una mayoría muchas veces... así nos va!... al final ni dejamos de ser borregos con estudios... eso sí, creemos tener clara nuestra ideología...
ResponderEliminarAsí lo veo yo también, josean. Creo que es tan peligroso "elegir" una ideología por narices como "elegir" una ideología por narices y luego justificarla con los argumentos que nos convienen mientras descartamos el resto, por veraces que puedan ser.
EliminarSaludos
Estupenda entrada que hace reflexionar sobre Unamuno. Creo que era muy poliédrico, y por lo tanto muy difícil de analizar por mí.
ResponderEliminarSea como fuere, a mi me gusta su literatura, igual que la de Fernández Florez y Camba.
Teneis razón al referiros al contexto. Ya se sabe que en este pais pendular, las cosas no son vistas igual en un momento que en otro, por los mismos personajes.
Yo también me acuso de haber modificado algunas de mis posiciones ideológicas, fruto de algunas reflexiones y también de algunos momentos históricos vividos. Seguro que me seguiré equivocando.
Un abrazo
Gracias, Xabres. Sobre Unamuno(como figura pública)pienso que cada vez será más dificil de comprender, porque su papel como intelectual pertenece a una época muy determinada, muy distinta de la visión posterior. Siendo contemporáneos, Ortega es un "intelectual moderno" y Unamuno un "pater", como se dice en la entrada del otro blog.
Eliminar¡Ostras, Xabres! Dios nos libre de las posiciones monolíticas a través del tiempo: creo que es preferible equivocarse.
Un abrazo, amigo.
Nos resulta muchas veces difícil separar al autor de su obra, es decir, valorar y/o disfrutar la obra sin tener en cuenta la biografía del autor. Esto nos ocurre con más frecuencia en autores recientes o con los que tenemos mayor proximidad por la lengua o por la nacionalidad o por cualquier otra razón. La experiencia, en cambio, nos dice que un escritor o un artista o un científico sublimes han podido ser auténticos hijos de puta en su vida personal y/o social. Y es que queremos encontrar una congruencia entre la persona real y la obra creada que resulta casi imposible. Nuestra producción creativa suele ser mucho mejor que nosotros mismos, pues no en vano la extraemos del mundo ideal. Es una opinión, claro. Saludos cordiales.
ResponderEliminarCoincido con tu opinión, Isabel. Imaginemos que el personaje más odioso entre los que cada día salen en tv o en la prensa - que cada uno le ponga nombre - fuese, a la vez, autor de los versos más sublimes que se pueda imaginar: creo que yo sería incapaz de valorarlos. Pero lo malo, creo, es que también llega a funcionar al revés: tendemos a justificar la "hijoputez" de quien consideramos de "los nuestros"... y hasta sus obras discutibles.
EliminarMe gusta mucho tu última frase: sí, creo que nuestras creaciones son siempre mejores que nosotros.
Un abrazo, Isabel
Hola Xibelius, , con el tiempo de por medio las cosas se ven de distinta forma como lo veían en el 36, donde el radicalismo estaba a flor de piel.
ResponderEliminarMuy buena la advertencia de que el articulo es muy largo, jejeje, en el otro blog, pero a mi me ha gustado y mas corto no puede ser.
Un abrazo
Hola, Abi: sí, afortunadamente, los tiempos son diferentes a 1936, tanto porque los radicalismos se han atenuado como porque la situación de desigualdad no es tan brutalmente exagerada. La república se quedó corta para las aspiraciones de muchos y, sin embargo, fue más allá de los querían otros cuantos.
EliminarUn abrazo
Una entrada compleja dónde las haya. Confieso mi ignorancia y aprendo.
ResponderEliminarCreo que una cosa es la obra de un autor que no tiene por qué ser una crítica furibunda, ni complaciente hacia ningún régimen y otra las inclinaciones personales. No por ser un gran autor se tienen por que tener las ideas claras, se puede apolítico o posicionarse en una lado u en otro en un momento de la vida.
Díaz Plaja para mi ha sido un gran autor y describe perfectamente el carácter español que he podido comprobar por mi misma.
Un abrazo
Gracias, Katy. Intento que el blog haga preguntas, no que ofrezca respuestas tajantes. Yo también confieso mi ignorancia y trato de aprender.
EliminarUn abrazo
Querido Xibeliuss:
ResponderEliminarEn primer lugar,quiero felicitarte por los documentos que desempolvas que son realmente interesantes. Y este dirigido a Unamuno lo es aún más -a pesar de no salir bien parado- por la admiración literaria que le profeso.
La relación entre escritor-obra ha llenado ríos de tinta desde hace siglos, desde aquellos que separan tajantemente creación literaria y aspectos externos a ella (biografía del escritor, ideología, educación, lecturas...) hasta aquellos que consideran que vida e ideas del autor y obra están estrecha e inevitablemente unidas.
En el caso de Unamuno, no podemos olvidar un detalle determinante: era un escritor de la Generación del 98, y una de las características de los hombres de esta generación literaria es que plasman el paisaje y lo exterior de una manera totalmente subjetiva. No realizan descripciones realistas sino que lo que ven lo pasan por el tamiz de su propio conocimiento y, sobre todo, sentimiento. Ningún escritor de esta generación era castellano; Unamuno era vasco, pero todos aman Castilla y la austeridad de su paisaje, sus tierras y sus hombres la van a cantar con dolor y con amor. Quizás esa "pobreza sanabresa olvidada" que le critica Ilya Erhenburg, para mí, no tiene ningun fundamento. Ninguno. Unamuno es ante todo escritor, y si cada escritor tiene la obligación de hablar de las lacras o problemas de las zonas que escribe estarìamos apañados: no nos acercaríamos a un libro ya que serían serios elementos cultivadores de pesimismo y depresiones. Unamuno no es un cronista -a pesar de alguno de sus ensayos que puede acercarse a ello- y AMÓ Sanabria: la inmortalizó en su "San Manuel Bueno, mártir", como materia literaria si se quiere, que para eso era escritor, pero no tenía ninguna obligación de denunciar la pobreza de esta zona (aunque para mí sí que lo hizo metiendo el dedo en la llaga: en la pobreza cultural de los habitantes de Valverde de Lucerna, manipulados por la pobreza espiritual del pàrroco Manuel).
En definitiva, creo que el reproche que Ilya Erhenburg hace a Unamuno es completamente injustificado desde el punto de vista literario.
En cuanto al otro tema, el de valorar la obra de los escritores independientemente de su ideología política creo como profesora de literatura que es el camino correcto de un lector. Ahora bien, no es excluyente. Me explico. Los lectores vemos a los escritores a través de un caleidoscopio: se les puede valorar -es inevitable- por su estilo literario, por su amenidad, por su creatividad, por sus versos, por defender la libertad y los derechos del ser humano en sus escritos, por atacarlos, también... Pero no creo que sea correcto eliminar de nuestras lecturas a escritores en función de su ideología política. No comulgo en absoluto con los ideales políticos de Unamuno, y sim embargo adoro sus lecturas. Me encanta Nietzche, y recordemos que sus obras eran los libros de cabecera de Hitler, y no me considero partidaria del nazismo. Respeto a Agustín García Calvo, y aunque comparta cosas con él también estoy en desacuerdo con elementos lingÚìsticos que defiende. En definitiva, esa separación de ideología a la hora de valorar la obra es necesaria, pero no son EXCLUYENTES diferentes formas de valoración de los autores. El blanco o negro se quedó -afortunadamente- años atrás, también existe el gris, y el rojo y el azul, y un escritor puede ser valorado desde múltiples prismas.
ResponderEliminarEn cuanto a Díaz Plaja, si hubiera sido cierto que su muerte ha sido condenada al ostracismo porque vendió muchos libros durante el franquismo, razón de más para pensar que en esta época que vivimos, se le hubiera homeneajeado. Ni a él ni a García Calvo, con lo cual, creo que algo preocupante está pasando con la cultura en este país...
Disculpa la extensión pero por alusiones propias en tu entrada he querido arrojar un poco más de luz con respecto a mis opiniones.
Me voy a tu otro blog que en su entrada también tratas a Unamuno -¡hoy estoy de suerte!-.
Excelente, xibeliuss, tu trabajo documental es excelente.
Un enorme abrazo.
PD: gracias por la fotografía de Bouzas; tengo una visita pendiente al lugar para conocer a las musas de Unamuno...
Gracias, Marisa, por tus palabras y por tu tiempo. Empiezo por el final: mis alusiones al "Espejo de la Luna" quieren ser un reconocimiento a tu trabajo y a los comentarios que origina; no era mi intención cuestionar opiniones - con las que suelo coincidir - ya que, además, me gustan especialmente los blogs que hacen pensar, plantearte cosas.
EliminarNo, a nivel literario la crítica de Erhenburg no tiene sentido: si toda creación tuviese que ser "social" por obligación estaríamos mutilando el arte. Una obra no es buena por denunciar una causa o una situación, por justa que sea esa denuncia. Lo que me pregunto es si tenemos tendencia a otorgar más valor del que realmente posee a la obra o al autor que coincide con nuestra ideología - y a minusvalorar al que tiene la contraria, o ni siquiera tratar de conocerla. Tú misma pones un ejemplo muy claro: sería muy triste que alguien no se acercase a la obra de Nietsze por sus lectores nazis. O a Neruda por su condición de comunista.
Ehrenburg dispara con posta: bien por resentimiento auténtico, bien porque favorece a sus intereses agitadores. Yo no dudo del amor de Unamuno por Sanabria - por el mundo rural en sentido amplio - y del dolor que le producía su situación de desamparo. El famoso y tópico "me duele España", vaya, que considero completamente auténtico. Por cierto: me ha llegado otra información sobre Unamuno en Sanabria que seguro te va a gustar :)
Y en cuanto al penúltimo tema... pienso que si el gobierno actual no es capaz siquiera de honrar a los "suyos" - ojo, no digo que Diaz Plaja lo fuera - es que, efectivamente, los tiempos son muy malos para la cultura.
Un fuerte abrazo, Marisa, y gracias de nuevo.
Gracias a ti, amigo Xibeliuss, por enlazar el blog. Es todo un lujo tener lectores como tú, y lo digo con toda sinceridad. No, para nada he pensado que hayas querido cuestionar opiniones (y si hay que cuestionarlas, se cuestionan, que es la mejor forma de aprender); solo he querido justificar el laaargo comentario que te he dejado...jejje.
EliminarUn abrazo agradecido, Xibeliuss.
Me temo que hice el recorrido al revés... Fui a Igual te interesa primero :D y ahora volveré.
ResponderEliminarLo que más me llama la atención de la carta de Ilya Erhenburg. es su "españolidad". Yo encuentro que es una carta muy española, yo creo que en el momento que la escribió Erhenburg era otro español a punto de entrar en guerra, de hecho el está en guerra ya, lo deja claro desde el primer mordisco: "Usted ha hablado muchas veces con orgullo de nuestra profesión. También yo me enorgullezco de ella. Y hasta me enorgullezco ahora, cuando leo los renglones escritos por usted". Leía el texto y me acordaba de una novelita que compré una vez para un viaje en autobús: La lápida templaria ,de un tal Nicholas Wilcox, y todo el camino iba pensando, jo, este tío...que bien nos conoce, no? si es que escribe como un español. Luego supe por un artículo de Pérez Reverte que Nicholas Wilcox era Juan Eslava Galán...cosas :D Pues con la carta de Erhenburg me ha pasado justo lo mismo.
En cuánto al prejuicio...pues soy culpable. Me cuesta separar a la persona de su obra... No sé, sería Miguel Hernández mi poeta si no hubiera sido el inocente que fue?. Supongo que sí, pero... En el caso de Unamuno,el escritor no me gusta, es más me cae gordo desde el COU y precisamente por el San Manuel Bueno Mártir que era lectura obligada, bueno se podía escoger entre Unamuno y Baroja: El árbol de la Ciencia, que tampoco me gustó nada... Yo que sé, era joven y boba. Estoy superando lo primero :D
Un abrazo, Xibeliuss y muchas gracias.
Jjejeje Alma, si estás hecha un "capullito" - sólo hay que ver la foto.
EliminarNo sé, no tengo una opinión bien definida sobre Ehrenburg: hay cosas en su biografía - en casos como el suyo es dificil desligarla de su obra - que no me cuadran. Lo que he leído de él (el libro sobre España y unos cuantos artículos de la 2GM) mantiene el mismo nivel de ataque directo que no acabo de decidir si es sincero.
¡Ay, las lecturas obligatorias de BUP! ¡Cuántos prejuicios nos han creado! jejejeje
Un fuerte abrazo
Es posible, casi seguro, como dice Alma, que Erhenburg, parezca español, de hecho los rusos y los españoles nos parecemos mucho; y los pueblos español y ruso han sufrido mucho desde siempre por culpa de quienes han mandado.
ResponderEliminarHubiera sido de mal estilo que en el libro de visitas del hotel sanabrés en el que se alojó, dejara don Miguel de alabar la belleza del lugar que lo diferencia de otros, entonces igual que ahora, por su explendor natural, cuando la miseria, que la había sin duda, y él, don Miguel, no desconocería, no era muy distinta allí a la de otros muchos lugares de España, un país atrasado y pobre entonces. Ejemplo notorio de ello era la situación en Las Hurdes visitada por un rey en los años veinte y filmada por Buñuel quince años después, cuando Erhenburg arremetía contra el viejeo rector de Salamanca, en un estremecedor documental, cuyo título lo dice todo: “Tierra sin pan”.
Desde luego Erhenburg es inmisericorde con don Miguel, y muy injusto, apreciándose un tufo a propaganda, como bien apuntas, que resta sinceridad al ataque. Es cierto que estuvo don Miguel a un lado y al otro, pero no se puede olvidar su intervención, cuando, ya anciano -le quedaban apenas tres meses de vida-, en el paraninfo de la universidad de la que era rector, encarándose a Millán Astray, uno de los novios de la muerte, con el famoso “Vencereis, pero no convencereis”, sacó al general de sus casillas, que acabó diciendo aquello de “Muera la inteligencia” casi pistola en mano, teniendo que salir el viejo rector, casi huyendo, por la puerta trasera hacia el exilio de su casa, de la que ya sólo saldría en una caja de madera. Creo que aquello le redimió, a mi modo de ver, claro. No parece tampoco que Erhenburg, por lo visto en las notas biográficas que leo, estuviera libre de dudas sobre el régimen al que acabó sirviendo, también, por cierto, como columnista en la prensa, y en la que no sé si llegaría a escribir sobre las penurias del pueblo ruso en el país de los camaradas de Stalin, que tan bien supo silenciar la voz de los disidentes, congelando sus voces en Siberia (también los zares habían hecho lo mismo) y socializar la pobreza, aunque no sé si hizo lo mismo con la riqueza. Creo que ambos estuvieron comprometidos con su pensamiento en cada momento, con más o menos rigidez, según el caso.
Un saludo.
Coincido contigo en las dudas sobre Erhenburg, dlt, como he expresado más arriba. Es más: incluso dudo si no estuvo al servicio de Stalin desde antes de su viaje a España, cuando en teoría era un exiliado descontento con la revolución. Si es cierto que él también estuvo en Las Hurdes: su viaje a España no se limitó a las capitales.
EliminarEl gesto de Unamuno en Salamanca - que trato más profundamente en el otro blog - es uno de los actos más dignos de un pensador en nuestra historia, por el que merece ser recordado más allá de otras contradicciones en las que pudo incurrir.
Gracias por tu aportación, dlt. Un abrazo
· Si bien las fotografías son excelentemente 'poéticas', hoy el texto brilla hasta casi apagarlas. Una maravilla.
· Saludos
·CR· &·LMA·
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Gracias Xibeliuss, muy buena entrada. Un tema muy interesante, el de las plumas enfrentadas, las ideologías y su propaganda, los arrepentimientos posteriores... (Bien lo pagó Unamuno!)
ResponderEliminarY sobre todo el tema fundamental, el del hambre y la injusticia en los pueblos, del campo, de la montaña de esa España...
He llegado tarde pero ha merecido mucho la pena escucharte.
Gracias y un abrazo.
Unamuno era un personaje complejo y a la vez contradictorio a lo largo de su vida, pero creo que todos lo somos. No hay nadie que piense siempre lo mismo, sino que viramos en favor o en contra de nuestros propios pensamientos influenciados por lo que nos rodea. El insigne don Miguel a veces le daba por ser extremadamente poético o realista como la vida misma. Se declaró y confesó oficialmente ateo para volver a ser una persona de fe y cambió su camino religioso varias veces. Además era un andariego impenitente (seguro que se hizo algunas rutas de senderismo y de montaña por Sanabria como las hizo por la Sierra de Béjar o de Gredos).Muy interesante esta entrada, Xibeliuss, porque con ella podemos apreciar y valorar el pensamiento que tenían de él otros intelectuales.
ResponderEliminarUn saludo
Confieso mi ignorancia mas absoluta sobre este tipo,me voy a tu otro blog a seguir cultivandome.
ResponderEliminarVas a tener que cobrar por estas clases que nos das.
Un abrazo
Ha sido una auténtica sorpresa y a la vez alegría encontrar ésta bitácora, entre otros motivos porque mi esposa nació en Galende (se libró del desastre de Ribadelago por los pelos), y desde hace cuarenta años casi todos los veranos y bastantes inviernos nos damos un garbeo por esta maravillosa tierra.
ResponderEliminarAños atrás fui buceador profesional y uno de mis pasatiempos favoritos fue y continúa siendo bucear con escafandra autónoma en el Lago, aunque este año he tenido que frenar un tanto mis inmersiones, que ya no tengo el cuerpo para tanto trote.
En este blog ofreces datos fidedignos y totalmente contrastados y por lo tanto es digno de ser leído, tanto por los sanabreses como por los que no lo son. Mis felicitaciones y te deseo prosigas con tu más que excelente labor de difusión de esta tierra, que a pesar de que yo no nací en ella, sí la considero como propia.
Saludos cordiales.