Recordarán ustedes a Ilya Erhenburg, el autor de la Carta a Unamuno que recuperamos hace unas semanas. En aquella entrada ya adelantábamos que el escritor soviético visitó Sanabria en 1931 y reflejó sus experiencias en el libro “España, República de trabajadores”. A nuestra comarca le dedicó un capítulo entero, precisamente el que da título a la obra. Esto es lo que contó:
“La combinación de rosa y gris siempre nos conmueve. Acaso no sea más que un capricho del ojo. Acaso una interpretación subconsciente de lo que llamamos “vida”. El lago es ahora de un gris pálido, los montes de un rosa tierno. Esta región parece creada para las expansiones líricas. Aquí, la lengua española, viril y dura, se reblandece. Aquí puede hablarse de amor, sin espantar a los pájaros y al silencio con las ásperas consonantes. Aquí, las mozas cantan fados tristes y suaves. Más allá de aquella montaña, es ya Galicia, con su verdor lavado por las lluvias y sus pastores predispuestos a la poesía. Las orillas del lago están silenciosas y deshabitadas. La vista distingue, con alguna dificultad, algunas cabañas sobre los collados. En el lago pululan peces, sobre el lago revolotean pájaros. Así solían pintar el paraíso los primeros renacentistas. Sólo faltan las rizadas ovejas y los justos. No cabe duda, aquí la gente tiene que ser feliz. Por aquí pasó Unamuno. Escribió unas estrofas inspiradas. El camino llega hasta el lago. Una posada, tortilla y truchas del lago. Un álbum para los visitantes. Una cosa intermedia entre un balneario y el edén. La carretera transitable no pasa de aquí. Una senda, un burro. Dos aldeas: San Martín de Castañeda y Ribadelago. Nadie va hasta ellas. ¿Para qué van a ir? Allí no hay nada que comprar, ni nada que vender. Un rincón pintoresco y la miseria maldita. Y en España ni una cosa ni otra son excepcionales.
Sin embargo. San Martín puede vanagloriarse de sus bellezas artísticas. Entre las míseras cabañas se levantan las ruinas de un convento. Columnas románicas... Un nicho... Un ventanal... Hace cien años que los sabios monjes abandonaron el convento. Se dieron cuenta de que el hombre no puede vivir sólo de lo bello y se trasladaron a lugares menos poéticos, pero más lucrativos. Los aldeanos no se marcharon. Los aldeanos se quedaron al lado de las ruinas románicas. Pero el monasterio no dejó solamente el rastro de las piedras inofensivas. Dejó también la vieja maldición: el foro. Antiguamente los aldeanos pagaban todos los años un tributo al convento. Los frailes, al mudarse, vendieron este derecho a un señor completamente mundano. Ni más ni menos que se venden los muebles en una mudanza. Los frailes vendieron el foro, es decir, el derecho a desvalijar anualmente a los aldeanos. Esto sucedía en el año 1845. Han pasado casi cien años.
Muy lejos de aquí, en Madrid, se sucedieron los gobiernos y cambiaron los colores de la bandera. Vino la Primera República. Subieron al poder los liberales; tras ellos, los conservadores. En las elecciones, salían triunfantes los distintos partidos. Algunos osados tiraban bombas. Algunos valientes se sometían al suplicio de la horca. El rey distribuía concesiones a los americanos. El rey hacía viajes a San Sebastián, el rey se divertía...
Luego, destronaron al rey. El señor Alcalá Zamora pasó unos días en la cárcel. El señor Alcalá Zamora se instaló en el palacio de Oriente. Pero todo esto pasaba muy lejos de aquí, en Madrid. Para venir de Madrid hasta aquí, hay que montar primero en un rápido hasta Medina del Campo; luego, en un correo hasta Zamora; luego, en autobús hasta Puebla de Sanabria; luego, en coche de mulas hasta el lago; luego, en burro, si es que lo hay... ¡Qué lejos está Madrid de esta aldeíta! Aquí, no ha cambiado nada. El agua del lago sigue poniéndose gris y las montañas de color de rosa, igual que antes, en los atardeceres. Las mozas siguen cantando canciones tristes igual que antes, e igual que antes los aldeanos mandan todos los años a un caballero desconocido, a un fantasma, el foro, o hablando más claramente: dos mil quinientas pesetas.
Los aldeanos tienen muy poca tierra: un puñado de tierra, que no es siquiera tierra, sino “tierriña”. ¿Qué sacarán de ella? Trescientos treinta habitantes tiene la aldea. Corno en todas las aldeas, un sinfín de críos. Aquí, la miseria engendra con la terquedad de los fatalistas resignados. Niños hambrientos. En vez de casas, establos negros, ahumados. Se resiste uno a creer que la gente pueda vivir así toda la vida. ¿Serán fugitivos, víctimas de un incendio? No; son sencillamente españoles contribuyentes. Jamás viene nadie en su socorro. Y año tras año, tienen que entregar a un caballero lejano y desconocido todo lo que consiguen arrancarle a la tierra avara: dos mil quinientas pesetas. ¡Quinientos duros! Quinientos duros para el caballero fantasmal que heredó de su padre, además de otros bienes, el derecho a seguir cobrando el antiguo foro. El afortunado caballero es abogado. Posee una hermosa casa en la aldea, al lado del convento. No tiene muchos clientes, pero los aldeanos han de pagarle anualmente sus quinientos duros, no porque él los necesite, sino porque conoce bien las leyes y sus derechos... A los ricos no les sobra jamás el dinero. Todos los años reciben los aldeanos el aviso correspondiente. Mandan el dinero. El señor firma el recibo.
En el mes de abril de 1931, los amantes de la libertad proclamaron en Madrid la República. Y no contentos con esto, declararon en la Constitución que España es una “República de trabajadores”. Claro está que, para evitar malas interpretaciones, se apresuraron a aclarar: “Una República de trabajadores de todas clases”. En 1931, lo mismo que en los años anteriores, los campesinos de San Martín pagaron al señor las dos mil quinientas pesetas. Trabajaron todo el año hurgando la tierra estéril. También el señor trabajó lo suyo: al llegar la fecha, se pasó el aviso y firmó el recibo."Ilya Erhenburg: España, República de Trabajadores. 1932
Fotos extraídas del libro “El Lago de Sanabria, Sitio natural de Interés Nacional. Paisaje pintoresco” Joaquín Aroca García, 1959
Pd. Erhenburg, en su visita a España, recorrió principalmente Madrid, Barcelona y otras capitales de provincia. Las zonas rurales las describe como quien las ve de paso de una ciudad a otra; sin embargo hubo dos a las que les dedica sendos capítulos completos. El de Sanabria ya lo estamos leyendo, el otro retrata Las Hurdes. La comarca extremeña se había dado a conocer como símbolo de la miseria absoluta tras la visita de Alfonso XIII - Buñuel rodaría "Tierra sin Pan" en el mismo 1932. Pero... ¿cómo llegó Sanabria a convertirse en objetivo de Erhenburg?
Esta entrada va dedicada a la memoria del gran contador de historias Gabino García Vega, fallecido el pasado 6 de diciembre. Una enorme parte de la tradición de Sanabria y Carballeda se ha ido con él.
¡Jodo! Amigo. Wntono el acuse de recibo, pero pido tiempo para saborearlo. Tendrás noticias.
ResponderEliminarUnha aperta.
Ya me contarás, Xabres...
EliminarMe pregunto que pudo llamar la atención de Ilya Erhemburg para visitar estas tierras, cuando era un lugar olvidado;sus gentes humildes vivian su vida ajenos a lo que sucedía allá donde estaban los que gobernaban ,dice de sus mujeres que cantaban fados y canciones tristes....Creo que algunas alegrias tendrian ,pero sus vidas estaban marcadas por el luto que era obligatorio cumplir y las aspiraciones de una mujer entonces se limitaban a encontrar marido, a veces los propios padres concertaban su boda,por juntar tierras... Que tiempos, si vieran como estan hoy todas las tierras... Eso del foro no me suena por esa descripción ,me suena mas tributos o diezmos que se pagaban al dueño y señor de las tierras ,sobre todo de la iglesia, creo que últimamente alguien anda vendiendo dichas tierras y casa sin cionsultar con nadie. Esa cantidad de dinero que dice pagaban al señor de San Martín, supongo seria entre todos los vecinos y ni aún así seria posible juntar ese dinero pues en aquellos tiempos eso era mucho dinero.Por como juzga el modo humilde de vida de la gente y la cantidad de hijos y sus humildes casas supongo que este señor era de clase acomodada allá en su Rusia y no conocía el modo de vida en el rural ,ni siquiera de su país...Yo se que la gente vivía , sufría y amaba y no ponían demasiadas esperanzas en nadie y eran conscientes de su situación y a pesar de todo sobrevivían.Y no les importaba marchar a las ciudades a ganar unos cuartos para ayudar a las familias con los largos inviernos o ir mas lejos ...Allá al otro lado del oceano.Buscaré entre los papeles de mi abuelo que se que hay un documento que habla de la instauración de la República ,pues el era en ese momento el secretario del Ayuntamiento de Robledad-Cervantes, cuando era el alcalde Don Manuel Carbajo .El Teniente.
ResponderEliminarTengo unos amigos que han viajado varias veces a Africa, no de turistas, sino para rodar documentales sobre tribus apartadas de la "civilización". Cuentan que con todo su "atraso", su corta esperanza de vida, la ausencia absoluta de tecnología, su hambre y su sed... no son más desgraciados que nosotros, porque eso es lo que conocen y en ese medio tienen sus tristezas y sus alegrías como nosotros. No sé si he transmitido bien la idea, tampoco intento hacer un paralelismo entre la Sanabria de 1930 y Africa... pero tu comentario me lo ha recordado.
EliminarSí, el foro era un tributo señorial. La Iglesia (en este caso el monasterio) tenía derecho a cobrarlo en su calidad de "señor" de la tierra. Y también podía vender ese derecho, que es lo que dice Ilya, a terceros. Aparte estaba, y eso sí era exclusivo de la Iglesia, el diezmo.
No, no creo que muchos campesinos rusos estuvieran mejor. Ilya seguro que perteneció a una clase medianamente acomodada - era universitario cuando estalló la revolución bolchevique. Como el mismo Unamuno o como Casona. Los testimonios de las clases "bajas" son más difíciles de encontrar cuanto más retrocedes en el tiempo.
Saludos, Inés
Para leerlo impreso en papel con un buen café...
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Jan.
EliminarUltimamente me salen las entradas bastante largas, así que ésta la he dividido en dos.
Saludos
Es cierto que es un capítulo para releerlo con detenimiento. Los monjes olvidan la belleza, lo poético del lugar, pero no lo pecunario y ese derecho de impuestos lo venden al mejor postor; en todos los sitios cuecen habas... Y también en la República de trabajadores se pagaba el consabido impuesto... Excelente reflexión de esta alma soviética. Abrazos, Xibeliuss.
ResponderEliminarIlya es muy crítico con la República, porque la considera insuficiente, casi una farsa. Según su imagen, el rey se había ido pero el poder no había cambiado de manos, las élites económicas eran las mismas y obreros y campesinos seguían sin ser considerados.
ResponderEliminarEs un librito muy curioso y que también habla mucho de tu tierra, Paco. Si te interesa te mando una copia en PDF.
Abrazos
Pues yo me lo he leído de un tirón y quedo esperando la continuación. Me gustan estas entradas que cuentan pasajes de la historia de esos pueblos y comarcas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Tejón. Dentro de poco la segunda parte... que tiene unas cuantas curiosidades más.
EliminarAbrazos
Además de ser un excelente narrador, Ilya Erhemburg también efa un buen crítico político y social. Supongo que cuando estaba anotando sus impresiones observando la imperante miseria, le vendría a la cabeza la mundanal vida en Madrid y los fastos de la Corte, ya que alude en más de una ocasión al Rey.
ResponderEliminarY sin duda que el pago del foro con sus quinientos duros, le llevaría a la memoria los antiguos impuestos de los que se nutría antiguamente la estirpe de los Romanoff.
Un abrazo, estimado Xibeliuss.
Sí, es un buen escritor. Como se decía en los comentarios de la entrada sobre Unamuno, no estoy seguro de sus objetivos últimos, pero en todo su libro se observa un exquisito respeto al hablar de campesinos y trabajadores... y un enorme desprecio cuando se refiere a políticos de tres al cuarto, especuladores, abogados, etc.
EliminarComo le digo a Tejón, la segunda parte dejará algunas cosas más en claro.
Saludos, José Luis
ResponderEliminar· Tengo que felicitarte. La documentación fotográfica es excelente. La reseña, no tiene precio.
· ¡cuánto se puede aprender, de aquellos tiempos! Y ahora, quieren que regresemos...
· un abrazo
· CR · & · LMA ·
Gracias, Ñoco. La reproducción de las fotos no es buena, pero creo que su interés lo compensa: algunos de estos encuadres ya no son posibles.
EliminarAbrazos
¡¡Joder otra vez!! Xibeliuss, (no es un taco, es una admiración). Últimamente estas sembrao pero para que no te lo creas y luego te duermas con el ego en sobrepeso, seré discreto comentando.
ResponderEliminarDesde que nací siempre fui a Sanabria todos los años y cuando mi cerebro iba madurando y las ideas se iban formando pensaba lo mismo que Ilya (no con el mismo nivel pero también pensaba), y esa frase es perfecta “Aquí la miseria engendra con la terquedad de los fatalistas resignados”. Hubo un tiempo que así fue.
Perfecto y espero se supere con la parte 2. Abrazos
"La fatalidad resignada" Así fue y así, quizás un poco menos, sigue siendo. Pero también es un tema de doble filo: hubo un tiempo (quizás sigue) en el que la única solución para el rural era marcharse. Casi lo más fácil, más que intentar cambiar las cosas "dentro". Hoy, sin embargo, los que intentan sobrevivir fuera de las ciudades suponen casi un desafío (siempre hay excepciones), tan o más grande del que asumieron los que tuvieron que marchar.
EliminarUn fuerte abrazo, Juno
Sigo pensando que o depende de la traducción o Ilya Erhemburg es un español que nació en otro sitio y por eso nos conoce (y nos reconoce tan bien) Me ha gustado la referencia a la suavización del castellano por la vecindad con las tierras gallegas, no recuerdo cual fue el cronista musulmán que hablando de una de las batallas se refería a los castellanos como "esos que hablan una lengua que suena como tambores y trompetas de guerra" y me gustan mucho las fotos del marqués, que también anduvo mucho por mi tierra...divirtiéndose como el dice el Ilya que hacía el rey. Estoy con Ñoco, ese es el modelo de vida al que quiren que regresemos y no es la primera vez que sucede; tendemos a una brutal polarización que extinga mucho más que el concepto de "la clase media", cada vez que eso ha ocurrido se ha desmoronado o un imperio o, para ser más modernos, un sistema. Los humildes sanabreses que le arañaban a la tierra los quinientos duros que dice Ilya para entregárselos al señorito y quedarse igual de pobres que antes eran, a mi juicio, completamente inocentes, pero nosotros no. Nosotros nos cavamos la fosa cada día, enterramos alegremente el modelo de vida que tenemosy en el que creemos y somos igual de obedientes y disciplinados que los sanabreses de 1931, a lo más que llegamos es a ser también las plañideras de ese entierro.
ResponderEliminarEspero la segunda entrega :)
Besos
He leído hace poco este artículo en la Aldea Irreductible. Se centra principalmente en los medios de comunicación, pero también podría ser aplicable a, por ejemplo, los bancarios que colocaron alegremente preferentes a clientes sabiendo que eran una estafa a cambio de su comisión; o a aquellos que vieron saquear su empresa y no dijeron nada mientras siguieron cobrando su sueldo; a los que piensan que "bueno, pero como yo no soy judio..." Como dices nos limitamos al papel de plañideras - y yo el primero - hasta, como mucho, si nos quitan nuestros peniques.
EliminarNo sé, estoy muy pesimista en estas cosas ultimamente.
Un fuerte abrazo, Alma
Para venir de Madrid hasta aquí, hay que montar primero en un rápido hasta Medina del Campo; luego, en un correo hasta Zamora; luego, en autobús hasta Puebla de Sanabria; luego, en coche de mulas hasta el lago; luego, en burro, si es que lo hay... ¡Qué lejos está Madrid de esta aldeíta! Aquí, no ha cambiado nada......
ResponderEliminarLos aldeanos tienen muy poca tierra: un puñado de tierra, que no es siquiera tierra, sino “tierriña”. ¿Qué sacarán de ella? Trescientos treinta habitantes tiene la aldea. Corno en todas las aldeas, un sinfín de críos. Aquí, la miseria engendra con la terquedad de los fatalistas resignados. Niños hambrientos. En vez de casas, establos negros, ahumados. Se resiste uno a creer que la gente pueda vivir así toda la vida. ¿Serán fugitivos, víctimas de un incendio? No; son sencillamente españoles contribuyentes. Jamás viene nadie en su socorro. Y año tras año, tienen que entregar a un caballero lejano y desconocido todo lo que consiguen arrancarle a la tierra avara: dos mil quinientas pesetas. ¡Quinientos duros! ....
Desgraciadamente, esto era tan cierto hace no muchos años, que casi se podría decir que es actual.
Desde siempre, Sanabria, fué abandonada por los politicos. Siempre, los problemas han sido vistos desde un despacho, en Madrid, Valladolid o Zamora, por gentes a las que no les iba en ello absolutamente nada. Cobraban por no dar la murga al jefe inmediato.
Dia mio, Xibeliuss, que buen relato, que buenas fotos y cuanto me has llegado a revolver las tripas. Ojalá alguna vez esto cambie, aunque to no llegue a verlo.
Un fuerte abrazo, amigo.
No, no hace tanto: poco más de una generación, dos como mucho. Hay cosas que sí han cambiado, otras - la gestión desde fuera, por ejemplo - siguen muy parecidas. Creo que poco a poco se ha ido perdiendo el fatalismo que también señalaba Juno, ahora el problema es que somos muy pocos y cada vez menos. No llegamos a tener peso.
ResponderEliminarUn abrazo, Xabres. No te pierdas la segunda parte, cuando Erhenburg redondea su exposición.
Hola Xibelius, así que Sanabría estaba muy lejos de Madrid y es posible que lo "siga" estando.
ResponderEliminarUn abrazo
Jjejeje Ahora se puede decir que también estamos lejos de Valladolid... y eso que fuimos parte de su provincia durante unos cuantos años.
EliminarUn abrazo, Abi
No es la primera vez que en algún texto que compartes con nosotros,se dan semejanzas entre estos y aquellos tiempos,parece que no ha cambiado mucho la cosa.
ResponderEliminarUn abrazo
Hombre, sobre esto conviene puntuelizar un poco: hoy Sanabria y Carballeda están a años luz de la situación que retrata el artículo, en infraestructuras, educación, atención médica, etc. Continúan el abandono y el expolio, quizás bajo otras formas, pero al menos no se puede decir que sigamos en la Edad Media, como era el caso de las aldeas hasta la década de los '30 por lo menos.
EliminarEl problema más grave ahora, como en la mayoría del mundo rural, es la despoblación y el envejecimiento: al no ser suficientes, no tenemos fuerza para conseguir cosas.
Un abrazo, Fosi
Solo puedo decir que me ha sobrecogido el texto. Pienso en las injusticias cometidas con los humildes, y no me cuesta imaginar aquella España, aquella Sanabria sumida en el olvido y expoliada tanto por la iglesia como los señores de turno. Me pregunto como es que se perdió Erhenburg por aquí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo también me lo pregunto: supongo que debió haber algún informante que despertara su curiosidad, porque la "presencia" de Sanabria en la España de aquellos tiempos era prácticamente nula. "San Manuel Bueno..." se publicó por primera vez en el mismo 1931 y antes de eso... ¿Krüger?. No lo sé e Ilya no lo explica. Tal vez alguien de Zamora Capital, donde también estuvo.
EliminarUn abrazo, Valverde
Un crudo relato de la vida de estas gentes, donde hasta los monjes de mandan a mudar, diriamos por aqui, y la historia se repite una y otra vez... como si nunca se aprendiera nada de ella.
ResponderEliminarMagnificas las fotos antiguas que ilustran el texto.
Gracias, Alyx.
ResponderEliminarSaludos
Buenas tardes, espero que no les importe esta intromisión y con todo mi respeto, ya que saben tando de la zona, les pido su ayuda. Estoy buscando información de mi bisabuelo, no tengo datos salvo que su nombre era D. Jacinto San Pedro Sastre y era de Puebla de Sanabria. Si me pudieran dar algún tipo de información o decirme donde me puedo dirigir para que me la faciliten se lo agradecería mucho, puesto que la verdad es que no se por donde empezar. Se doy las gracias por adelantado.
ResponderEliminarPues dicho queda, Rachel: a ver si algun lector puede facilitarle alguna información.
ResponderEliminarTambién puede intentar publicar esta misma petición en facebook, en el muro de "Villa Puebla de Sanabria".
Saludos
Muchas gracias, en cuanto pueda me pasaré por la página que me dice.
EliminarSaludos