En realidad, el primero en conseguir una concesión del nuevo régimen había sido el empresario madrileño Ángel Jiménez Palma en 1942, con un proyecto de encargo propio similar al publicado por Oliver, ya que suponía el aprovechamiento del cauce desde la sierra hasta Puebla. Es su trabajo el que despierta el interés de las grandes eléctricas. Se suceden entonces años confusos, de guerra empresarial abierta y mercadeo de influencias; también de exigencias de “mayor rigor” en los proyectos por cuenta de la C.H.D., de la que se puede afirmar que, entonces sí, intentó cumplir con su papel de garante de las aguas. Finalmente, el Gobierno limita la concesión de Jiménez a la cuenca alta y él vende sus derechos a Hidroeléctrica Moncabril, que recupera el proyecto de Oliver y además contrata al propio ingeniero para diseñar una ampliación – por diferencias entre el estiaje disponible y los caudales concedidos, según se publica en la Revista de Obras Publicas - con otros tres embalses de cabecera. Todavía habrá otra ampliación más, firmada por los hermanos Gabriel y Francisco Barceló, hasta incluir el sistema de presas completo formado por Puente Porto, Playa, Cárdena, Garandones, Vega de Conde y Vega de Tera. Moncabril se pone a construir de inmediato, a un ritmo infernal.
Mientras tanto, Ideam y Saltos del Duero, ante su situación de empate técnico y con el temor de ver aparecer en escena otra compañía que aproveche sus esfuerzos, consiguen en 1952 firmar un acuerdo – con el beneplácito del gobierno – para repartirse el resto del caudal: Ideam se queda con el tramo desde el Lago hasta Puebla y Saltos con la continuación del río.
NO-DO del 06/04/1953 (Ver en la web de rtve.es minuto 00:29) |
Ideam - que, a su vez, tenía formalizado un acuerdo previo con Elsa (Eléctricas Leonesas, S.A.) - también quiere construir cuanto antes, pero entonces se encuentra con la oposición frontal de los ribereños: en plena dictadura franquista, los sanabreses de la época – nuestros padres, nuestros abuelos – mostraron el coraje necesario para echarse a la calle y defender el Lago. Y lograron el apoyo de periódicos como El Correo de Zamora, intelectuales como Menéndez Pidal, amantes de la naturaleza como la Asociación Montañera Zamorana y hasta la Unesco acabó por interesarse en el caso. La Administración, como tantas otras veces, se limitó a dejar pasar el tiempo y en 1958, una vez enfriados los ánimos, otorgó a Elsa – que se había deshecho de Ideam al comprar sus derechos - la concesión definitiva de las obras, con escasas modificaciones encaminadas a salvar un puñado de cultivos en Ribadelago y a entreabrir la puerta a un posible futuro turístico, algo cuya importancia había despreciado Ideam en informes previos. Las obras deberían comenzar en el plazo de tres meses desde su publicación en el BOE. Enseguida se abrieron algunos caminos y alzaron barracones para justificar ese comienzo.
Y entonces, la noche del 9 de enero de 1959 bramó la sierra: se partió la presa de Vega de Tera y la riada resultante arrasó el pueblo de Ribadelago. Se ha dicho a menudo que sólo los ciento cuarenta y cuatro muertos y desaparecidos en la catástrofe – víctimas, muchas más – fueron capaces de frenar el represamiento del Lago y es cierto; sin embargo conviene saber que inmediatamente después de la tragedia el Gobierno apremió a Elsa – y hay correspondencia oficial que lo atestigua – para conocer sus planes sobre la ejecución de las obras. Pese a todo, el proyecto acabó diluyéndose principalmente por la necesidad de la dictadura de desviar el foco de atención ante una situación vergonzosa a la que no era del todo ajena, pero también por la pérdida del apoyo de la opinión pública a las construcciones faraónicas de las eléctricas, que hasta entonces había aplaudido con asombro. “El proyecto definitivo y el subsiguiente plan de obras no están ultimados. La Sociedad [Elsa], con el mejor deseo de colaborar con los planes gubernamentales, ordena que se traslade al gobernador civil de la provincia el deseo de que el Instituto Nacional de Colonización – atareado en la recuperación del terreno de labor – realice su proyecto sin tener en consideración las futuras obras que el aprovechamiento hidroeléctrico pueda requerir, con lo cual se puede resolver el problema social y agrario presente y, en su día, si fuese preciso, ya indemnizará la empresa, generosamente, los terrenos que en la medida mínima posible pudieran quedar afectados”. En los primeros años de la nueva década, el Lago pudo considerarse a salvo.
Las autoridades inspeccionan el lugar del desastre. Hemeroteca ABC |
¿Y el resto del río Tera? Pues, a pesar de quedar también hibernados durante un tiempo, los proyectos no fueron abandonados: en 1969 se inauguró el embalse de Cernadilla, al que después siguieron el de Valparaiso y el de Nª. Sª. Del Agavanzal. El impacto que han supuesto en la comarca puede verse con total claridad al comparar los mapas del IGN de 1946 y 2003:
Pd. Anterior – o al menos contemporáneo – al proyecto inicial de Oliver existe otro, obra de José Alonso, que planteaba una presa en Aguas Cernidas, en los montes de San Martín y Terroso – uno de los lugares más bellos de la Sanabria desconocida. Afortunadamente cayó en el olvido.
Bibliografía:
- La Energía Eléctrica, nº 13 al 19, 1919
- Revista de Obras Públicas, nº 76, 92 y 93 (1919) y Mayo de 1951
- Hispagua
- Embalses.net
- Hojas del Furueto nº1 (2000)
- 9 ene 1959 00h24 Ribadelago (2008) Museo Etnográfico de Castilla y León
- Ribadelago, la tragedia de Vega de Tera. J.A. García Díez (2001) Ed. A. Saavedra – y varios artículos del mismo autor para La Opinión de Zamora. García Díez es, posiblemente, el autor que más y mejor ha escrito sobre la rotura de Vega de Tera, todos sus antecedentes y consecuencias. Estas entradas son en gran medida un pálido reflejo de su trabajo.
Dios me perdone, pero leyendo las dos entradas a la vez e tenido un sentimiento como de que la desaparición de Ribadelago de una manera u otra, estaba planeado. Espero haberlo entendido mal, porque de ser así, las heridas no se cerrarán nunca.
ResponderEliminarMe estremece y asusta esta información.
Me confirma que no somos mas que marionetas que manejan a su antojo en los despachos los mismos de siempre....
El proyecto aprobado de Ideam, el que se iba a ejecutar en 1958, no suponía la inundación del pueblo de Ribadelago, pero sí de la mayor parte de sus tierras de labor. Es posible que hubiera acabado como la Granadilla que comentaba Laura en la primera entrada: abandonado o casi, al no tener sus habitantes de qué alimentarse... y con la posibilidad del turismo también arruinada.
EliminarLa rotura de Vega de Tera también supuso el final de Moncabril: de ser una de las empresas mejor valoradas cayó en el olvido y fue absorbida por sus competidoras.
Un abrazo, Inés
Poco importamos las personas y los pueblos cuando hay intereses muy gordos detrás de los proyectos. Ahora que los del lugar le echaron redaños a la cosa, en plena dictadura y mostrar su oposición a la barbaridad que finalmente se llevó a cabo.
ResponderEliminarUn saludo.
Y en el tema de pantanos y presas se ve muy claro, Cayetano. Lo de Riaño fue antes de ayer, como quien dice. Y no hubo forma de pararlo.
EliminarSaludos
De todo lo que has escrito me quedo con el documento del NODO sobre las protestas de los sanabreses, me ha resultado increíble: en primer lugar porque protestaran en aquellas épocas tan duras y en segundo lugar que saliera en el NODO.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí que es curioso. Supongo que al ser una protesta totalmente apolítica, dirigida contra las eléctricas y dotada de un "recio tipismo", considerarían que no era mayor problema darle una pequeña cobertura. Eran los años que España intentaba hacer olvidar a la comunidad internacional su anterior filiación pro-nazi.
EliminarEn cualquier caso, parece que al menos durante un tiempo la protesta fue importante.
Abrazos, Valverde.
Qué barbaridad. Parece que las autoridades tienen por costumbre permanecer sordas a las protestas, y que solo reaccionan cuando hay muertos. En eso no parece que hayamos avanzado mucho desde entonces.
ResponderEliminarFeliz domingo, monsieur
Bisous
Ah, Madame. Algunos parece que sólo escarmientan en cabeza ajena. Y por eso se les olvida pronto.
EliminarFeliz tarde, Madame
Poco se puede añadir a lo dicho. La publicación de esa fotografías, inéditas hasta ahora, son una gran contribución a la memoria de aquellos hechos. Un abrazo.
ResponderEliminarPor la fecha se ve que son menos de tres meses después de la riada. Sorprende la pose "turística" de la cuarta foto, aunque, si lo pensamos, también es normal. O corriente.
EliminarUn abrazo, dlt
Menuda catástrofe. Yo aún no andaba por aquí. Tantos muertos. Las aguas no respetan nada una vez que se desatan. Es cierto cuando ocurre algo así se toman medidas. Pero esto hasta en pequeña escala. Buena recopilación.
ResponderEliminarUn abrazo
Bueno... digamos que por aquí nadie se acaba de fiar de (por lo menos) una de las presas del sistema que sigue en pie. Esperemos que por ese lado no volvamos a salir en las noticias.
EliminarAhora andamos con el tema de la posible contaminación del Lago por vertidos incontrolados y medidas, ninguna. Ni parecen dispuestos a hacer pruebas.
Abrazos, Katy
Me pasa como a Valverde, me han emocionado la dignidad, la valentía y el sentido común de los sanabreses...que horrible sólo la tragedia les haya dado la razón.
ResponderEliminarUn abrazo, Xibeliuss
El Lago siempre ha sido como la bandera de toda la comarca, con los pueblos ribereños en vanguardia. En la Edad Media ya tocó batallar con los monjes, que se quedaron con las pesquerías amparados por el rey. Parecía que todo iba a cambiar cuando la II República se lo expropió a la nobleza, pero enseguida llegaron las Eléctricas y luego las Normativas de Protección, que algo bueno habrán hecho (aparte de dejar unas cuantas sombras). Ahora nos toca bregar con la incompetencia de algunos: a ver si hay suerte y podemos mantener el Lago sano y salvo como todos los que nos precedieron.
EliminarUn abrazo, Adra
Que fotos de tanto valor Xibeliuss, ellas también cuentan...El embalse de Valparaíso lo conozco, tengo una amiga que es de allí, y he pasado allí algún fin de semana en verano. Impresionante comparar los dos mapas; todo cambia, pero que tenga que ser así....
ResponderEliminarUn abrazo
Es cierto, Moni. Todo cambia, los embalses generan una energía que necesitamos y de una manera bastante limpia, pero... caray, que algunos tuvieron que pagar un precio muy alto. Por lo menos merecen el recuerdo.
EliminarUn abrazo
Desde luego el valor de este documento tiene dos vertientes. La primera es ver como se producen las cosas y como influye la suerte. La segunda es que no solo nos dieron pena cuando la tragedia, es que además les debemos el lago. Como es la vida, vivieron como pudieron, luchaban si les dejaban y se fueron mientras dormían, de su futuro es nuestro presente. ¿Seremos nosotros igual de generosos con nuestro futuro?
ResponderEliminarEsa es la madre del cordero, Juno: tal vez en grupos sociales más pequeños, en los pueblos, se puede ver con más claridad que cada uno de nosotros somos sólo puntos en una línea continua - pero con la responsabilidad de conseguir que esa línea no se rompa. Vamos, de cuidar la herencia y dejarla para los que vienen detrás.
EliminarUn abrazo para todos
Lo de la presa de Vega de Tera fue terrible, no solo por la magnitud del desastre y víctimas sino por todas las neglicencias, injusticias y chapuzas que le rodeó. Mira que he leído, visto y oído hablar veces y veces del tema, y siempre me quedo con la misma tristeza y enojo después de hacerlo.
ResponderEliminarEn cuanto al embalse de Valparaíso, aún recuerdo el cauce normal del río y sus parajes antes de que inundara todos los terrenos. El impacto medioambiental, sin duda, ha sido brutal.
A mí me ha llamado la atención que intelectuales como Menéndez Pidal, cuya Gramática Histórica ha sido mi libro de cabecera en mis años universitarios, apoyaran a esos ribereños y la defensa del Lago. Siempre he admirado su coherencia.
Magnífico trabajo, Xibeliuss.
Un abrazo.
Parece que Menéndez Pidal sí tuvo bastante interés por estas zonas, sus costumbres y, sobre todo, su lenguaje. Él dirgía los trabajos que acabaron propiciando la visita de Krüger y, por lo tanto, sus estudios sobre la Cultura Popular en Sanabria.
EliminarTristeza y enojo, sí. Creo que es el mejor resumen para estas dos entradas.
Un fuerte abrazo, Marisa
En estos temas siempre hay intereses creados, para beneficios de unos sin pensar en el daño a personas y ambiental para la zona. Si que tuvieron valor al defenderlo. Que triste tiene que te echen y tengas que abandonar tu tierra .
ResponderEliminarUn beso
En aquellos años el daño ambiental no se consideraba para nada, y se puede ver muy claro en la elaboración de los proyectos de los que hemos hablado: no se hace ninguna mención. Los daños a las personas (no me refiero a la tragedia de Ribadelago, sino a pueblos enteros sacrificados a los pantanos) se veían como claramente asumibles. Ahora se siguen haciendo cosas mal, pero algo sí hemos avanzado.
EliminarAbrazos, Laura
Mucho no entedia a que iba a terminar la entrada anterior, pero ahora con las dos completas, se ve clamaramente los intereses de las grandes compañias. ¿Como estaria de mal hecho el dique se partio y termino arrasando un pueblo? Por aquí, para la construccion de grandes represas como Yacireta e Itaipu, se han inundado sitios arqueologicos, se han tenido que evacuar pueblos enteros, gente que se ha mudado, especies animales y vegetales que estan en peligro de extincion. De partirse alguna de esas, de seguro que hasta esta escriba en un quinto piso se moja los pies.
ResponderEliminarEsperemos que no sea así, Alix. En el juicio de la rotura de Vega de Tera se acabó aceptando que la presa rompió no por estar mal construída, sino porque los cálculos de los ingenieros, los aceptados como buenos por todos en aquella época, eran erroneos. En fin.
EliminarSaludos