A menos de diez minutos de la autovía de las Rías Baixas A-52, pero desconocido para la mayor parte de los conductores que la recorren, en un alto junto al pueblo de Ferreros se yergue el castro de Santo Toribio. Como todos nuestros yacimientos ha sido muy poco estudiado. Los expertos tienen claro que aquí se asentó una pequeña comunidad de sanabreses - no exagero al denominarlos así: fueron, cuando menos, contemporáneos de las primeras menciones a Urs Senabrie - que se dedicaron a la metalurgia entre los siglos I y IV de nuestra era. No se descarta que el grupo aprovechase un asentamiento más antiguo ni tampoco que su estadía se prolongase hasta la Edad Media. La situación es, desde luego, inmejorable para tiempos tan violentos como aquellos: un altozano que permite vigilar todo el valle, terrenos de cultivo en sus laderas y cercano a núcleos más poblados, como lo que hoy es Puebla. Es de suponer que sólo tras la completa pacificación de la comarca - es decir, con el frente de la Reconquista mucho más al sur del Duero - y tras el agotamiento de las vetas mineras, aquel poblado bajó del cerro y se estableció en el actual solar de Ferreros. O no: también es posible que la fundación de Ferreros sea más antigua y el castro quedase como el refugio al que acudir cuando la expedición militar musulmana apareciese por el horizonte. Tal vez algún día lo sepamos con certeza.
La cumbre del pequeño alto del castro aparece punteada por crestones de pizarra y cuarcita. Esto, sumado a la configuración geológica del terreno circundante, permite especular con la presencia de oro -aunque nunca en grandes cantidades. Los estudios realizados en los años 80/90 descubrieron abundante escoria, así como fragmentos de hornos cerámicos y vestigios de piletas y cazoletas. Los arqueólogos deducen que los pobladores se dedicaron tanto a la extracción de minerales como a su posterior manufactura, para consumo propio y servicio de otros núcleos cercanos. Tampoco hay que descartar que se tratase de un campamento especializado, dependiente de una comunidad mayor. En cualquier caso cabe pensar que, para los niveles de la época, quizás este grupo no tuvo una posición incomoda: eran obreros cualificados, poseedores de un conocimiento no tan común.
Más allá de su valor histórico y arqueológico, la subida al castro de Santo Toribio es hoy un paseo al alcance de todos - camino abierto, paneles informativos - que ofrece, además, una amplia panorámica sobre el Valle de Sanabria - complementaria a la que vimos en la anterior entrada sobre Peña Alta: los dos cerros se sitúan uno frente al otro. Podéis tener una pequeña muestra en este enlace.
Al fondo, las cumbres de la Culebra asoman entre la niebla |
Un paisaje agreste, y no parece mal refugio al que acudir durante las invasiones musulmanas. Debe de ser facil esconderse ahi y que nunca te encuentren.
ResponderEliminarFeliz tarde de domingo, casi noche ya.
Bisous
¿No hay fosiles?
ResponderEliminarLa ultima foto, la panoramica me encantó.
Un abrazo.
Buen paseo Xibeliuss,preciosas fotos y muy ilustrativa la explicacion.Cuando valla a Sanabria habra que hacerle una visita.
ResponderEliminarun abrazo
Desde luego el dominio sobre el valle parece absoluto. Una gran ventaja esta cota, tanto para advertir la presencia del enemigo como de defenderse de sus ataques. Un abrazo.
ResponderEliminarPara mí ha sido un gran hallazgo arqueológico. Bello e interesante paseo al que nos has conducido hoy, Xibeliuss.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que bella escenografia nos has traido hoy mi estimado amigo y excelente reducto para esquivar moros
ResponderEliminarUn abrazo hasta Sanabria
Hay tantos lugares de nuestra península que no conocemos. Es una suerte que gente como tú nos vayáis abriendo las ventanas a ese mundo cercano y a la vez tan desconocido.
ResponderEliminarPreciosas las fotos.
Un abrazo.
Muy buenas fotos. He estado allí varias veces, pero caminando con gente de Remesal. Tiene unas vistas únicas y se controla todo el contorno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Parece que el tobillo ya está bien :) Coincido con Tejón en preferir la última foto. Me gusta mucho mirar las fotos e imaginarme el castro. Un beso, Xibeliuss
ResponderEliminarMás, que esconderse, Madame, el sitio ofrece una defensa bastante fácil. En cualquier caso, no es seguro que continuase habitado hasta tan tarde.
ResponderEliminarFeliz lunes
Pues creo que fósiles no hay, Tejón, pero tampoco te lo puedo asegurar: soy bastante malo para descubrirlos.
ResponderEliminarAbrazos
José, como digo es un paseo al alcance de cualquiera -niños incluidos- y, además, está cerca de sitios más conocidos.
ResponderEliminarAbrazos
Sí, sí: el dominio sobre el valle es completo... aunque ellos mismos podían ser vistos también desde lejos.
ResponderEliminarSaludos, dlt.
:) Apúntatelo, Marisa. Estoy seguro que te gustará. A mi por lo menos en sitios como éste me es imposible no empezar a fabular sobre cómo debió ser el día a día de aquella gente.
ResponderEliminarUn abrazo
Ya digo, no sé si llegó a continuar habitado en tiempos de los moros. Aunque tengo la sensación que más de uno buscó estos riscos para defenderse hasta tiempos muy avanzados.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Gracias, Logan, Lory. La verdad que en este "mundillo" de los blogs nos descubrimos cosas unos a otros que de otra manera nos pasarían inadvertidas por completo.
ResponderEliminarUn abrazo
Una buena opción, Valverde, la subida desde Remesal. Ojalá se pudiera hacer allí algo un poco más llamativo en conmemoración del encuentro de Fernando y Felipe.
ResponderEliminarAbrazos
Jjejeje, alma, lo del tobillo no fue nada. Y, como se ve, el sol nos visitó también enseguida -por poco tiempo, me temo.
ResponderEliminarAbrazos
cada cerro un castro !!
ResponderEliminartienes que dibujar estar rutillas en el GMaps o en el wikiloc
Regreso a estos lares y me alegra comprobar que continúas descubriéndonos rincones de ese retal de tierra sanabresa. Por cierto, mi padre y mi tío se perdieron hace años en esa subida... cuando regresaron a casa parecían peregrinos de al menos doce jornadas... (sonrío)
ResponderEliminarUn abrazo grande de vuelta a casa
Amigo Xibeliuss:No sabes cuánto me gustaría que Sanabria hubiese estado siempre poblada por sanabreses, aunque se llamasen de otra manera. Para mi la cosa no tiene duda, con permiso de los historiadores y arqueólogos.
ResponderEliminarEsas piedras entre graníticas y bituminosas, son las que nos dan nuestra identidad.
¡Que nadie lo olvide!
Unha aperta.
Amio, últimamente me da mucha pereza salir con el gps en la mano. Cuando hicimos sanabriacarballeda.com sí que marcamos los caminos y los archivos para verlos en google earth o grabarlos pueden descargarse todavía.
ResponderEliminarAlicia, bienvenida de nuevo: por aquí sigo, todavía con muchas cosas en el tintero...
ResponderEliminarCon perdón de tu padre y tu tío: ¡sí que debían andar despistados, sí! jejeje
Abrazos
En este lugar estuvo la población quizás según la historia ya el .año 1 antes de Cristo.
EliminarXabres, más o menos entre los siglos V y X, la vida por aquí no debió ser fácil - o todavía más complicada que de costumbre. Sin embargo, yo creo que nunca llegó a despoblarse del todo. Un lector del blog afirma que hubo un asentamiento musulmán en Puebla durante al menos dos generaciones.
ResponderEliminarAbrazos
Hola Xibelius, vamos deprisa por las autopistas y nos descuidamos de lo que realmante tiene valor.
ResponderEliminarDesde luego parece un lugar muy apropiado para un castro donde la orografia juega un papel muy importante como suele ser habital en estos casos.
Un abrazo
Sí, Abi: la orografía de éste es clásica de un castro.
ResponderEliminarAquí tenemos un ejemplo muy curioso de castro completamente distinto: As Muradelas. Por un lado lo defiende un barranco sobre el río Tuela; pero, por el otro flanco, los posibles enemigos podrían atacarles cuesta abajo. No he visto más de ese tipo.
Abrazos, Abi
Bueno Xibeliuss, hacía tanto tiempo que no abría yo esta ventana... Y quien me iba a decir que lo primero con lo que me iba a encontrar es con "El Pico Santotoribio" que así lo llamaban mis abuelos... Pues sí, ese es mi escenario matutino favorito cuando estoy en Sanabria, yo también desde Remesal como Valverde... Ahora me queda mucho más lejos :-)... Un abrazo muy fuerte desde el verano austral y con la luna "del revés"...
ResponderEliminarCuántos secretos de Sanabria te quedan por contar Xibeliuss? jejeje
ResponderEliminarEspero que este castro no quede en el olvido. Recuerdo que cierto incendio en la Sierra de la Culebra en el año '92 dejó al descubierto un perfecto castro celta. Pero es que los pinos que se quemaron habían sido plantados por la administración!!! Con dos narices dejaron el castro entre los pinos en el olvido!!
Un abrazo desde los Pirineos menos nevados de la historia jejeje
Qué maravilla de paseo y cuántos tesoros guarda la comarca sanabresa. Casi me parece ver a los antiguos pobladores extrayendo del cerro el preciado metal...
ResponderEliminarAbrazos
Todavía hay Ferreríanos que cuando cultivaban las parcelas próximas a este Castro detectaban en buen número residuos de hierro fundido de lo cual podría deducirse a priori que tuvo mucha actividad en la elaboración del hierro.
EliminarCuanto dinero hace falta para estudiar nuestros yacimientos... y el problema es que muchos de ellos están a la merced de saqueadores y profanadores sin escrúpulos...
ResponderEliminarEn cuanto a este Castro... lo harían por defensa, pero hay que reconocer que el sitio además es muy bonito.
Que colores tan bonitos los de la primera foto,en un dia asi merece la pena el paseo,yo creo que todos los que vamos a un sitio parecido dejamos volar la imaginacion,si es que somos unos crios...y por mucho tiempo!!!,¿se nota que vengo de donde Marce?,jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
De vez en cuando me entran ganas de perderme yo también una temporada. Pero claro, si -santo Toribo está ya tan a la mano... Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarBonito paseo y muy curiosos los crestones de pizarra y cuarcita.
ResponderEliminarY cuántas incógnitas de esos primeros pobladores del valle.
Me quedo con el color de la primera fotografía.
Abrazos, Xibeliuss.
Haberlos tuvo que haberlos pero creo que nunca se podrá probar porque no hay dinero para estudiarlos.... bueno, ahora no hay dinero para nada.
ResponderEliminarJjejeje Qué casualidad, ¿no, Diáspora? me alegra mucho acercarte, por lo menos un poquito, estos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo!
¡Alfonso, me dejas alucinado! No conocía esa historia.
ResponderEliminarUn abrazo - por cierto, como ves aquí tampoco nos ha llegado mucha nieve.
A mi me pasa siempre en sitios como éste, MªAntonia: no puedo evitar el montarme mis propios cuentos.
ResponderEliminarAbrazos
Has puesto el dedo en la llaga, José Luis. Ya no es que no puedan estudiarse ahora: es que si algún día llega a haber dinero, lo más interesante puede haber sido ya saqueado. Yo no suelo dar indicaciones muy precisas sobre restos arqueológicos: este caso es distinto porque se publicita en la información turística de la comarca.
ResponderEliminar¡Saludos!
Isabel, este de Santo Toribio sí está muy a mano... pero, si de verdad quieres perderte, no te faltarán lugares en esta tierra jejeje.
ResponderEliminarUn abrazo
Fosi, yo voy ahora donde Marce! He estado un par de días desconectado y se me acumula la tarea.
ResponderEliminarUn abrazo
Enrique, sí que ha sacado un "buen color". Todas están hechas con muy poca diferencia de tiempo, pero unos pocos grados de inclinación del sol te cambia la luz por completo.
ResponderEliminarAbrazos
No hay dinero para nada, Logio. Yo creo que se descubrirán más a base de proyectos de fin de carrera y estudios así: pero se tardará mucho en poder profundizar en esas investigaciones.
ResponderEliminarAbrazos
Siempre me ha sorprendido la capacidad del hombres, desde tiempos remotos, de utilizar el terreno natural para su defensa. Estas fotos lo demuestras, que además son preciosas.
ResponderEliminaray si yo pudiera volar en el tiempo y retornar a aquella época.
En realidad siempre me pasa con tus fotos y textos.
Un abrazo
¡Dichosos los tiempos, Verdial, en los que hombres y territorio eran capaces de encontrar su armonía! No soy contrario al progreso, claro, pero hay excesos que no se pueden asumir.
ResponderEliminarAbrazos, Verdial
Aunque el tiempo corre que vuela y uno anda muy escaso de tiempo, jejeje, siempre le viene de perlas un paseo por esta historia tuya/nuestra,
ResponderEliminarque se repite por tantos rincones de Castilla.
Salud2
Cierto, Froilán: una historia común, al menos en el corredor que se extiende desde el norte del Duero hasta la cornisa cantábrica. Cada uno con sus peculiaridades, pero todos venimos del mismo lado - o muy parecidos.
ResponderEliminarSaludos!
SEÑOR Xi bélic
ResponderEliminarSEÑOR Xibeliuss las personas que nos ilusiona esta tierra. Por su belleza natural , de grandes paisajes, mucha Historia contada por Usted con rigor documental y nos facilita grandes conocimientos para conocer esta respetuosa Zona Sanabresa y a su importante e interesante Gente les enviamos las merecidas y justas Gracias con muestras de respecto al trabajo bien hecho . Saludos para Usted para Sanabria y su gente y la visitaremos con más frecuencia. Ok
Yo me apellido Ferrero. He investigado el origen del apellido en en el archivo de la Real Chancillería de Valladolid y dice que proviene de las montañas de Sanabria. Ferrero era en castellano antiguo, el que trabajaba el hierro. La evolución de la lengua sustituyó la pronunciación "f" por la "h" y el Ferrero, paso a pronunciarse Herrero, pero como apellido se ha conservado y soy zamorano. Es probable que mis antepasados fueran aquellos trabajadores del hierro.
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