Fiestas, comilonas y trabajo duro: ¡diciembre es un mes difícil!. Y los Reyes, además, nos han traído lluvia a manos llenas. Tenía ganas de salir a andar, a pisar estos caminos. Y de hacer fotos: se me acumulan las entradas sin nada con qué ilustrarlas.
En mi primer día libre ya estaba yo levantado al rayar el día, con una ruta preparada y las botas en estado de revista. Me asomé a la ventana... y me encontré con un diluvio de épicas dimensiones. Me pareció hasta ver a unos duendecillos haciendo surf en los desmadrados caños de agua. No pudo ser. Me quedé encerrado, subiéndome por las paredes.
Después de comer no había escampado, pero llovía bastante menos. "¡Ésta es la mía!" - me dije - y salí antes que nadie pudiese hacerme entrar en razón. Enseguida se me unió el compañero que veis en las fotos: tal vez también quería quemar calorías tras los excesos. Hizo conmigo todo el camino.
Ahora oscurece pronto, así que descarté la ruta prevista y subí hacia Peña Alta, un pequeño paseo hasta el primer hito en el camino noroeste de la sierra, pero que ya permite buenas vistas sobre el valle. Como los árboles están desnudos es posible una vista más detallada. En la foto de arriba, El Bubela protege Sotillo y el valle del Truchas a sus pies. En la siguiente se ve Cobreros en primer término y la Puebla al fondo, antes de la Sierra de la Culebra.
Iba preparado para hacer una panorámica desde arriba... pero la lluvia no lo permitió. Al bajar, un resbalón inoportuno me costó una torcedura de tobillo. Nada grave, pero ya me regaló una noche dolorida. En fin, que no estaba escrito que saliese aquel día...
Quiero mostraros también algunas fotos de este verano, tomadas siguiendo este mismo camino hasta la sierra.
Este paraje es conocido como El Peligro de Santa Colomba, visto desde la subida a Peña Cueva. Lo que en la foto se ve como suave ondulación es un barranco importante, aquí oculto tras el primer corte. También es nuestro meteorólogo particular: cuando el temporal viene de este lado no nos libran ni las rogativas.
Que se sepa, Felipe II no llegó a Sanabria, aunque si probó las truchas del Lago con las que le agasajó el Conde de Benavente. Así que la silla esta de Peña Cueva no es para él, sino para los pastores que subían con el ganado a los prados comunales. Una vez más, la foto engaña: la Peña es un gran bloque de granito y las vistas son muy amplias.
Y llegamos por encima de los 1.600 metros. Bajando por la hondonada que se adivina en el centro de la imagen está la Laguna de Sotillo. Si os fijáis, en la ladera de enfrente se adivina el camino de Porto, del que Kiko nos contó una estremecedora historia. También cerca de estas brañas localiza Leandro Rodríguez alguna de las correrías de Don Quijote (el prado de los gallegos).
Hola Xibelius, es que hay que tener cuidado con los resbalones cuando las piedras estan mojadas, espero que no haya sido nada y ya este el tobillo recuperado.
ResponderEliminarBonita ruta no obstante, el pequeño recorrido que hiciste con la compañia del cánido.
Un abrazo
Pero que hermoso lugar que es Sanabria, sana envidia de donde vivís. Muchas gracias por darlo a conocer al mundo a través de internet.
ResponderEliminarSaludos desde Argentina
Pues mira tu por donde, así, como sin querer me he dado un bonito paseo virtual con buena compañia.
ResponderEliminarAlgún día, quien sabe,lo haga realidad.
Un abrazo, amigo.
Muy buen paseo,pero no hace falta que ilustres las entradas con fotos viendo lo bien que se te da escribir.A Sanabria si no se tuerce la cosa igual en la primavera alquilo una cabaña como hace un par de años.
ResponderEliminarMuy buenas fotos de unos sitios maravillosos.
Un abrazo
:)
ResponderEliminarYo también tengo muchas ganas de monte, gracias por llevarnos de paseo al monte y al verano. Cuídate el tobillo. Abrazos
¡Toma primera foto! Me has dao! Qué preciosa imagen del perro pastor vigilando entre la niebla... El segundo perro, perdido en el otoño que abraza al gigante de roca... me encanta!
ResponderEliminarLa tercera..., me faltan palabras... ese musgo tapizando... esa roca que parece queriendo echarse a volar... Más perros, más horizonte... Más belleza sanabresa.
La silla, fenomenal, falta el pastor..., para comparar.
Preciosas fotos, a pesar del mal tiempo y del contratiempo del resbalón (que hay que curar bien, que nos esperan muchas salidas...)
Un abrazo.
Abi, casi me dolió más el orgullo, jejeje. Ya estaba casi de vuelta en el pueblo, ya no eran las rocas mojadas. Buscando ángulo para una foto salté un cañó, el barrio cedió... y al suelo. No, aunque ha sido en el "tobillo de los esguinces" esta vez no ha llegado la sangre al río.
ResponderEliminarAbrazos
¡Un saludo, Oldsmuggler! Gracias por la visita. No te iban a faltar ríos por aquí si un día decides un viaje!
ResponderEliminarYa sabes que tienes una cita, por lo menos, con el Tejedelo, jejeje
ResponderEliminarUn abrazo, tejón
José Manuel, pues si es así, a ver si cuadra y nos saludamos en vivo y en directo!
ResponderEliminarUn abrazo
Xibeliuss...
ResponderEliminarCada vez nos cargas más de razones para visitar ese paraiso terrenal. Noy hay lluvía que contigo pueda ni con tú fiel acompañante. Haces bien en avisar sobre "El peligro de Santa Colomba" no sea que metamos la pata... Enamorado estoy de tanta belleza, amigo.
Un abrazo
Uf, alma: mira que aquí vivimos en la calle, como quien dice; pero si estoy un tiempo sin patear un poco se me cae todo encima. Y la lluvia, salvo diluvio, le saca unos colores tremendos al musgo, a los líquenes, a las hojas secas que aguantan en los robles...
ResponderEliminarUn abrazo
¿Te has fijado, Transi, en las dos roturas que tiene la roca? Como le digo a alma, con la lluvia los colores se disparan. En estaba ya estaba oscureciendo: es una exposición larga y los colores han quedao casi "fosforitos"
ResponderEliminarUn abrazo
Jjejeje Felix, no es facil caerse por este lado del "Peligro": lo ves muy bien.
ResponderEliminarPero sí, el nombre viene de un paso estrecho bordeando el barranco por donde antes subía el ganado hasta la sierra: ahí si tiene "peligro".
Espero no tardar mucho en hacerle una foto en condiciones.
Un abrazo, Felix
A mi estos días me gusta mas bien poco salir, el tiempo no ayuda todo está gris, pocas horas de luz... nada, nada, el invierno es para estar en casa.
ResponderEliminarJjejeje No te digo que no, Logio.
ResponderEliminarPero a mi me entran los siete males si estoy demasiados días viendo como se curan los chorizos!
Monsieur, eso de que se acumulan las entradas sin nada con qué ilustrarlas, resulta dificil de creer tratandose de usted. Me recuerda a lo de esas mujeres que siempre afirman no tener nada que ponerse, jiji.
ResponderEliminarEn cualquier caso, bien que se ha desquitado usted, como muestran las imagenes.
Buenas noches
bisous
Jjejejeje No le falta razón, Madame.
ResponderEliminarDigamos entonces que no tengo nada "reciente" con qué ilustrarlas.
Buenas noches, Madame
¡Pobre tia Pepa!, le pasó lo mismo a al "Toño" da Teixeira allá por los años cincuenta y tantos, allá por la Serra de la Gamoneda. Murieron él y su burra.
ResponderEliminarOjo con los resbalones!
Saludos
Me han entrado ganas de respirar hondo y coger el aire puro de esos parajes... Un saludo.
ResponderEliminarMe apunto la ruta para tiempos mejores, nunca he ido desde ese lado y no reconocía el Bubela ni desde luego la laguna de Sotillo. Cerca de esos lugares también está la fuente de los gallegos, un verano en agosto la encontramos fuera del camino y pudimos llenar nuestras botellas de agua. Nunca he vuelto a beber un agua tan fría.
ResponderEliminarHe leído la historia y me ha parecido espeluznante, son lugares que en invierno son casi intransitables y sin refugio, pura sierra, así son de duros los sanabreses.
Muy buena entrada y mejores fotos. Disfruto con estos colores, aunque oscurezca.
Un abrazo.
POSTDATA: Ya te consultaré si voy por esos lugares para caminar un rato.
Pa verte matao!!
ResponderEliminarMe gusta mucho la primera foto.
Un abrazo Xibeliuss
Xabres, quizás lo nuestro no sea Alta Montaña, pero las sierras son para tenerlas respeto. En cualquier momento - y no sólo en invierno - te puedes meter en un lío. Recorrerlas, sí, pero sabiendo dónde te metes.
ResponderEliminarQue luego hay que ir a buscar a mucho excursionista con las chanclas de la playa :)
Abrazos
¡Hay que oxigenarse de vez en cuando, dlt!
ResponderEliminarSaludos
Cuando quieras, Valverde. Son caminos no muy publicitados y te garantizan casi al 100% la tranquilidad incluso en pleno mes de agosto.
ResponderEliminar¡Y merecen la pena!
Abrazos
Jjejejje Arena, de verdad, no fue serio. Me fastidió esa noche, cuando se enfrió, pero al día siguiente ya casi bien del todo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
¡Todos metidos en casa con la lluvia!,yo tambien tengo ganas de salir,pero con tu paseo ya he visto algo de monte.
ResponderEliminarLa primera foto es genial.
Abrazos.
Es que llega un momento que dices "Bah, pues me mojo un poco", porque si no, no hay manera.
ResponderEliminarUn abrazo, fosi.
Aparte de la torcedura de tobillo, la salida de ese día que estaba escrito que no debieras salir, ha valido mucho la pena. Las fotografías son estupendas. me quedo con la 1ª, con ese contraste sobre el paisaje que marca en un primer plano tu compañero de andanzas, y con la 3ª, donde también yo he visto duendecillos haciendo surf y escalada.
ResponderEliminarBella entrada, Xibeliuss.
Un abrazo de paraguas.
Un bonito paseo invernal... en estas fechas hay que aprovechar las oportunidades de salir ya que el tiempo no acompaña...
ResponderEliminarOye Xibeliuss, si vuelves a salir y te vuelves a caer (cosa que no parece tan rara) te pido tengas cuidado con las manos, no te agarres a nada, no las pongas por delante, si puede ser no las saques de los bolsillos, por lo menos hasta que nos pongas la 2ª parte de “Manuel y Dolores”. De las fotos me gusta la 6ª por identificar los pocos contrastes de color del invierno (¿aquí es la caída?).
ResponderEliminarUn abrazo
Jjejeje: Marisa, si tú también puedes ver los duendecillos quiere decir que tampoco te hubieses quedado en casa, por mucho que lloviera.
ResponderEliminarUn abrazo
No acompaña, no, José Luis. Hay que forzar un poco, antes que te salga moho.
ResponderEliminarSaludos
En la sexta ya me había caído, Juno: fue un poco antes, aunque con el tobillo caliente todavía no molestaba.
ResponderEliminarVolverá pronto el Memorial, ya verás.
Un abrazo
¡Me he quedado con las ganas de ver una foto tuya justo en el momento (los momentos) en que te subías por las paredes...! Quedarse en casa teniendo fuera unos paisajes tan hermosos debe ser horrible, lo comprendo. Un abrazo muy fuerte y sonriente.
ResponderEliminarMe encanta la foto de la piedra llena de musgo.
ResponderEliminarEso sí, cuídese vd. de dar saltos arriesgados en el futuro. Siempre se van al mismo tobillo.
A mejorarse.
Abrazos, Xibeliuss.
Jjejeje
ResponderEliminarIsabel, algún día, ya verás.
Un abrazo
Nada, Enrique: ya, como nuevo y mirando el cielo; sigo teniendo la otra ruta pendiente.
ResponderEliminarAbrazos
Disfrutar de la naturaleza lloviendo, es con mucho, como más me gusta. Pescar nuestro río Tera en pleno abril, con el agua hasta la cintura y lloviendo, es un placer que últimamente no me permito mucho por vivir tan lejos.
ResponderEliminarNo entiendo la naturaleza sin agua, ya sean caños, lluvia, ríos, lagos o simplemte el olor a humedad.
Qué bonita es Sanabria en invierno y con esos nubarrones!!!
Xibeliuss, hay que saber sacarle el gusto a sufrir un poquito cuando pateamos la naturaleza (es como el picante en las comidas), luego llegas a casa y te sientes mucho más satisfecho.
Tu entrada leída con Patricia Moon de fondo ha sido mi lujo de hoy a la hora del café jejeje
Un abrazo amigo!
Alfonso: ¡es que el agua forma parte de la comarca tanto como la piedra o la tierra! Es imposible entenderla sin ella.
ResponderEliminarSí, es cierto lo que dices del picante: el puntito de "sufrimiento" da más valor a la aventura.
Un abrazo
No sabes qué ganas tenía yo también de un buen paseo después de tanto exceso navideño, pero no hubo forma. Lluvia, lluvia y más lluvia nos retenía en casa, impidiéndonos disfrutar del aire fresco. Me alegro que a ti te fuera mucho mejor, a pesar del resbalón. Aun con todo he de decir que ahora los caminos están impracticables: tardes cortas y paseos ebarrados hacen que llegue uno a casa antes de lo previsto y con las botas llenas de barro.
ResponderEliminarSaludos
Ay, Carmen, lo del barro no es para contarlo: ¡hasta que consigues quitarlo de las botas sin ensuciar demasiado! Son precios que hay que pagar, de todas formas.
ResponderEliminarSaludos
Xibeliuss, qué bien que nos dejas acompañarte en esos paseos por esa tierra para ti tan querida... que a fuerza de leerla y de verla en tu casa, ya lo es para mí. La verdad es que después de tantos días metiditos a cuenta de la lluvia, ayer por las tierras salmantinas salió el sol en medio de un lienzo azul... y pudimos pasear, que se agradece y mucho. Lo agradece el cuerpo y el espíritu.
ResponderEliminarAbrazos
MªAntonia, aquí está pasando lo mismo: parece que la lluvia nos da un poquito de tregua. ¡Hay que aprovecharla!
ResponderEliminarUn abrazo
Xibeliuss me encantan las fotos. Es un camino precioso, me encanta subir por él en bici en verano y pasar la tarde en el chozo de Peña Cueva rodeado de silencio y naturaleza.
ResponderEliminarCuidado con los resbalones, que son peligrosos. Cuidese ese tobillo.
Un saludo.
Es un bonito paseo y tienes razón, Rincón: incluso cuando otras zonas están llenas de visitantes, por aquí es difícil que te cruces con mucha gente.
ResponderEliminarSaludos
Los otoños en Sanabria están llenos de matices y coloridos que son efímeros en el tiempo.
ResponderEliminarQuizá por eso son hermosos y añorados para la paz del espíritu y el alma. Seguro que si esta reinaba en ti, la ausencia de preocupaciones y el estrés brillaban por su ausencia. Habrás disfrutado de un fabuloso paseo.
En hora buena por ello y… saludos.
la foto en la que se adivina el lago de sotillo esta hecha desde "la llama de la matanza" y es la bajada para "las veigas" pero desde ahi al lago de sotillo hay un buen tramo y no digamos hasta el camino de porto,no te quejes tanto del tobillo que te he visto correr y no cojeabas.UN abrazo: LASKER
ResponderEliminarCierto, Tanxilde: se ve que los conoces bien. Incluso en días tan grises como ese, los colores luchan por destacar.
ResponderEliminarAbrazos
Jjejejeje lasker, seguro que no era yo a quien viste corriendo: no por el tobillo, sino porque hace tiempo me quité de las prisas!
ResponderEliminarAbrazos