- Vaya usted hasta la parte baja de Sotillo. Allí, donde el merendero –Área Recreativa, le dicen- salen varias rutas. Coja la de la izquierda, que marca a la Cascada. No tiene perdida, hay un cartel y está marcado con palos marrones.
La señora continuó hiñendo la masa de pan con energía, sin apenas levantar la vista. Me despidió con lo que yo interpreté como un gesto de esfuerzo. No tarde en darme cuenta que había sido una sonrisilla burlona.
El sendero se inicia en una pendiente que pronto puso a prueba mi condición física. No es demasiado empinado, pero las piedras y el agua de esta estación sí lo hacen un punto dificultoso. A su alrededor, apenas contenido, se extiende un bosque prácticamente virgen de robles, acebos, castaños y avellanos silvestres; entre sus ramas, un sinfín de pajarillos llenaban el aire con sus trinos. Emocionado, cargué el teleobjetivo en la cámara dispuesto a tomar todas las fotos posibles. Junto a mi oído derecho un carbonero común cantaba con todas sus fuerzas. Clavé mi ojo en el visor e intenté encontrarle. Imposible. ¡Maldita sea, lo tenía prácticamente encima y no podía verle entre la espesura! Aparté la cara disgustado y descubrí un herrerillo a mi izquierda. ¡Antes de acercar el dedo al disparador ya había desaparecido! Así estuve cerca de una hora, esquivando la maleza, arañándome con el follaje, persiguiendo fantasmas de trepadores, carrucas o reyezuelos sin conseguir una sola foto. Ciertamente irritado, me senté junto a una de las muchas fuentes de la senda y traté de serenarme.
Entonces comprendí la sonrisa de la señora. Me había tomado bien el pelo. Acudí a ella para pedirle información sobre buenos lugares para encontrar pájaros. Ella miró con sorna la cámara de gran objetivo que cargaba y fue cuando me indicó la dirección. Y las aves estaban, por supuesto, la sinfonía de gorjeos no dejaba lugar a dudas. Pero, dada la espesura del ramaje, me iba a ser muy difícil captar su imagen. Así que sonreí yo también y cambié mis planes. Reserve las fotos para la vegetación, puse la grabadora de audio a correr y seguí caminando hacia la Cascada.
Poco después de los tres kilómetros de marcha, la pendiente cambió de sentido e inicié un suave descenso, lo que mis piernas recibieron alborozadas. El sonido del agua me llevó enseguida al mirador frente a la Cascada. No sé si me impresionó más la altura desde la que se precipita el río, su caudal o el estruendo que provoca, pero me quedé allí un buen rato ensimismado. A mano izquierda sale un pequeño sendero, que hay que transitar con cuidado ya que la humedad vuelve muy resbaladizas las rocas, que te acerca hasta casi la misma base de la caída. Me desquité con la cámara fotográfica.
Para regresar al pueblo salí del mirador por la senda de la derecha. La fuerte inclinación –hay que bajar hasta la altura del río- provoca que este tramo se haga muy despacio, tomando precauciones para no sufrir un accidente. La administración del Parque Natural ha habilitado unas barandillas de rústica madera que facilitan los pasos más complicados. La distancia no es grande y pronto llegué hasta el cauce, donde las rocas, distribuidas como la tirada de dados de un gigante loco, forman pequeñas cascadillas de singular belleza. El Truchas poco a poco va perdiendo su ímpetu de juventud y el bosque de ribera que lo cobija consiguió sorprenderme de nuevo. Sí, es cierto que la primavera magnifica todo, pero el paseo por la orilla del arroyo, entre robles, servales, campanillas, gamones que cambiaban de flor a fruto… me impactó hasta creer que el tiempo se detenía a mi alrededor.
Tras un puentecillo de madera y tierra me encontré con una enorme piedra errante que parecía defender el paso. No es así, naturalmente: el sendero continúa a su izquierda abandonando las cercanías del río. Los robles se hacen entonces más corpulentos y los arroyos cruzan desbocados el camino; me felicité de llevar un calzado adecuado. Entré en Sotillo por la parte alta, donde un panel informa de otras rutas de montaña que pueden enlazarse. En pocos días habría de hacer al menos una de ellas.
Esa noche llegué contento a mi habitación. No había conseguido fotografiar ningún pájaro, la Cascada es uno de los puntos más visitados del Parque y yo no lo sabía y además me encontraba bastante cansado –uno ya no es tan joven; pero la belleza del salto de agua y de los bosques que lo circundan bien merecen el esfuerzo.
Y, sobre todo, no había sufrido ninguna de las ensoñaciones que tanto perturban mi ánimo y a las que soy tan propenso en estas tierras.
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Profesor Von Patto
Del Libro "Caminos Sanabreses, Piernas Alborozadas"
Del Libro "Caminos Sanabreses, Piernas Alborozadas"
Pd. Aviso a navegantes: el mes que se avecina va a ser de especial jaleo para mí, por lo que no podré actualizar el blog con la asiduidad que me gustaría. Seguiré, por supuesto, dando la lata, pero a un ritmo más lento. Saludos a todos.
"Armado y peligroso", se debieron de pasar el mensaje los pajaros. Deben de ser realmente dificiles de fotografiar, mas rapidos que la vista.
ResponderEliminarEsa cascada que usted nos muestra resulta de lo mas invitadora. Temo que cuando llega el verano se llene el lugar de visitantes hasta tal punto que le roben todo el encanto de la soledad.
Y mi mes mas relajado es el suyo mas ocupado, segun veo. Espero que le resulte lo mas relajado posible, dentro de las circunstancias.
Bisous
Bueno, como siempre has hecho que viva el momento como si yo hubiera hecho el recorrido,invitándome a refrescarme en esas aguas, que bien lo merece.
ResponderEliminarPreciosas fotos.
Te echaré de menos.
Abrazos.
Madame, intentar fotografiar casi cualquier tipo de animalito en libertad es muchas veces frustrante. En cuanto a la Cascada, efectivamente en verano pierde parte de su encanto. Afortunadamente existen alternativas tan bellas y menos conocidas. En cualquier caso, es un paseo de ensueño.
ResponderEliminarSaludos.
Seguiré aquí, Arena. No es tan fácil perderme de vista.
ResponderEliminarAbrazos.
Como bien nos has recreado, un paseo digno de realizarse, rodeado por la naturaleza, entrando plenamente en ella.
ResponderEliminarY la señora... ¡vaya pájara! Cómo te tomó el pelo, jiji. Claro que había pájaros, pero bien escondidos. Pero, sin duda, las cascadas merecían bien la pena. A falta de pájaros buenas son cascadas.
Un saludo
Carmen, un paseo precioso. El pnto más espectacular es la cascada, pero el bosque de ribera, entorno al truchas, no desmerece nada.
ResponderEliminarSaludos.
Un lugar de encanto. Por cierto, yo las visité en pleno mes de agosto y sólo me encontré con un grupo de tres portugueses. Eso sí, hice la ruta a última hora de la tarde y rapidito para que no nos pillara la noche. Muy bueno el consejo que me dió mi tío: toma una buena rama de feleito para hacer el camino... los inconvenientes del verano. He visto algunas fotos de la cascada en invierno y son espectaculares, imágenes que sólo retinas privilegiadas tienen el placer de admirar en directo. Xibeliuss, echaré de menos esa corta espera a la que nos somete entre publicaciones: este verano además necesito saber de allí y deleitarme con sus fotos pues en mayo ha nacido nuestra hija Claudia y eso significa que este año no podremos tirar para allá. Me consuela pensar que el año que viene seremos tres por Sanabria y que le empezaré a enseñar a mi hija cuales son sus raíces.
ResponderEliminarUn saludo con mucha morriña a Vd. y a todos los que participan.
¡Felicidades, Viriatus! La cascada en invierno es un monumento, pero sí, hay que estar bien preparado para subir.
ResponderEliminarSaludos (para los tres)
Me ha refrescado mucho este paseo entre vegetación tan espesa y con el estruendo del agua para orientarnos. Las fotografías son preciosas, eres un artistazo. Y bueno, los pajarillos pueden quedar para otro día ¿no? Que descanses estos días de mayor relax. Besos.
ResponderEliminarSaludos, Isabel. El verano todavía no ha llegado con fuerza a estas tierras y en verdad es una gozada pasearte por los caminos.
ResponderEliminarcon este calor a uno le entran ganas demeterse en esas aguas frescas un repor cojonudo
ResponderEliminarsaludos
jejejeje. Me temo que se te iban a helar los piés... y lo que acerques, el agua es gélida en pleno agosto.
ResponderEliminarSaludos.
Hola compañero, entre lo 10 Blogs de Oro de codesal.org esta el tuyo pasa a recogerlo por nuestro blog
ResponderEliminarSaludos ;)
Tenemos en la agenda hacer una visita a estas Cascadas porqué in situ será una visión de la naturaleza maravillosa y una vez más le damos las merecidas Gracias al Señor Xibeliuss por conocerlas atraves de la alta calidad de sus fotografías . Saludos para Usted señor Xibeliuss para Sotillo y para Sanabria por su hospitalidad. Enhorabuena por sus documentales. Ok.
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