27 nov 2009

El hogar en Sanabria y Carballeda. Fritz Krüger II



"El hogar es el centro de la vida casera. Aquí se guisa el caldo, el plato sencillo que se compone de verduras, patatas, especies y carne, también aquí se cocina la comida para los cerdos.Aquí se reune la familia para comer, y las tardes de invierno para charlar e hilar. Junto al hogar la mujer da a luz a sus hijos, costumbre que puede relacionarse con antiguas ideas supersticiosas (...)
"La forma del hogar o lar es la misma en toda Sanabria, el sur de León, en el Bierzo y la franja colindante de las provincias de Orense y Lugo, sin que se observen variantes. Consiste en una o varias piedras más o menos grandes -con preferencia se usan piedras de molino desgastadas- que reposan en una cavidad que se ha hecho en el suelo. Es en estas piedras donde se enciende el fuego. Normalmente el hogar se encuentra en una esquina y no en el centro de la casa. Suele delimitarse poco: por medio de escaños, arcas o un tabique bajo con una puertecilla o cancela. Dentro del marco digregado para el hogar caben luego también escaños más pequeños, taburetes y una mesa baja. Frecuentemente, las camas están directamente al lado del hogar."

Fritz Krüger, "La Cultura Popular en Sanabria". I.E.Z. Florián de Ocampo. Diputación de Zamora. Caja España, 1991.



La foto del filólogo Krüger está tomada en San Ciprián, en la zona de Sanabria lindante con la Sierra de la Cabrera, en el invierno de 1921.
Las fotos en color son del 2009, una cocina en Molezuelas, pueblo que en la llanura de la Carballeda marca prácticamente el límite con la vecina comarca de Los Valles. No es un museo, ni, os lo puedo asegurar, los chorizos son de atrezzo. El paralelismo es asombroso.




Evidentemente ya quedan muy pocos hogares tan puros como éste. La vida en las casas sigue centrándose en la cocina, mucho más moderna, y en torno al fuego de la chimenea. Pero los productos de la matanza se siguen curando en espacios muy similares, alejados del protagonismo del que gozaron antaño y arrinconados tal vez en dependencias auxiliares.




En ningún otro lugar se consigue el mismo sabor.

20 comentarios:

  1. Ando bastante ocupado estos días y sin tiempo para dedicarle al blog. ¡Espero solucianarlo pronto y volver a la actividad habitual!
    Saludos a todos.

    ResponderEliminar
  2. Viendo las fotos casi casi sentía el calorcito de la lumbre. La cocina de mi casa fue hasta que yo nací una "candonga", es decir, lumbre al centro donde se cocina (como en las imágenes) y las paredes de adobe en forma cónica. Siempre me lo he imaginado como estar dentro de una chimenea. Creo que las "candongas" vienen de Portugal... Lástima que ahora en mi pueblo casi no queden. Aunque creo recordar que en Santa Cruz había unas cuantas. Si no te importa me siento un ratito en uno de esos escaños a ver saltar las pavesas...Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Que curioso, parece que no haya pasado el tiempo las fotos son casi idénticas por no decir iguales!!
    Un abrazo Xibeliuss

    ResponderEliminar
  4. Yo lo viví en casa de mis tíos de pequeño.
    ¡Que recuerdos!

    ResponderEliminar
  5. No,los chorizos no parecian de atrezzo, no, jiji. Se ven suculentos.
    Que bueno que se conserve un lugar asi. Ojala no lo dejen desaparecer nunca.

    Que le sea leve el fin de semana, monsieur

    Bisous

    ResponderEliminar
  6. Alicia, como te imaginas, esta cocina de Molezuelas también tiene una chimenea cónica de adobe justo encima... completamente negra por el humo, claro: las fotos no quedan muy vistosas.
    Quédate cuanto quieras: el ver saltar las pavesas es el mejor entretenimiento para tardes como ésta.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  7. ¡Y son noventa años de diferencia! Escaños (los bancos de madera) sigue habiendo en todas las casas.
    Un fuerte abrazo, Arena, espero que ya estes recuperada del todo.

    ResponderEliminar
  8. Las cocinas que yo conozco de Orense no son similares a estas... salvo en que eran la parte más importante de la casa.
    Saludos, Logio.

    ResponderEliminar
  9. Es una gozada vivirlos. Está bien verlos recreados en museos, pero visitarlos donde se siguen utilizando, cuando la ceniza todavía humea... es un privilegio.
    Feliz viernes, Madame.

    ResponderEliminar
  10. Estas fotografías que nos traes me recuerdan muicho a Candelario y otros pueblos de por aquí, donde en la parte superior da las casas se colgaba la matanza y se secaban gracias al humo y el calor que desprendía el hogar situado en la planta inferior. Y como entonces hacía tanto frío, en la planta que daba a la calle, por detrás, se situaba la cuadra con los animalillos que daban calor a sus habitantes.

    Un beso

    ResponderEliminar
  11. Sigo desde hace unos meses este tu blog, impecable, evocador, y sólo se me ocurren comentarios llenos de nostalgia y evocación hacia esa tierra tan querida.
    Hijo y nieto de emigrantes soy, mano de obra barata de los milagros económicos de los 60 y 70 y 80... y... antes en en ultramar!
    Siguiendo tus imágenes, tan fieles a mis recuerdos, tan fieles a mis sentimientos, tan fieles a esa realidad que conocimos desde críos.
    Yo le añado, el sentido trágico de nuestra tierra olvidada, cuando veo esos hogares de fuego a ras de suelo y candonga, claro que sí siento el calor de la lumbre, pero sobre todo el frío terrible que rodeaba todo aquello, que escapaba de esos lares y que estaba tan cercano como nuestras espaldas!

    ResponderEliminar
  12. Sííííí, Carmen. La casa sanabresa más antigua también tenía la cuadra en la misma planta que la vivienda. Luego se pasó a las dos plantas, con la cuadra abajo, siempre para aprovechar el calor animal.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Emilio, antes de nada darte las gracias por tus palabras y, sobre todo, por haberte animado a comentar, después de tanto tiempo. Si no fuese por vuestra participación creo que me hubiese costado seguir con el blog: no tiene sentido hablar y hablar si no hay alguien escuchando.

    Es posible que muchas veces nos dejemos llevar por el romanticismo del pasado. Que quede muy claro: la vida entonces era muy, muy dura. Está bien el recuerdo, pero nadie puede pretender que esta tierra se quede congelada en el tiempo: o progresamos o morimos, no hay término medio.
    Cierto es que nuestros padres y abuelos no conocían otra opción y también tenían sus alegrías, por descontado; pero nosotros pagamos impuestos como cualquiera y necesitamos los mismos servicios mínimos.
    De nosotros depende no ser ciudadanos de segunda, como tantas veces lo fueron nuestros antepasados.
    Un saludo, Emilio.

    ResponderEliminar
  14. Uy!! Con el frío que hace hoy por aquí he sentido el calorcito de ese hogar y hasta parece que huelo lo que se guisa :)

    Buen domingo, Xibeliuss.
    Espero que dejes pronto de estar tan ocupado.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  15. me ha gustado la vitrocerámica que gastaban por aquellos tiempos, yo he visto funcionando alguna parecida por Cuenca...

    ResponderEliminar
  16. Pues viendo las fotos, me llega el olor de los chorizos... ¡qué vida tan auténtica!
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  17. Aquí también está llegando el frio y las nieves -todavía no muy fuertes- bajan hasta los pueblos. Sí, se acerca el tiempo de quedarse junto al fuego.
    Un abrazo, Pepa.

    ResponderEliminar
  18. Jjejejeje. Hay quien todavía busca los mandos de la vitro.
    Saludos, José Luis.

    ResponderEliminar
  19. Sí, auténtica... pero mira el comentario de Emilio. En el pasado no podías salir de la "linea del fuego"... ¡porque el resto de la casa estaba helado!
    Un abrazo, Carolina.

    ResponderEliminar
  20. COMO ME HA GUSTADO ESTA ENTRADA!!
    BUENO LA VERDAD ES QUE ME GUSTAN TODAS-
    ESTA NO ES QUE ME GUSTE POR LOS CHORIZOS, QUE LOS VENERO, PORQUE PARA MI SON SAGRADOS.
    ES, PORQUE ME ENCANTAN LAS CASAS, EN LAS QUE LA VIDA ESTÁ EN LA COCINA, Y ESAS CASAS ANTIGUAS, TIENEN MUCHO QUE CONTAR.
    UN BESOTOTE

    ResponderEliminar

Siéntase libre de comentar si es su deseo.
Las aportaciones son siempre bienvenidas, en ningún caso obligatorias.
Gracias