La famosa Ciclogénesis Explosiva del pasado 27/02 pareció quedarse en esta comarca en mucha lluvia y algunas rachas de fuerte viento, como ya contamos.
Pero al poco nos hemos encontrado con otras consecuencias: por ejemplo, en Limianos. El grado de acumulación de agua en la tierra provocó la caída de un paredón de piedra de ¿tres metros? de altura y el consiguiente arrastre de la cortina (huerta) que estaba sujetando. El cráter es realmente sorprendente.
La tierra y los frutales fueron arrastrados monte abajo hasta el Truchas, cortando la calle que lleva a la iglesia de San Tirso y dañando también seriamente el camino de Sotillo. Donde, por cierto, también se derrumbó otra pared.
Apenas unos días después, ese agua indomable nos trae una promesa de reconciliación:
Eso pasa por ponerle puertas a la naturaleza, tarde o temprano todos los muros, todos, se caen.
ResponderEliminarComo bien decías en tu entrada sobre los cementerios nucleares, la naturaleza busca su sitio y el hombre tiende a abandonar sus obras. Aquí muchos de los problemas que ha habido se deben al mal cuidado de los caños de agua, que le lleva a buscar salida por donde puede.
ResponderEliminarSaludos, Logio
Lo malo son las pérdidas ocasionadas. Después de la tormenta, siempre llega la calma, con la que he sentido al mirar, la promesa de reconciliación.Que foto y frase más bonita.
ResponderEliminarUn abrazo Xibeliuss
Lo bueno es que no hubo daños personales. Los materiales ya se arreglarán.
ResponderEliminarLa sensación de ver los prados cubiertos de flores, los brotes reventando es tremenda.
Un abrazo, Arena
Si es que el agua es imparable. Siempre encuentra una salida.
ResponderEliminarFeliz domingo.
Un beso.
Y así debe de ser. Feliz domingo, Pepa
ResponderEliminarCaramba, monsieur, pues sí que azotó por ahí. A nosotros nos asustaron con tanta alerta y luego no hubo nada de nada. Un poco de viento por la noche, poco rato, pero menos viento que otras veces que no avisan.
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous
Aquí en Béjar tenemos la facultad de que como estamos sibre un lugar elevado y el río está encajado en una zona muy profunda, es muy improbable que nos inundemos, pero nunca se sabe... Durante este lluvioso invierno el casco hitórico está sufriendo caídas de muros e incluso casas enteras, sobre todo cuando se tiene la manía de dejar a la intemperie los muros de madera y adobe. La humedad es inmisericorde en tales casos.
ResponderEliminarUn abrazo
Aquí el viento también fue poco, Madame. Fue peor la lluvia, que además venía ya acumulándose unos cuantos días.
ResponderEliminarFeliz domingo, Madame.
No te creas, Carmen. Limianos es precisamente un pueblo en cuesta, por eso hay unas cuantas cotinas como ésta, ganadas a la pendiente a base de muro de piedra de contención. Es imposible que se inunde. Pero sí, tanta agua se acabó embolsando y se llevó todo por delante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Impresiona sobre todo ver la segunda foto, pero es un verdadero alivio comprobar como la tierra, por fin, está "empapada de verdad".
ResponderEliminarUn saludo.
jejejejej Empapada sí está, sí. En la primera, en la esquina superior derecha justo por debajo del corte se ve una cueva. Pienso que por ahí venía el cauce subterraneo.
ResponderEliminarUn abrazo, desbrozador.
Esos si son brotes verdes Xibelius.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un verdadero placer encontrarlos (y no como los otros, que te los tienen que contar :-)
ResponderEliminarUn abrazo, Tejón
Hola Xibeliuss y amigos zamoranos, sabía por las noticias que estaba lloviendo mucho y que en las zonas próximas a los ríos, en los valles, estaban inundándose, pero no imaginaba que ahí, en la montaña, estaríais tan "empapados", tanto que la tierra ceda de esta manera... Espectaculares las fotos. La primavera está ahí, y este año viene esplendorosa. Espero tus fotos, se te ve ya con ganas!
ResponderEliminarUn abrazo.
A estas alturas del invierno la verdad que sí: muchas ganas de primavera! Aunque creo que este año es un sentimiento generalizado.
ResponderEliminarUn abrazo, Transi
El agua es vida! Este año, entre nieve y lluvia, los manantiales están a tope, gran noticia despues de unos años en que muchos regueros de Sanabría habían dejado de correr. Los ríos se habrán limpiado con las crecidas y arrastrado los lodos de los años de sequía. Lástima que también se habrá llevado la freza de este año.
ResponderEliminarUn saludo desde otra montaña.
Brutal y sobrecogedora la fuerza de la Naturaleza. No entiende de diques ni paredes. Incontenible. Pero entre sus enormes manos de barro y piedra surge la frágil ternura de una flor. Espero -aquí sentada- la primavera.
ResponderEliminarEs increible la fuerza del agua y el lodo, afortunadamente no se llevó a nadie por delante. Esto nos hace ver que no somos nada más que otra criatura a merced de la Naturaleza...
ResponderEliminarSaludos
De lodo, seguro. Hay que ver si los cauces también quedan limpios del ramaje arrastrado. Los manantiales, ahora mismo, estan rebosantes.
ResponderEliminarUn saludo, Alfonso
La verdad es que ver las flores brotadas es casi como la rama de olivo en el pico de la paloma de Noé: un anuncio de lo que está por llegar y llegará.
ResponderEliminarUn abrazo, alicia
Así es, José Luis. Y en esta tierra deberíamos saberlo bien.
ResponderEliminarSaludos.
Que contraste hay entre las diferentes imágenes y los diferentes texto. LLego a la conclusión de que la visa se impone por encima de todo.
ResponderEliminarSobre las imágenes decirte que transmiten poderosamente lo que quieres expresar.
Un abrazo
¡Gracias, verdial! No me veo yo como periodista nato: el narrador sale siempre por algún lado.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Xibelius, vaya zanja que se ha preparado.
ResponderEliminarUn abrazo
el lio de Abi
Una zanja de narices!
ResponderEliminarSaludos, Abi
Impresionante! Pero también qué paz la de las flores. Aquí, en catalunya también estamos sufriendo un temporal como hacía años no sufríamos -tenemos problemas de conexión a Internet-, ha nevado aquí en Tarragona y sobre todo en Barcelona, colapsada como no te imaginas, bueno lo habrás visto en televisión.
ResponderEliminarPaciencia, que siempre vuelve a salir el sol.
Abrazos.
Impresionantes las fotos de los daños causados por las lluvias. Pero sin duda me quedo con esas promesas de renovación de la vida, tan bellas, tan eternas... Un abrazo enorme.
ResponderEliminarSí que lo he visto, Carolina: Malos momentos para vuestra zona.
ResponderEliminarQue pase pronto. Sí, siempre vuelve a salir el sol.
Un abrazo desde una tierra de nieves
Es una gran sensación abrir la ventana por la mañana y, después de tanta agua, encontrarte los prados cubiertos de flores a modo de avanzadilla.
ResponderEliminarUn abrazo, Isabel
La naturaleza avisa, dice que ella es la que manda, pese a quien pese, se enfurece y deja su huella para que el hombre tome conciencia de lo insignificante que puede ser nuestra obra ante su poder. Luego nos recompensa con esos bienes que nos regala, a cambio de un poco de respeto hacia ella.
ResponderEliminarHa sido un invierno duro, en unos lugares más que en otros, y esperemos que la primavera nos deje esas promesas de bienes que ahora empiezan a despuntar en los árboles y en la tierra.
Un abrazo.
Qué ganas de que llegue la primavera ...
ResponderEliminarqué contraste entre las fotos.
Gracias por la promesa de sol prendido en esas flores
Un abrazo
Logan, Lory: la verdad es que como metáfora funciona bastante bien: la naturaleza tiene la fuerza; o trabajamos con ella o no hay modo.
ResponderEliminarUn abrazo.
No me las des a mí, Mª Antonia: Es una grandeza que tenemos tendencia a olvidar.
ResponderEliminarEstos días el invierno ha atacado con fuerza a Cataluña. Vemos en tv a la gente quejándose de la actuación de los distintos gobiernos. Tienen su parte de razón, por supuesto.
Pero es que esto es así. En las grandes ciudades tenemos tendencia a olvidarnos que las estaciones existen. Y para la naturaleza 30 años (creo que es el tiempo desde la última nevada similar) no son absolutamente nada.
Un abrazo, Mª Antonia