Los pueblos del municipio se extienden por los montes de la Sierra de la Atalaya y la Culebra hasta la misma Raya con Portugal. Rihonor de Castilla, aldea de Europa, se abraza con el Rio de Onor lusitano a través de un puente sobre el Contensa. O más bien se trata de un solo pueblo en el que las vicisitudes históricas han llevado a que sus barrios estén divididos por una frontera más administrativa que real, en el que los vecinos mantienen tradiciones de autogestión comunal un poco al margen de las lejanas disposiciones gubernamentales. Siempre fue un pueblo ganadero, con hermosos prados escondidos en los valles de la Culebra y montes de gran riqueza –no en vano, la parte portuguesa está incluida en el Parque Natural de Montesinho.
También sobre la Raya se asienta Calabor, la antigua Calapax, sobre un subsuelo rico en minerales y agua termal que propició su temprana ocupación por el hombre: hay huellas de la presencia celtibera, romana e incluso monedas acuñadas con la esfinge de algún rey visigodo. En el siglo XVIII abrió sus puertas el balneario, que ligó para siempre el destino del pueblo a su portentosa agua mineral. El momento de su mayor esplendor fue el siglo XIX, en el que se realizan reformas para realzar su atractivo de cara al incipiente turismo y se registran visitas tan llamativas como el Conde de Pimentel o Eugenia de Montijo. El siglo XX trajo la planta embotelladora y alguna aventura como las minas de wolframio que intentaron emprendedores alemanes. Hoy, el agua de Calabor goza de un merecido reconocimiento y está en marcha un proyecto para volver a poner en marcha el viejo balneario.
El diccionario geográfico de Miñano, de 1827, cifra en media legua la distancia entre Santa Cruz de Abranes y Portugal. Pocos años antes, el pueblo todavía pertenecía al vecino reino. Miñano ya habla de la riqueza de sus montes, en aquel tiempo cubiertos de colmenares y hoy más dedicados a la explotación cinegética y la observación de la naturaleza. Los caminos de sus alrededores son ideales para escuchar la berrea del ciervo y aún para el avistamiento de lobos.
Y cuántos lobos no habría que acabaron dando nombre a otra de las pedanías del municipio: Lobeznos. Quizás muchos de los peregrinos que optaron por esta vía para abandonar Puebla en su Camino hacia Santiago orasen en la ermita del Santo Cristo, humilde pero aún con huellas de la policromía que la adornó en otro tiempo, para pedir protección frente a sus aullidos. O, tal vez, comer un cacho de pan cocinado en el horno comunal de la Pereira.
Y el Camino nos acaba llevando hasta la misma Pedralba de la Pradería, donde esos peregrinos hoy podrían refrescarse en la playa fluvial a la orilla del río. Es un pueblo rico en agua, con innumerables fuentes y arroyuelos que mantienen en fulgurante verdor los prados que le dan nombre. De antiguo es la fama de la carne criada en estos pastos. Desde los altos que circundan el pueblo se dominan impresionantes vistas de toda la comarca y son lugares muy propicios para la observación de la fauna: corzos, jabalíes, águilas, cigüeñas y aún el lobo, si sois pacientes y constantes.
Ya no es posible escuchar al Ti Juan probando sus gaitas, pero las tonadas y melodías que compuso continúan cantando, en la música de sus discípulos, a la belleza de este rincón de Sanabria en la Sierra de la Culebra.
Me gustan mucho estas descripciones tan amenas que haces de tus tierras y las fotografias tan bellas que las acompañan. El ti Juan debio ser un hombre entrañable. Y ¡vaya punto, tener a Dª Eugenia de Montijo como visitante...! ¿Es la Eugenia de Montijo que llego a ser emperatriz de los franceses? En fin, he disfrutado, querido amigo, paseando por esas tierras tan hermosas.
ResponderEliminarMonsieur, que imagenes!
ResponderEliminarPreciosa ruta por donde aun transitan los lobos.
Y que buena respuesta la de Juan! Que bien se nos da eso de culpar a otros en vez de mirar dentro de nosotros mismos primero.
Feliz tarde, monsieur
Bisous
¡La mismísima emperatriz de los franceses, sí! Y en tiempos en los que el viaje hasta Calabor no era precisamente un paseo.
ResponderEliminarGracias por la visita, Isabel
La sabiduría popular suele, además, ser muy socarrona. Pero, como usted dice, el ti Juan tenía toda la razón.
ResponderEliminarFeliz tarde, Madame.
Uz, a este lado de Trevinca.
ResponderEliminar¡Fantástica entrada!
jejeje.
ResponderEliminarAl principio pensaba que hablabas de un pueblo de Ourense.
Saludos, logio
Como las nubes de la primera foto me encuentro, parece como si hoy hubieras adivinado algo, pero luego bajando y bajando... he querido perderme en esas otras fotos, llegando a sentir el aire fresco y el sol que muestras ,creo... que aún sigo por ahi, precioso el reportaje, todo un regalo.
ResponderEliminarUn abrazo, Xibeliuss.
El sol siempre acaba saliendo, Arena.
ResponderEliminarAunque a veces las nubes parece que van a ocultarlo, siempre vuelve.
Un abrazo, Arena.
Que bueno lo del gaitero ... y yo que pensaba que las tierras de la "raya" era Colombia... ;) es broma...
ResponderEliminarComo comilón te voy a hacer una petición del oyente, y es que alguna vez nos hagas una ruta gastronómica, restaurantes, comidas típicas, recetas tradicionales...
Jjejejej tierras en la raya, toda echada a perder.
ResponderEliminarNo, no va por ahí.
Y en cuanto a gastronomía, lo del comentario anterior: pronto, pronto.
Saludos, José Luis
me gusta la primera foto con esos nubarrones, esas fotos donde el cielo es gran protagonista y, tambien me gusta las ultimas palabras que dedicas de tu post con la foto. bsos.
ResponderEliminarPero, ¿existen de verdad tales paraísos, repletos aún de corzos, aves y lobos (a pesar de su mala fama los integro también en este Edén)? Me ha llamado la atención el apelativo de los "hacedores" de gaitas que utilizas: constructores. Me gusta.
ResponderEliminarY a ver si un día nos cuentas la historia de los alemanes que querían montar allí una mina de wolframio. Tiene muy buena pinta.
Saludos
Y sin embargo, Cruz, esas fotos de cielo me traen ultimamente por la calle de la amargura: si te fijas verás que tengo manchado el espejo de la cámara y no soy capaz de limpiarlo.
ResponderEliminarMe salen los cielos llenos de ovnis.
Un abrazo
El lobo es más complicado de ver, pero yo esta mañana me he encontrado en el arcén de la carretera, camino del trabajo, con un zorro dando buena cuenta de su desayuno.
ResponderEliminarIntentaré conseguir más datos de los alemanes del wolframio: tiene pinta de ser una buena historia.
Saludos, Carmen.
Que fotos!!!! mencion especial para el lobo, que poso muy bien y profesionalmente (reconozcamos que ahi el modelo ayudo mucho) con una mirada amenazadora y asustada a la vez.
ResponderEliminarPor aqui, estuve en una mina de wolframio explotada por los alemanes, arruinada y abandonada (lugar estilo Xibelius para fotografiar) con una rajadura que habia que tirars de panza al piso para no irse de cabeza. Imposible hacer entrar a mi marido a la mina, contra un miedoso no se puede mientras yo hasta con el flash de la camara me iba iluminando y el tipo meta gritar ¡volve! como un condenado o si yo me fuera al Averno. Lo curioso es que encontre fotos de la mina en cuestion en colecciones historicas y cuando estaba en funcionamiento......
Alyxandria, gran excursión tal como la cuentas!
ResponderEliminarTuvo que ser una gozada encontrar las fotos.
Las palabras se unden en silencios cuando los silencios son nada mas que las palabras besos
ResponderEliminar