Llamadme morboso, si así gustáis, pero una de mis primeras visitas al viajar a tierra extraña es... el camposanto. Y cuanto más diferente es la cultura, más me atrae. Creo que el modo de despedir a los muertos dice mucho de la forma de ver la vida de cada pueblo. Sin embargo, no suelo hacer fotos. Me parece por un lado fácil y por otro indecoroso.
Rompo la norma y traigo imágenes de cementerios; además, muy cercanos a mí. Arriba, en Codesal, a la sombra de su propia leyenda. El siguiente, en Santa Cruz de los Cuérragos, por la paz que infunde.
Y por último, Sandín. Como sabéis, el original se encuentra ahora bajo las aguas del embalse. Pero la curiosidad no se rinde.
Bueno no le llamare morboso, jiji, pero la verdad que yo huyo lo mas lejos posible. Me da no se que, por bonito que sea el cementerio. Es que eso de la paz eterna me parece demasiado duradera.
ResponderEliminarBisous
Yo no te llamo morboso ya que de vez en cuando visito alguno por mi aficción a la genealogía, no me fijo tanto en su aspecto como en su contenido, pero si suelo ver arte en mas de uno.
ResponderEliminarPues yo recuerdo varios que son autenticos museos, el de Luarca y muchos en Portugal y Galicia...
ResponderEliminarSon preciosos y sobre todo, muy respetuosos.
ResponderEliminarUn abrazo
Monsieur, hay un regalo para usted en mi blog.
ResponderEliminarPuede pasar a recogerlo cuando guste.
Bisous
La verdad es que los cementerios como parte de la cultura de los lugares donde se ubican son lugares especiales a los que acudir, eso si, con el debido respeto.
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