Cesarín, ese chaval que vive en cualquier pueblo de Sanabria Carballeda durante todo el año, subirá un día de estos con la bici hasta la colina desde donde se divisa un buen tramo de autopista. Se van los veraneantes. La banda de amigos y medio parientes con los que hasta hace bien poco reinó en las calles de la aldea se ha desmigajado como un trozo de bocata a merced de las truchas del río. Ya sólo queda él.
Los abuelos aprovechan los ratos de sol para sentarse en las plazas y contarse unos a otros sobre sus hijos que,este año más que nunca, han venido a juntarse en la casa familiar. Lo grande que está el
Josua, el mayor de su Aquilino, y lo
trastos que han salido los de Vicenta.
Así era ella de pequeña; ahora, que aguante. Las patatas están guardadas a buen recaudo y las tareas del campo ya no son tan agobiantes, a los comerciantes se les puede ver fuera de sus locales y de los mercados; hasta hay tiempo para hablar de fútbol en la carpintería. Es la hora del regreso.
En las grandes ciudades, en los cuarteles de invierno, los viajeros intercambian instantáneas de cuando fueron felices, o creyeron serlo lejos de agobios y de prisas. En pocas semanas es posible que hayan olvidado ya todo recuerdo de otra vida pasada, arrastrados hacia el vórtice de un
maelstrom devorador e insaciable. Sí, hay quien todavía se pasea entre los escritorios de la oficina con una sonrisa de suficiencia flotando en los labios - guardó sus vacaciones para el final. Es la hora del regreso.
Pero la vida sigue en la comarca. Llegan manzanas, nueces, castañas... Pronto el bosque se convertirá en una vidriera con infinitas combinaciones de luz y color, engalanado para recibir el regalo de las setas y el sonido primigenio de la berrea del ciervo. Cesarín -
y Nerea y Jorgito y toda la chiquillada - empezará el colegio, los abuelos cambiarán la plaza por la taberna o el consultorio médico para sus charlas y los comerciantes se preguntarán cómo vendrá el invierno en las romerías que marcan el cambio de estación. La vida retorna a su pulso.
Es la hora del regreso... para todos.
Pd.
Atarronyo,
Xabres,
Juno,
Valverde,
Sanabria: gracias por guardar parte de vuestro tiempo en Sanabria Carballeda para saludar a este
humilde plumilla. ¡Abrazos para todos!
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