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5 oct 2011

¿Quixote sanabrés? "El hombre que hablaba difícil", de César Brandariz


No es la primera vez que traemos aquí las teorías que sitúan el nacimiento de Cervantes en Sanabria. Yo - ya lo he dicho también - no soy de ninguna manera un experto en el Quijote, ni siquiera conozco la región de La Mancha tanto como se merece. Leí la novela entera un par de veces; de la última hace más de quince años. Sí conozco algo del habla, la historia, el paisaje y las costumbres de esta comarca y - sin patrioterismos de ningún tipo - sí, debo decir que incluso para un profano como yo hay coincidencias cuando menos llamativas. Como siempre digo, lo mejor es venir y comprobarlo por uno mismo.



D. César Brandariz, que ya en su momento honró a este blog con sus aclaraciones sobre una mención anterior, ha publicado recientemente
El hombre que "hablaba difícil", un nuevo libro sobre el tema del que quiero presentarles un pequeño fragmento:




"En Don Quixote hay más que indicios de existir un juego de encubrimientos entre las dos acepciones de la palabra mancha.
En la parte de Sanabria aludida, se localizaba la "mancha" de los manchados próxima al escape y la frontera de Portugal.
En Don Quixote, Cervantes intenta disfrazar y ocultar el escenario real con topónimos prestados de la otra Mancha, la de los manchegos, pero en ningún momento la narración ofrece la más mínima conexión con esta otra zona [...]



[...] Efectivamente las descripciones nunca coinciden con La Mancha geográfica: ni las siete lagunas, ni la cueva de Montesinos, ni la flora, ni la profusión de bosques de robles o castaños. Ni por supuesto las inexistentes hayas. Tampoco coinciden nunca las costumbres. No se araba con bueyes, tan citados en Don Quixote, ni se oían los chirridos de las ruedas de sus carros. Ni al pez que Cervantes come en algún lugar fuera de La Mancha y de Castilla se le llama trucha. Ni la olla podrida de Las Bodas de Camacho coincide con la usual entonces en La Mancha, condimentada con abundancia de especies vegetales, ni en La Mancha geográfica recitaban las zagalas en portugués, ni sonaba la gaita zamorana, ni los arrieros montaban hacas galicianas. Ni el concejo vecinal, institución de origen celta, existía en el sentido que comenta Sancho a su mujer, ni las mujeres trocaban el apellido por el de sus maridos, ni se hacían rogativas con disciplinantes para que lloviese en el mes de agosto, etc.etc.
Si Cervantes atravesó La Mancha antes de 1575 tampoco pudo ver Molinos de Viento porque no existían, el primero se instaló ese año. En el noroeste español llevaban más de dos siglos y Cervantes los conocía ya de su zona de origen."
Cesar Brandariz El hombre que "hablaba difícil" ¿Quién era realmente Cervantes? Ézaro Ediciones, 2011

Fotos: Paraje de La Aldonza, junto a Santa Colomba ¿del Toboso?

8 nov 2010

Postes

Después de tantas veces como han machacado mis encuadres, al final han conseguido una entrada para ellos solitos.


"Aquel año los vendavales de invierno fueron prolongados y duros. Durante varios días seguidos los árboles no conocieron el reposo. Incesantemente encorvados, cabeceando y retorciéndose, llenaban el bosque de ruido siniestro de sus crujidos y del batir de sus ramas. Les era imposible descansar de tan violento ejercicio y sus hojas secas, arrebatadas por el huracán, parecían llevar demandas de socorro. Temblaban desde las raíces hasta las más débiles ramas, y el viento no se compadecía. A la tercera noche, un cedro no pudo más y se desplomó, roto. Las ramas de algunos compañeros próximos intentaron sostenerlo, pero estaban cansadas también y se quebraron y dejaron resbalar hasta el suelo al bello gigante, con un golpe que resonó más allá de la fraga. Todo fue duelo. El hueco que deja en un bosque un árbol añoso es tan entristecedor y tan visible como el que deja un muerto en su hogar. Únicamente el poste pareció alegrarse.
—Al fin se decidió a cumplir su destino —declaró—. Ahora podrán hacerse de él muy hermosas puertas, que es para lo que había nacido; no para esconder gorriones y para tararear tonterías. Y ustedes aprendan de él. ¿Qué hace ahí ese nogal? Otros muchos más jóvenes he tratado yo cuando se estaban convirtiendo en mesas de comedor y en tresillos para gabinete. ¿Y aquel castaño gordo, tan pomposo y tan inútil? ¿A qué espera para dar de sí varios aparadores? ¡Pues me parece a mí que ya es tiempo de que tenga juicio y piense en trabajar gravemente! ¡Vaya una fraga ésta! ¡No hay quien la resista! Si yo no estuviese absorto en mis labores técnicas, no podría vivir aquí. [...]


Pasado cierto tiempo, volvieron al lugar unos hombres muy semejantes a los que habían traído el poste; lo examinaron, lo golpearon con unas herramientas, comprobaron la fofez de la madera carcomida por larvas de insectos, y lo derribaron. Tan minado estaba, que al caer se rompió.
El bosque hallábase conmovido por aquel tremendo acontecimiento. La curiosidad era tan intensa que la savia corría con mayor prisa. Quizá ahora pudieran conocer, por los dibujos del leño, la especie a que pertenecía aquel ser respetable, austero y caviloso.
—¡Mira e infórmanos! —rogaron los árboles al pino.
Y el pino miró.
—¿Qué tenía dentro?
Y el pino dijo:
—Polilla.
—¿Qué más?
Y el pino miró de nuevo:
—Polvo.
—¿Qué más?
Y el pino anunció, dejando de mirar:
—Muerte. Ya estaba muerto. Siempre estuvo muerto.
Aquel día el bosque, decepcionado, calló. Al siguiente entonó la alegre canción en que imita a la presa del molino. Los pájaros volvieron. Ningún árbol tornó a pensar en convertirse en sillas y en trincheros. La fraga recuperó de golpe su alma ingenua, en la que toda la ciencia consiste en saber que de cuanto se puede ver, hacer o pensar sobre la tierra, lo más prodigioso, lo más profundo, lo más grave es esto: vivir."
Wenceslao Fernandez Florez. El bosque animado.

Para bien o para mal ya forman parte del paisaje de nuestra tierra.


ULTIMA HORA

Logio nos avisaba de la llegada de otra ciclogénesis explosiva. Por aquí, de momento, estamos en alerta naranja por peligro de fuertes vientos.


Pero el temporal parece ir a más.

La idea de esta foto se la he robado a Arena

31 may 2010

Más Fotos Antiguas


Empezamos hoy en Mombuey, en plena Carballeda: la vieja atalaya militar del S.XIII, atribuida a los Templarios, que desde hace ya mucho tiempo cumple como campanario de la iglesia parroquial. Cuando la visitéis fijaos en el color de su piedra: no es del pueblo. La cantera está más lejos.
En estas fechas aún le faltaban algunos años para ser declarada Monumento Nacional.


La Plaza del Arrabal, en Puebla, tomada aproximadamente desde la actual oficina de Correos. Aquí sí se advierten cambios notables. Uno de ellos: las paredes enfoscadas. Hoy la piedra luce a la vista. Otros cambios no son tan afortunados.


En duro contraste con la Villa, las aldeas. Avedillo es una de las primeras de la comarca de la que se tiene constancia escrita. Esta casa ya había vivido unos cuantos años de historia en el momento de la foto.


Las imprescindibles parejas de vacas, fundamentales para el trabajo del campo. La primera de ellas, tomada en San Ciprián, nos muestra con claridad la característica raza alistano-sanabresa, preponderante entonces en la comarca. La segunda foto es en Santa Colomba.


Medeiro (montón de yerba o paja, tras separar el grano) y carro con sus estadullos en Sotillo. Los Medeiros eran omnipresentes en el paisaje de Sanabria Carballeda, y en su elaboración había que seguir cuidadosamente el proceso tradicional, so pena que el montón se viniese abajo a las primeras de cambio.


Y acabamos de nuevo en las orillas del Lago. Este pontón de madera tuvo un trágico papel en la ríada que destruyó el pueblo de Ribadelago en 1959: aquí se acumuló todo el material que venía arrastrando el agua (árboles, piedras) hasta que no pudo aguantar la presión y reventó.



Al igual que en la anterior entrada, las imágenes son de autor desconocido, de mediados de los años 20 y pertenecen al archivo de Hostal Los Perales. Los que tengáis curiosidad por conocer la visión actual de estos paisajes, permaneced atentos al blog "Volviendo la Vista Atrás". Irán saliendo cosas como ésta.


Pd. La entrada de hoy está dedicada a mi amiga alicia, ella sabe por qué :). Un abrazo.

24 ene 2010

Sanctam Columbam



(...)Me acerqué al pueblo con la intención de fotografiar cierta sepultura en la que me habían comentado se funden elementos católicos y judíos. Resulta que es día de fiesta y un amable paisano, tras verme cargado con la cámara y mis múltiples libretas, se empeña en que comparta la mesa con la familia. No hay manera de librarme y el agasajo concluye ya oscurecido. Camino del coche, me cruzo con un grupo de jóvenes que, entre risas, parecen dispuestos a continuar la fiesta hasta el amanecer. Les oigo cantar:
Sé quién tiene la llave de una ciudad
y sé quién tiene la espada que vencerá”
No parecen conocer nada más de la letra, que repiten varias veces. No es algo extraño en romances antiguos. Se despiertan todas mis alarmas. Entre la documentación que manejo, un artículo menciona que el pueblo mantiene aún hoy un barrio conocido como del franco, que, pese a lo que pueda parecer, no guarda relación con el antiguo dictador del país sino con un posible asentamiento extranjero en tiempos de la Reconquista. Dado que este lugar nunca alcanzó categoría de villa: ¿pudiera ser que el cantar datase de tan antiguo?(...)


La Mundeira


(...)Busco entre mis dossieres y mando consultas a la Universidad. Encuentro en el Libro Tumbo del monasterio de San Martín de Castañeda la donación de Pedro Pérez de un realengo recibido del leonés Fernando II -aquel durante cuyo reinado se instauró la bula del año santo compostelano, ver apuntes sobre el Camino Sanabrés: “ Sancta María de Avitello, sito iuxta Cubleiros et Sanctam Columbam ”. Data de 1171, pero pienso que los orígenes del pueblo se sitúan un par de siglos atrás, en los tiempos de Alfonso III , el último rey del gran reino astur antes de la separación bajo nuevas banderas. Alfonso realizó una gran labor repobladora y es significativo que mandara traer orfebres francos para labrar la Cruz de la Victoria, todavía hoy símbolo de Asturias (...)



La Aldonza

(…) Sé que caigo en el riesgo de intentar adecuar los datos empíricos a mis propias experiencias. Pero no puedo evitar la tentación: mi origen y mi bagaje cultural son centro europeos y debo investigar la posibilidad de Saint Columba. No me refiero a Collumcille, el belicoso monje que provocó una batalla por los derechos sobre un libro copiado que provocó la muerte de 3.001 hombres (uno de su bando) y en penitencia por ello partió a evangelizar a los salvajes pictos. No en vano era descendiente de Niall de los Nueve Rehenes, el ardor guerrero estaba más que supuesto. En todo caso tendría que buscar la conexión con Columbanus, casi contemporáneo del anterior, que sí anduvo por Francia e Italia. ¿Puede ser que, entre sus disputas con la ortodoxia sobre la fecha más conveniente para celebrar la Pascua, llegase a España? ¿O que de alguna manera el culto a su figura llevase a un puñado de francos a darle su nombre al pueblo donde se asentaron?. Hum... difícil. Me voy cuatro siglos atrás, demasiado (…)






Barrio de la Iglesia

(…) Consulto el santoral católico y me encuentro con al menos cuatro Santa Colombas: de Sens, de Cornualles, de Roma y de Córdoba. Por cercanía, quizás esta última resulte la más interesante. Martir del S.IX, fue decapitada y arrojada a un río, del que su cadáver volvió a salir intacto. Veo, sin embargo, que las historias de las cuatro son muy parecidas entre sí, con lo que se puede tratar de la adaptación de una leyenda más antigua a distintas localizaciones y grupos sociales (comprobar el mito griego de Aretusa).


La Fragua

(...)Localizo algunos datos sobre una poderosa familia siciliana de apellido Santa Colomba y otra rama en la tierra de Ayala, señorío de Vizcaya, que llegó a participar en las batallas de Clavijo y del Salado. Sin embargo, la cuestión genealógica -incluidas menciones a los templarios, la Orden de Malta, los Caballeros de Santiago, etc.- me lleva a tal embrollo que tengo que desistir: ¡el apellido está distribuido por los cuatro confines del mundo!. La línea de investigación toponímica me lleva así mismo ante tal dédalo de confusión que me siento desfallecer: hay Santa Colombas de Curueño, Somoza, la Vega, las Monjas... Santa Colomas de Allande, Gramanet, Cervelló, Farners, Queralt, Arceniega, Burgos, Andorra... y no cuento las variantes en Francia, Argentina, etc. Sin embargo, la presencia en las cercanías de los pueblos de Lomba / Llomba (Barrio, Riego y San Miguel) me hace pensar que, tal vez, el nombre del lugar proceda tan solo del punto de origen de sus repobladores hispanos originales, posiblemente leoneses maragatos o asturianos, pues en ambas zonas existen tanto Lombas como Santa Colombas. Sería entonces un caso similar a Limianos, Castellanos, el propio Asturianos... Claro que Llomba viene de loma, lomo, y en principio no tiene relación con colomba, paloma... Ejem, lo dejo aquí de momento (...)


Fontano

(…) Me siento muy cansado. El rector Bistebol me lo ha dicho en más de una ocasión: “ Su mejor virtud es su inmensa capacidad de trabajo. Y su peor defecto, querido Herbert, es esa misma capacidad, que le lleva a obsesionarse y dar vueltas sobre sí mismo como un pollo sin cabeza.”
Hoy he subido hasta Peña Mira. Me acompañó en la visita una amable joven, perteneciente a la asociación cultural de la comarca. La vi tan interesada y tan informada en cuestiones de la tierra que no pude evitar mostrarle mis investigaciones sobre Sanctam Columbam. Me miró de una forma extraña y se echó a reír. No una sonrisilla ni una risa tímida: un ataque en toda regla. Cuando después de no poco tiempo consiguió controlarse, me explicó que la canción pertenece a un conjunto de música moderna llamado Ñu y que ella podía facilitarme el disco. Es lo que estoy escuchando en estos momentos. Salvo alguna tonada de aire claramente medieval, sólo se puede definir como heavy metal. Hum, no suena mal del todo.
Me acabo de dar cuenta que entre fiestas, cantares y estudios inútiles, no he fotografiado la sepultura que me llevó a Santa Colomba (...)

Conversaciones con mi dictáfono, Vol.LXIX




(N. del Ed.) Pese a las mayormente discutibles conclusiones a las que llega el profesor, los datos sobre Historia, Leyendas, Genealogia y Toponimia que aporta son reales:
Fuentes: Wikipedia
Thomas Cahill: De cómo lo irlandeses salvaron la civilización . Grupo Norma, 2007
Letra de la canción mencionada: J.Carlos Molina, de Ñu .

6 jul 2009

Maquis. Hombres en la sierra



Nacieron juntos en casas vecinas y juntos se criaron. Juntos jugaron y trabajaron el campo. Cuando llegó la guerra, juntos partieron al servicio de armas. Fueron tiempos difíciles y ellos, campesinos después de todo, vivieron muchas batallas. Aprendieron el uso de los rifles y a matar cuando es preciso; los primeros duelos pesan, luego se vuelve rutina. Pedro y Pablo, casi hermanos, eran muy diferentes entrambos: Pedro, serio y meticuloso, no sonreía jamás. Pablo, alegre y fanfarrón, no escondía la cara ni en los lances más audaces.



Un día de abril les dijeron que la contienda había terminado y ellos no estaban en el bando ganador. Envueltos en harapos volvieron al pueblo, al fin y al cabo ¿cuál fue su pecado?, solo cumplieron con la ley que les dieron. Lo cierto es que no había pan, la hacienda menguaba, escucharon historias que no les gustaron y vieron miradas que miedo les dieran. Una noche, en la cantina, invitaron a un forastero pelirrojo, Antonio su nombre, a compartir el jarro con ellos. Les dijo que en la Cabrera había visto gente como ellos, de los que perdieron. Que habían vuelto a la aldea y no pudieron seguir. Ahora estaban huidos, armados y continuaban la guerra tal vez no para ganar pero sí para poder vivir. Pedro y Pablo se miraron de soslayo. En menos de una semana se echaron a la sierra.



Se unieron al grupo de Abelardo, donde encontraron viejos compañeros de milicia. En poco tiempo, Pedro se convirtió en la mano derecha del comandante: cauto como alimaña del monte, audaz como el que más. Y más que audaz, temerario era Pablo. Lanzaba operaciones que todos creían suicidas, ocupó pueblos enteros y buscaba encararse con los guardias, pero siempre volvía triunfante como un diablo burlón. No llevaba bien la vida en la sierra y muchas noches bajaba a las tabernas, peligroso y fanfarrón, con mujeres de moral dudosa y vino de Los Valles a tutiplé. Hubo peleas, historias de cuernos y esto, claro, trajo aún más peligro al grupo de la sierra y le costó a Pablo fuertes broncas con Abelardo, algunas pistola en mano. Pero era por cierto un buen soldado, y por ello escapó de castigos que otros sí hubiesen pagado.
No ha trascendido por qué asunto, pero una noche Pablo, sin órdenes de nadie y a espaldas del mando, montó una operación en el Mercado del Puente. En tres días arrasó el pueblo: tiroteos, fuego, robos, saqueo. Torturó al padre cura –dicen que le hizo comerse una corbata con tenedor y cuchillo y luego arrastrarse por un agujero que en la pared abrió a tiros- y a uno de los comerciantes más conocidos descerrajó un balazo en la frente sin más miramiento. Toda la gente de la comarca se sintió horrorizada y la partida de escapados perdió el apoyo que en los pueblos podía tener.


-Mátalo –le dijo Abelardo a Pedro- Está loco y acabará con nosotros.
Se sintió romper por dentro. Como militar entendió a la perfección la orden. Como Pedro, Pablo era su hermano, más que sangre de su sangre, el compañero de la trinchera, el amigo del corazón. El dilema le traía por la calle de la amargura y hasta por una vez el comandante le miró con recelo.
-¿Y entonces…?
-Ya está. Sólo busco el momento,
No tardó en llegar. Eran las fiestas del Corazón de Jesús en un pueblo cuyo nombre me guardo. Pablo anunció que aquella noche no podrían contar con él; para su sorpresa, Pedro dijo que bajaría a su lado. Fue un camino agradable: dos amigos, que durante mucho tiempo no tuvieron ocasión de charlar, encontraron el momento de hablar de sus cosas, sus casas, sus recuerdos. Como si el árbol de la amistad, tal vez un poco agostado por la vida de la sierra y los nuevos compañeros, reviviese tras una lluvia de primavera.
En llegando al pueblo, ante la puerta de la iglesia y su cementerio, descubrieron una pala abandonada quién sabe por qué. Pedro sacó la pistola.
-Cógela, Pablo. Vas a cavar una fosa.
Creyó que era una chanza, pero la negra ánima del arma le conminó a iniciar la tarea. Pedro le explicó porqué la ejecución.
-Y a partir de ahora estás muerto –sonó un disparo en el aire de la noche- Lárgate. Abandona la región, sal del país mejor. A todos los efectos, tú te has quedado en esta sepultura. No hemos de volver a vernos. Busca tus amiguitas en otros prados.
Tal vez Pablo quiso decir algo, abrazar a su amigo. Arrojó la pala, le miró con su media sonrisa triste y salió huyendo. Pedro se quedó, viendo cómo marchaba. Luego se escupió en las palmas y cubrió la fosa que Pablo había cavado. Las lágrimas corrían por su cara como si en realidad estuviese enterrando a su hermano.



Pasó algún tiempo. La vida de los huidos se hizo cada vez más dura: la guardia civil y el ejército los cazaban como alimañas, no recibían apoyo exterior y hasta los dirigentes políticos pensaban que la hora de las armas quizás ya había pasado. Los hombres de la montaña, algunos ya conscientes que su guerra solo tenía un final, afilaban los colmillos y sus acciones eran cada vez más sanguinarias, como de fieras que se encuentran acorraladas.
Así cuando el grupo de Abelardo recibió noticia de un cura recién llegado a la región, mujeriego y borrachín y que con sus denuncias había perjudicado a algún compañero, montaron una operación casi al descuido, entre traslado y traslado. Siendo pocos como ya eran, Pedro fue elegido para la misión.
Aquel domingo entró en la iglesia como un feligrés más. Fue ver al sacerdote y crujir los puños dentro del gabán. Aguantó el evangelio, el credo y el padrenuestro. Y llegada la comunión hizo fila con el resto y encarado ante Pablo, pues él era y no otro el cura nuevo, tiró de pistola y vació el cargador.
Pablo no había soportado la vida lejos de su tierra y de su gente. En cuanto pudo volvió. Suplantó la personalidad de un bisoño capellán y trató de pasar desapercibido. Pese a los disfraces, su ser salió pronto a la superficie y no pudo evitar ni las mujeres ni el vino. Su amigo le reconoció en cuanto le puso la vista encima. Murió con la sonrisa en los labios, tal como había vivido. “Estaba muerto desde el día que cavé mi fosa” –quizás fue su último pensamiento. Más que la herida, le dolió ver a caer al lado a su monaguillo Andrés, alcanzado por una bala perdida, con los ojos abiertos de par en par llenos de sueños perdidos. El Cristo de palo clavado en el altar, entre el grito y la sorpresa, agonizaba otra vez ante una historia mil veces vivida.
Pedro caminó hacia el atrio entre el griterío de los fieles. Una vez allí se giró, enfrentó la iglesia y cambió con toda calma el cargador de su alma.
-Ese hombre –dijo- tiene su tumba excavada tres pasos a la izquierda del ciprés del cementerio. La hizo con sus manos, justo es que la ocupe. Conmigo haced lo que queráis.
Y acto seguido se voló la cabeza de un disparo.



Pedro y Pablo no existieron. Sí Abelardo y su grupo, al que se cree originario de Puebla y que actuaron en Sanabria Carballeda, la Cabrera Baja y también en Viana do Bolo, La Gudiña, Villavieja y la Mezquita hasta finales de los 40, en ocasiones apoyados por otras partidas guerrilleras de Asturias, Galicia y León. Realizaron operaciones como la toma de de los pueblos de Santa Colomba o Trefacio y emboscadas a fuerzas desplazadas de la Guardia Civil. Al parecer fueron evacuados a través de la frontera portuguesa, al menos los mandos de filiación comunista. La ocupación del Mercado del Puente está contada tal como me la narró mi padre. El pelirrojo de la cantina que anima a los protagonistas a unirse a la partida podría tratarse de Antonio B. El Rojo, el leonés de la Cabrera que retrató Ramiro Pinilla en su novela del mismo nombre. Y a Rubén Blades le he robado una escena, que conste.

Fotos: 1. Puebla
2.Porto
3,6,7.Mercado del Puente
4.Camino de Santa Colomba
5.Barjacoba
8.Cementerio de Trefacio
9.Monte de Pías.

1 abr 2009

Cobreros: trece pueblos, mil caminos


Desplegad, si es vuestro gusto, un mapa de la región sobre la mesa y marcad cada uno de los pueblos que conforman el municipio de Cobreros: Terroso, San Martín, Santa Colomba, Avedillo, San Román, Sotillo, Limianos, Quintana, Castro, Barrio, Riego y San Miguel de Lomba, además del propio Cobreros. ¡Trece, ni uno menos! Ahora trazad, al buen tuntún, cuantas líneas se os ocurran uniendo todos esos puntos. ¿Qué obtenéis? Aparte de un garabato más o menos artístico, un maravilloso conjunto de caminos donde perderse y disfrutar de los escondidos encantos de esta tierra sanabresa.


Siguiendo con el mapa, vemos que el municipio se define por los ríos y arroyos que lo cruzan, señalando unos límites no exactos: regato de Escaldón, Castro, Tera, Truchas y la Mondeira. Es una tierra rica en agua y los caños de regadío, con su música constante, nos acompañarán en todos los pueblos. Ya en los diccionarios geográficos de los siglos XVII y XVIII se mencionaba la riqueza de sus fuentes, con ejemplos de manantiales sulfurosos en Santa Colomba y Cobreros (aguas cheironas) que, en su momento, propiciaron casas de baños en las que los pacientes “llegaban en angarillas y partían bailando”. También hemos de fijarnos en cómo, por el norte y el oeste, el municipio se encarama en las laderas de los montes y se desenvuelve hacia zonas más llanas en el sur y este. Es un municipio con tradición serrana: la vida de antaño estaba ligada al aprovechamiento de la sierra, ya sea para leña, para hierbas aromáticas y medicinales, para frutos silvestres, ya para el pastoreo. Los lugares donde entonces se subía el ganado en los meses de calor nos ofrecen corrales naturales de impresionante paisaje: El Cabril, Cubello, Peña Cueva, los prados de Limianos… También caminos hacia Porto, con su importante feria ganadera, y a Galicia, cuando el tren aún no llegaba a Sanabria. Hoy esta parte del municipio está enclavada en el Parque Natural del Lago de Sanabria y alrededores.



Uno de los puntos más visitados de este Parque Natural es la ruta de las Cascadas de Sotillo ,
y los caminos que llevan al Lago pasando por la Laguna, o bien por Limianos o Quintana, coincidiendo en este caso con parte del Cordel Sanabrés por donde las ovejas castellanas y extremeñas subían hacia la sierra.
En Sotillo hay una casa de “Pobres y Peregrinos” fechada en 1619, aunque el trazado más conocido del Camino de Santiago Sanabrés atraviesa el municipio por su parte sur, siguiendo casi en paralelo a la N-525. También hollaron estos caminos, si hemos de fiarnos, el Rucio y su amigo Rocinante, soportando con paciencia las disquisiciones de sus amos. Lo creas o no, no deja de ser una excusa más para bajar al terreno.





Ea, pues, plegad el mapa y echad la merienda en el morral. Hay que recorrer los pueblos uno a uno y descubrir sus secretos: el “castiello” de Avedillo, posiblemente el primer núcleo de población, con casas que en sus piedras esconden miliarios. Cobreros, cuna de ilustres antepasados, sus casas blasonadas, sus aguas y su peculiar iglesia, tal vez de origen civil. Los centenarios castaños de San Román o Sotillo; Limianos, un pueblo en cuesta o Quintana, cantera que abasteció de piedras a la comarca y que hoy ofrece al visitante “La Calella”, una casa tradicional detenida en el tiempo. Castro, de significativo nombre, que se asoma hacia la Puebla con la importante área de servicios de la N-525. Riego, Barrio, San Miguel de Lomba, con ermitas perdidas y molinos restaurados. Santa Colomba, la de las muchas fuentes, cuyos barrios se encaraman hacia el alto de la iglesia. San Martín, Terroso, de tradición jacobea y destino inevitable para cualquier buscador de setas que se precie…
En el censo de Floridablanca, de 1787, nada menos que el 92% de los habitantes de Cobreros se declaraban hidalgos. Dado que además se definían como labradores, mucho me temo que esta nobleza se vinculaba más a la exención de tributos que a la holganza en sus caminos. Ahora pagamos impuestos, claro, pero al menos nos queda el placer de seguir sus huellas en el tiempo.



Fotos: 1. Pastizal en Cobreros 2.Iglesia de Sta. Colomba 3.Musgo sobre pared de piedra 4.Balconada en S.Román 5.Pontón en Avedillo 6.Arroyo de La Mondeira 7 y 8.Peña Cueva 9.Cordél Sanabrés en Quintana 10.Sotillo 11 y 12.Limianos 13.La Vaguira 14.Torre de la iglesia de Cobreros 15.Chopera 16.La luna sobre la sierra 17.Amanecer rosa en Barrio 18.Cobreros 19.Barrio de la Iglesia, Sta. Colomba 20.Casa Blasonada, Cobreros 21.La Peña de las Brujas 22.La Mondeira en S.Miguel.