Ya hemos hemos hecho mención alguna vez al Grupo de Teatro de Trefacio, una iniciativa que ha superado sus bodas de plata y que constituye, salvo error, el último vestigio de una tradición de honda raigambre en esta tierra. Mi amigo y paisano Juno ha tenido la gentileza de recoger el guante que no hace mucho le lancé y hoy disfrutamos de una visión desde dentro
de este grupo, que sigue andando con pie firme a base de ilusión. Como se hacen las cosas.
Veamos: como lo prometido es deuda, hablaré desde mi memoria y mi punto de vista sobre el grupo de teatro del pueblo de
Trefacio.
Era el verano del 82, mi amigo
Antonio López Alonso,
Toñín para los del pueblo, nos reúne a un número de personas y nos insta a crear el grupo donde por medio de la cultura hagamos pasar un buen rato a gente que antes tenía la costumbre de ver teatro (donde actuaron gente del pueblo) y mas tarde cine en una sala donde también se hacía baile, pero no me remontaré tanto y citaré solo al actual grupo. Tras esta reunión nos comprometemos a actuar el verano siguiente, nadie se habría atrevido a pensar en los veintisiete años que lleva, bueno quizás
Toñín, que “siempre a sido un hombre de fe”.
Al año siguiente montamos un escenario que tardamos una semana para dejar algo presentable y empezamos con
La duda, de Echegaray. Haceos una idea de que salvo Antonio (llevaba algún año haciéndolo en la Universidad) los demás, excepto la imaginación y la ilusión, no estábamos dotados de ninguna experiencia, absolutamente ninguna, solo el recuerdo de algunos antepasados.
La cuestión es que el pueblo se puso a nuestro lado y a partir de ahí todo fue mas fácil. Esta experiencia me hizo ver como la ilusión de un pueblo puede tirar hasta sacar de ti lo que nunca habrías creído tener, esto ocurrió con actores que nunca estuvieron delante de un público. Primero vencer la timidez, después los nervios, luego hacerlo mejor….. y al final pensar en la grata experiencia recorrida y pasar a los que vendrán y seguirán con el fruto, siendo esto último lo mas importante.
Que duda cabe siempre hay complicaciones, fallecimientos, los que se fueron del grupo, alguna falta de apoyo…., pero esto se compensa con obras buenas, con humor (son las mejor recibidas por el público) y, desde luego, si te quieres reír, pasar un buen rato por tener buen ambiente, vete a los ensayos, algunos han sido históricos, se hacen en la antigua escuela de chicos, el lugar por si mismo tiene un gran encanto. Pero todo esto fue resuelto con el tiempo y con la virtud de mi amigo, alaba al iniciante hasta que él se lo cree y es entonces cuando aparece el resultado del que hoy en día podemos estar orgullosos.
Nosotros no estamos subvencionados, somos conscientes de que nos correspondería una cantidad de la Junta, pero unas por pitos y otras por flautas no hemos entrado en esa dinámica, para decir toda la verdad un año vinieron a vernos ciertas autoridades y el año siguiente tuvimos un dinerín. A mi amigo le gusta pensar que somos “la caravana de García Lorca” pero siempre recorremos el mismo pueblo. Tras cada actuación pasamos una cesta donde cada uno da lo que quiere o puede, luego se cuenta y en la cena de esa noche (donde va todo el que se apunte y se lo pague, incluida la gente del grupo) se informa de lo recaudado pasando a engordar la cuenta del teatro.
Cada año:
15 días de ensayos por la tarde y por la noche
Una semana antes mas o menos, el pueblo se reúne para sacar y montar el escenario, se retoca cuando está montado.
Dos días antes, se recorren los pueblos Sanabreses en coche y Antonio con los mas jóvenes van repitiendo la obra, el día y como los esperamos.
Día de la obra, el pueblo siempre nos dice “la mejor”. Se cena y hasta el año que viene.
Y esta es la historia, muy resumida para cumplir lo prometido, quién esté interesado en mas detalles mi amigo escribió un libro cuando se cumplieron los veinticinco años y como es escritor de los que publican, con su nombre en Google podréis escoger.
Saludos.
Texto y fotos: Juno.