[...]Pero busquemos lo agradable y lo positivo en la gran familia de los gnomos que viven y trabajan en el frondoso bosque o en las profundas minas. En casi todos los cuentos de hadas e ilustraciones que de ellos se han realizado aparecen vinculados de alguna manera a las setas. Se ha llegado a escribir que cuando un gnomo se siente acosado y acorralado por algún animal (incluso por el hombre) opta por convertirse en una seta para pasar desapercibido. Otras veces se ha comentado que los hongos son las viviendas tradicionales de estos pequeños seres. En el Ripollés catalán se cree que arrancar un hongo habitado por un follet comporta la muerte del pequeño genio (lo mismo se dice de los árboles habitados por diversos espíritus arbóreos).
Algunos antropólogos opinan que la afinidad entre la seta y el gnomo es una relación de causa-efecto y acaban afirmando que estos seres tan sólo son fruto de la fantasía de algunas personas. Josep M. Fericgla enarbola una sugerente y original teoría en su libro "Los hongos y la génesis de las culturas" donde llega a la conclusión que los minairons, martinets, gnomos o follets catalanes (y por extensión toda la fauna sobrenatural de los bosques de Europa) son consecuencia directa de la ingestión de un determinado hongo (o «bolet» en catalán) alucinógeno: la Amanita muscaria. [...]
La asociación de las setas con los elementales es muy intensa y va desde la popular creencia infantil de que los gnomos habitan en ellas, hasta la de que sus círculos pueden, en determinadas circunstancias, constituir puertas a mundos paralelos... y eso porque alrededor de los denominados «corros de las hadas» nace precisamente el hongo conocido como «matamoscas». En Cataluña recibe el nombre de «Reig Bord» y en el País Vasco «Kuleto Palstoa». Estos círculos son llamados en Navarra «corros de las brujas». Un informante de Yalter Wentz le comentó mientras paseaban por las montañas de Howth:
"Sí, las hadas existen, y aquí se las ha visto bailar con frecuencia. La hierba nunca crece a gran altura en los bordes del anillo, pues sólo la más fina y corta crece en este lugar. En el centro hay un círculo de setas de las hadas, en las que éstas toman asiento. Son muy menuditas y les deleita bailar y cantar"
«Los elfos pasan el tiempo en danzar», nos repiten las tradiciones populares, y la danza de los espíritus de la naturaleza forma parte del ritmo del universo. En Escandinavia atribuyen los círculos de setas a los elfos, los cuales bailan durante toda la noche, dejando como huella de sus actividades lúdicas estos curiosos corros que, desde luego, son una importante pista que no debe desdeñar cualquier buscador de seres elementales que se precie. [...]
Jesús Callejo Gnomos: Guía de los seres mágicos de España, 1996