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23 feb 2012

Ronda de Hielo y Fuego




Recordaremos este invierno en Sanabria y Carballeda. No por las temperaturas extremas - aunque nos saquen cada día en el telediario: yo, que no soy el abuelo cebolleta, las recuerdo iguales y más bajas - sino por la falta de nieve y de lluvia. Esto sí que no es habitual.

La suma de sequía y maleza (y mala leche) producen indefectiblemente incendios, aún en invierno. Dice D. Alberto de Castro, delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora y objeto de una querella criminal por prevaricación y cohecho, que son "provocados por los lugareños" y ha solicitado más vigilancia policial.


Es como si yo dijese - no lo hago - que LOS miembros del SEPRONA del cuartel de Puebla están conchabados con los furtivosLOS lugareños no nos reunimos después del café para subir a quemar el monte. Nunca defenderé el uso de los incendios como arma - es un cañón que hace más daño al que lo maneja que al enemigo de enfrente - pero  un refrán indigena dice que quien siembra vientos recoge tempestades. Y hay declaraciones que son muestra de la actitud con la que se encaran las diferencias de opinión. No son las primeras del mismo tono.


Pd. Me da cosilla salir a "denunciar" cosas como ésta y no decir nada sobre  asuntos mucho más importantes que están ahora mismo sobre la mesa, pero...

9 ago 2009

Sierra de la Culebra




Si hubiera de mostraros la Sierra de la Culebra, empezaría por llevaros a sus dos picos más altos: Peña Mira y Miño Cuervo. Desde estas dos atalayas, el paisaje se extiende a vuestros pies como un tapiz lleno de vida, en el que destacan los espejos de los embalses de Valparaíso, Cernadilla y Argavanzal y los pueblos son pequeños puntitos que asoman entre los claros.








No es una sierra de abruptos farallones ni agresivos picachos: es más bien una amable sucesión de montes y valles que se inicia en Sanabria, atraviesa la Carballeda y va perdiendo altura ya en las comarcas de Aliste. Dicen que hasta principios del siglo XIX estaba cubierta de robles y castaños y llegó a vivir en ella hasta el oso, pero que la necesidad de dedicar más tierras a la labranza provocó su práctica deforestación. Hoy veremos las tierras altas cubiertas de distintos tipos de brezos, jara y otros matorrales, que en primavera provocan una melodía de olores y colores difícilmente resistible. La mayor parte de la sierra ha sido repoblada con grandes pinares, que han favorecido el asentamiento de la fauna y la abundancia de setas en temporada. Los castaños han mantenido sus dominios en las inmediaciones de los pueblos y podemos ver ejemplares admirables en zonas como Ferreras o Robledo. En las zonas más al sur campa la encina, llamada carraca o carrapito por los vecinos.





Es esta tierra de lobos, la comarca con mayor densidad de población de toda la Europa occidental, y a lo largo de la historia ha mantenido una dura pugna con el hombre por la supremacía, con huellas tan llamativas como los corralones. El otro gran señor de la región es, por supuesto, el ciervo, que en tiempo de berrea escandaliza todo el bosque con sus peleas y bramidos. Los jabalíes, gatos monteses, liebres, conejos y demás deben estar deseando que termine esta exhibición para recuperar la tranquilidad habitual.





En 1973 se creó la Reserva Regional de Caza de la Sierra de la Culebra, cubriendo una extensión de más de sesenta y siete mil hectáreas y continuación natural del Parque de Montesinho, al otro lado de la Raya.





Para ampliar información: Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Sierra_de_la_Culebra




19 jul 2009

Pías, Barjacoba, Villanueva: Alta Sanabria


Cuentan que, tiempo ha, un hojalatero novato en busca de nuevos mercados remontó el valle del Bibey hasta alcanzar un pueblo desconocido para él.
- Dígame, señora, el nombre de este lugar.
- Esto es Pías, no hay que dudar.
Continuó su camino el hojalatero y al llegar a otro grupo de casas, tras acabar sus comercios, volvió a preguntar:
- Dígame, señora ¿con qué nombre se conoce a este lugar?
- Esto es Pías, no hay que dudar.
El bisoño artesano rascó su cabezota, partió en camino de nuevo y llego una vez más hasta una plazuela en torno a la cual se agrupaban las casas. Con la mosca tras la oreja trabajó sus chamarilerías y aún antes de acabar, preguntó:
- Y entonces, señoras, ¿el nombre de este lugar es…?
- Esto es Pías, no hay que dudar.
- Pues buenas mujeres, nada les he de cobrar. Y ahora mismo ofrezco un duro de plata a quien me saque de este pueblo, más grande que la capital.







Viene a cuenta el chascarrillo ya que el pueblo de Pías, aunque no tan grande como una capital, consta de tres barrios – o cuatro, según quién cuente – esparcidos en la escarpada ribera del Bibey, en la misma raya que nos une con la vecina Galicia. Y tres son también – esta vez cuente quien cuente – los pueblos que conforman el municipio: Villanueva de la Sierra, Barjacoba y, claro, el propio Pías.



Como en otras zonas fronterizas, los paisanos se empeñan en tender lazos que van más allá de las líneas trazadas en los mapas. Y en estos valles de la Alta Sanabria, donde la sierra Segundera se encara con los montes galaicos, el vecino orensano está a dos pasos y las comunicaciones con el otro lado de las Portillas no siempre son buenas. Y aquí se habla senabrés, que no es del todo gallego, pero se le parece mucho. Tampoco los rebaños entienden de fronteras administrativas, pero si les preguntáis por pastos os dirán que los de estos valles son muy buenos, señor. Es tierra húmeda y fértil, de ahí la tradición ganadera y también la vegetación exuberante: helechos, abedules, acebos y una de las manchas de robles mayores de Europa. Y abundantes fuentes, como las que enorgullecen a Villanueva, mezcla de pilón y abrevadero, donde las mujeres aún van a lavar las berzas del caldo sanabrés de toda la vida.




El paisaje es de media montaña, abrupto y suave a la vez. Sus caminos os depararán cuestas más exigentes que en la Baja Sanabria y la Carballeda, pero a cambio os ofrecerán vistas impresionantes de valles que juegan al escondite entre las cumbres, punteadas por embalses y aldeas de difícil filiación – entonces, la raya ¿por dónde va? Tierra de maquis en aquellos años, también de lobos, como nos recuerda el Curro de Barjacoba. Este hermoso pueblo, agrupado en el valle del arroyo del mismo nombre, sintió desde antaño la necesidad de protegerse de los malos espíritus de la montaña mediante sortilegios de madera: la Cruz de Marta. No explico más; debéis visitarlo, buscar las cruces y luego me contáis lo que se ve desde cada una de ellas.

Y es que el hojalatero del cuento tenía razón. Es difícil llegar a Pías, pero más aún abandonar el municipio sin que tu corazón, tus sentidos, os exijan un poco más, solo un poco más.

8 may 2009

Las Cerraduras de Villanueva de Valrojo

Porque en Sanabria y Carballeda, si parpadeas, te lo pierdes.







Y tampoco conviene despistarse:











Nunca he podido estar en Carnaval, pero he visto sus demonios:



El año que viene no me los pierdo.

Pd. Ésta va por JaViEr AloNsO CrEsPo, que me puso sobre la pista.