"Era el mes de Marzo de 1873 : cinco años hacia que la [Gloriosa] revolución se había desencadenado sobre España y cinco años hacía que empleaba en combatirla, desde las columnas de un diario político, las escasas fuerzas de mi intelîgencia. La monarquia democratica acababa de desaparecer con la abdicación de don Amadeo de Saboya, y la [Iª] República, proclamada en las Cortes, se enseñoreaba por primera vez de España. El terror que su solo nombre causaba, los horrores que recordaba su historia en paises vecinos y la fundada y triste creencia de que esta forma de gobierno iba a aumentar los graves desordenes en que la patria se veía envuelta, traían inquietos y desasosegados los animos de todos los españoles, aún los de aquellos en quienes largos años de revolución mansa habían amortiguado los sentimientos monárquicos. Los hombres que por tener algunos bienes de fortuna se adornan con el nombre de conservadores, eran los que más se dolían de la situación a que sus propios errores les habían traido y los que más desconsolados contemplaban el oscuro horizonte que a los albores de la república aparecía [...]
"Los carlistas se lanzaron a la guerra por defender las dos grandes ideas de Religion y Monarquía, tan arraigadas todavia en España y tan combatidas ahora en todo el mundo, dando así clara prueba de que aún vive en nuestra patria aquel espíritu ardientemente católico, que movió a los españoles del siglo XVI a combatir contra la reforma protestante y contra las doctrinas que a su sombra nacieron y se desparramaron por Europa. Estudiando de cerca a los carlistas vése tan de bulto su semejanza con los españoles del siglo XVI, que no puede negarse son los primeros legítimos descendientes y herederos de los segundos. La misma fuerza de creencias, la misma exaltación de sentimientos, la misma firmeza de caracter hay en unos que en otros, como hijos todos de una misma madre y criados y educados en los mismos principios."
Recuerdos de la Guerra Carlista. Francisco Hernando
Cuentan los libros de historia que La Tercera Guerra Carlista (1872-1876) se desarrolló entre los partidarios del llamado Carlos VII y los gobiernos de Amadeo I, de la I República y de Alfonso XII. Los frentes más activos se localizaron en el País Vasco y Navarra, con levantamientos menores en Cataluña, Valencia y Aragón. Pero también hubo agitación y partidas en el resto del territorio peninsular, especialmente en áreas montañosas donde practicaban un tipo de combate a medio camino entre la guerrilla y el bandolerismo.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, Sanabria y Carballeda no fueron ajenas, en su pequeña escala, a los hechos del convulso S.XIX español. Si en la reciente entrada sobre Sagasta vimos, siquiera de refilón, algo de la actividad de los liberales en la provincia, hoy toca fijar la mirada en el otro bando: los conservadores más exacerbados, la Reacción.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, Sanabria y Carballeda no fueron ajenas, en su pequeña escala, a los hechos del convulso S.XIX español. Si en la reciente entrada sobre Sagasta vimos, siquiera de refilón, algo de la actividad de los liberales en la provincia, hoy toca fijar la mirada en el otro bando: los conservadores más exacerbados, la Reacción.
Ya en 1868 encontramos una curiosa sentencia administrativa que refleja el enfrentamiento vivido entre las fuerzas de algunos pueblos:
"En el expediente en que el Gobernador de la provincia de Zamora ha negado la autorización para procesar a D. Santiago Tostón, Alcalde; Don Juan Santiago, Regidor, y D. Tomás Santiago, Secretario del Ayuntamiento de Rionegro del Puente, del cual resulta:
- Que el Alcalde mandó comparecer en la casa de Ayuntamiento a Don Francisco González, Párroco de Garrapatas [hoy Santa Eulalia del Río Negro], y a otros vecinos para exigirles cierta contribución con destino al pago del Maestro de instruccion primaria:
- Que el Párroco se negó a pagar, manifestando que el reparto no estaba autorizado, y que dicho servicio debia atenderse con los fondos municipales:
- Que incomodado el Alcalde con esta respuesta, dijo al Párroco que le constaban las reuniones sediciosas que se celebran en su casa para conspirar contra la corona, y las cuentas que a este objeto se destinaban, de las cuales era depositario, lo cual confirmaron el Regidor y Secretario que se hallaban presentes [...]"
Jurisprudencia administrativa - Revista General de Legislación y Jurisprudencia
De la "Narración militar de la guerra carlista de 1869 a 1876", publicada por Cuerpo del Estado Mayor del Ejercito en 1889, extractamos algunos fragmentos descriptivos de la situación en la provincia:
"Por la misma época se alarmaron los habitantes de la zona meridional de Salamanca, a causa de la presencia en ella durante unos días de una facción procedente de Cáceres; y para que esto no volviera a suceder se acantonaron algunos carabineros en el límite de ambas provincias.
En la de Zamora anduvieron a mediados de Agosto por el partido de Puebla de Sanabria tratando de reclutar gente, varios carlistas de León, que viendo lo infructuoso de sus trabajos, regresaron al territorio de donde habían salido; y durante el mes de Septiembre, unos 60 individuos se apoderaron en Cobreros, de los fondos de la recaudación de contribuciones, y trataron de alterar el orden; pero salieron de Puebla de Sanabria tres secciones de carabineros, las cuales los avistaron y batieron el día 24 en el monte de los Charcos, disolviendo a la partida, haciendo algunos prisioneros y cogiendo varios efectos [...]
"En la [provincia] de Zamora, hacia el 17 del indicado mes, apareció en Galende, con algunos sediciosos, el cabecilla Bernardino Carrera; saliendo en su seguimiento los carabineros de Puebla de Sanabria, y de la capital dos secciones del mismo instituto con cuyos movimientos se consiguió la aprehensión del jefe y la disolución de la partida [que había atacado también Trefacio, San Ciprián y Rábano]. Más adelante, en marzo, el titulado Comandante general, D. Pedro Alvarez, publicó una alocución llamando a las armas a los zamoranos, y organizó un núcleo de 45 infantes y 20 caballos, que, perseguido por guardias civiles y carabineros, sufrió, el 26, en los llanos de Tábara, una derrota en que murieron dos carlistas, quedaron prisioneros otros y se diseminaron los restantes para ganar la frontera de Portugal, donde fueron capturados el cabecilla y algunos otros [...]
"El 16 de Julio el cabecilla Bernardino de Ambasaguas, con 50 individuos, pasó desde Zamora a Orense, por las Portillas de Sanabria; pero apercibidas ya para hacerle frente las columnas de esta provincia, por avisos del Capitán general de Castilla la Vieja, le salieron al encuentro, precisándole a correrse por las vertientes de Sierra Cabrera Alta y a volver sobre sus pasos. Siete días más tarde aparecieron cerca de Portugal 40 hombres armados, al mando de un tal Suárez, y puestos en movimiento para obrar combinadamente los destacamentos de Ginzo de Limia y Bande, consiguió el segundo encontrarlos el 26 en Salgueiros, cayendo sobre ellos con tal acierto, que al cabo de dos horas de fuego los dispersó y les hizo varios muertos, heridos y prisioneros. El destacamento de Ginzo de Limia, que se hallaba próximo, contribuyó al buen éxito de la operación y evitó que los fugitivos ganasen la frontera."
Pese al descontento con las contribuciones y los alistamientos ordenados desde el Gobierno Central, en ningún momento los carlistas lograron un significativo apoyo popular en nuestras comarcas, y menos tras la Restauración Borbónica - con la que muchos conservadores consideraron alcanzados la mayor parte de sus objetivos.
Tal vez les resulte familiar la retórica de Francisco Hernando, el historiador carlista que inicia esta entrada; incluso propia de momentos más cercanos en el tiempo. Siempre he pensado que, en general, desconocemos demasiado del S.XIX español y que esto es un gran error, porque en él se encuentran las semillas directas de nuestra evolución posterior. Sobre el tema me permito recomendarles el blog amigo "Desde la terraza", que desde hace tiempo le dedica una serie de artículos tan amenos como bien documentados. Seguro que les gusta.
Periódico "El Imparcial", 1872 |
Pd. He abierto un nuevo saloncito en esta gran mansión de la blogsfera: se llama Casos y Cosas y pueden encontrarlo aquí. Como siempre, están todos invitados, pero sin compromiso ninguno. Trata de... no sé, todo lo que no cabe aquí. Igual les interesa.