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15 ago 2012

Acibreira en el Mercado de Puebla 2012


Un año más subí La Cuesta de Puebla hacia el Mercado Medieval a contra corriente, cuando casi todos buscaban ya el descanso y los artesanos recogían sus puestos pensando en la próxima parada del camino. Llegué tarde - un año más - al Juicio y Quema de la Bruja: vi la traca final de los fuegos bajando el alto de Castro. Otro año que perdimos los malos y el inquisidor se salió con la suya.No me preocupa subir cuando todos bajan: para mí el punto culminante del Mercado es la última actuación de Acibreira, esa que ofrecen mezclados entre un público de recalcitrantes, en las mismas puertas del Ayuntamiento, a la luz de las últimas barras que quedan abiertas...


Debo pedir disculpas por no llevar nunca la cámara a este grandioso fin de fiesta. Así que, si con toda la razón la imagen les parece de mala calidad, esperen a oir mi grabación de la última tonada de gaitas en el Mercado de este año:


11 dic 2011

Gaiteros de Pedrazales

..

"Nací el once de abril de 1934 en un pueblecito llamado Pedrazales de Sanabria, mis padres se llamaban Ceferino y Mercedes, éramos siete hermanos: Tarsicio, María Francisca, Laura, Ana, Tirso, Nieves y yo, Modesto, que era el primogénito.
Durante el periodo comprendido entre los años 1934 y 1944, esos primeros diez años de mi vida, el peor recuerdo que tengo es el hambre, hambre dolorosa, aún hoy si lo recuerdo , siento aquella sensación desagradable que caló tan dentro de mí y de mi familia. Fue especialmente dolorosa para todos aquellos padres  que día a día veían que no tenían nada que llevar a la boca de sus hijos ni a la suya propia.
Recuerdo que frecuentemente yo me acercaba a casa de mi abuelo, el padre de mi madre, que se llamaba José Varela García, a pedirle un pedazo de pan para comer, pero muchas veces no era así, con la consiguiente aflicción que le ocasionaba a mi abuelo esta situación. ¡Qué dificil fue el día a día!


Aquel sábado de abril, cuando la siembra de las habas, comí con mis abuelos un trozo de pan con chorizo, mi abuelo lo acompañaba con un poco de vino que tenía en una calabaza. Tras el banquete, me pidió que le acompañara a hacer la siembra de las habas, yo acepté encantado. tenía cinco años.

- Mira, Modestico: cuando yo abra el surco, tú metes las habas de dos en dos o de tres en tres, ¿vale?
- ¡Vale! - le contesté.

Me dio una bolsa con habas y empezamos la siembra. Al cabo de un rato yo ya estaba cansado de tanto haba, y en vez de dos en dos o de tres en tres, empecé a tirarlas de cuatro en cuatro hasta cinco o seis. El cuando se dio la vuelta para tapar los agujeros recogía las sobrantes, pero tras seis o siete agujeros me dijo con el genio que le caracterizaba:

- ¡Pero coño! ¿No te he dicho que de dos en dos?

Y comenzó a correr detrás de mí. Al ser cojo jamás pudo darme alcance, mis travesuras a veces le sacaban de quicio, pero acto seguido me llamaba aludiendo que no me pegaría. Yo me acercaba y así era, me colmaba de besos."
Modesto Espada Valera. La vida de un viejo carrilano sanabrés. P. Uribe, julio 2011.  En Facebook



Las vivencias narradas por Modesto en estas Memorias les resultarán muy familiares a todos los que tienen sus orígenes en nuestra comarca: el hambre omnipresente, el pastoreo por las sierras, la artesanía de subsistencia, los trabajos en la línea del ferrocarril a Galicia - los carrilanos del título - y en las presas de Moncabril, la emigración... y los regresos estivales a una tierra de la que es dificil desvincularse. Historias conocidas pero que pocas veces se han plasmado en papel.

Modesto, además, puede presumir de formar parte de una de las más importantes dinastías sanabresas: los Gaiteros de Pedrazales. Su hermano Tarsicio y él constituyen la cuarta generación... y ya tienen el relevo asegurado. A ellos les tocó bregar con los momentos más complicados de la música tradicional, cuando fue abandonada por la juventud y las fiestas se llenaron de "orquestas". Los dos hermanos se empeñaron en salvaguardar las viejas tonadas, en enseñar a quién estuviese interesado, en mantener viva la llama. Gracias a ellos - y a otros pocos locos como ellos - cuando llegó el momento de la revalorización y se abrieron escuelas como la de Puebla - podemos hablar de un hilo conductor de los viejos tiempos hasta el presente y el futuro.



Este viejo carrilano cuenta su vida con sencillez, quizás más como una charla al final de una cena de sanabreses emigrados que como los antiguos filandones al calor de la lumbre: es el signo de los tiempos. Pero estoy seguro que dentro de unos años este testimonio en primera persona será un tesoro para todos los interesados en conocer la pequeña historia de estos pueblos casi olvidados.


Música: Modesto y Tarsicio Espada en la Feria de Artesanía de El Puente

30 oct 2011

Joaquín Díaz, Luis Díaz Viana: Recuerdo y Profecia


El filólogo y antropólogo Luis Díaz Viana es un reconocido experto en cultura, folklore y tradiciones populares. Licenciado por la Universidad de Valladolid, su carrera académica abarca estancias en Berkeley, Salamanca, el CSIC y, en la actualidad, ejerce como profesor de investigación en el Instituto de Lengua, Literatura y Antropología. Ha recibido diversos reconocimientos a su trabajo, como el Premio Marques de Lozoya o el Agapito Marazuela. De entre su obra habría que destacar sus estudios antropológicos sobre Castilla y León y la recuperación de varios cancioneros tradicionales y leyendas populares.


Joaquín Díaz - perdonen el tópico - no necesita presentación: nacido en Zamora en 1947, es uno de los más grandes folcloristas de nuestra tierra. Sus trabajos de campo recogiendo canciones y cuentos por los pueblos, sus grabaciones, la labor de catalogación y divulgación ejercida desde la Revista del Folklore y la Fundación que lleva su nombre son ejemplo y ayuda para cualquiera que sienta el mínimo interés por la cultura tradicional.


En 1977, Joaquín - con la participación de María Salgado - publicó un disco que ha quedado como una auténtica rareza en su larga carrera: "Recuerdo y profecía por España", un intento de "...reflejo subjetivo de experiencias vividas, temblorosa intuición de un futuro próximo" . En él se alejaba por primera - y casi única - vez de las canciones y cuentos tradicionales recogidos en su discografía para musicar la obra del que entonces era un poeta novel: sí, Luis Díaz Viana.


Durante largo tiempo he perseguido esta grabación. Yo soy un lector voraz - más de ficción antes, más de ensayo ahora - pero debo reconocer, y no me averguenza, que a la Poesía he llegado a través de la música; y una de las primeras veces que sentí la fuerza de ese "lugar extraño de donde viene la Poesía" - dice bien Cohen - fue con el segundo corte de este elepé:


Ábreme tu puerta, nadie nos verá:
necesito de tu amor esta noche.
No sabes nada de mi, sólo mi nombre,
y puede que mi nombre no sea verdad;
pero ábreme tu puerta, nadie nos verá:
necesito de tu amor ,
necesito de tu amor esta noche.

¿Qué más puedo decirte, que el camino
se llevo mis verdaderas ilusiones?
¿Que traigo mi verdad vieja y cansada
por la absurda fiereza de los hombres?
No, solamente te diré:
necesito de tu amor,
necesito de tu amor esta noche.

No me importan cuántas fueron las bocas
que aprendieron a ser fuego entre tus labios,
ni me preguntes cuáles fueron los ojos
que a mirar tan tristemente me enseñaron.
No, solamente te diré:
necesito de tu amor,
necesito de tu amor esta noche.

No me importan los ojos ni los labios,
te amaré como si fuera al fin la muerte
y no el sol quien mañana nos despierte,
como si fuera este nuestro último goce.
Para llenar mi abismo con tu cuerpo
necesito de tu amor,
necesito de tu amor esta noche.



Letra: Luis Díaz Viana - Música y voz: Joaquín Díaz


Recientemente conseguí el disco. Para mí, este poema mantiene el mismo poder que cuando lo descubrí.  No puedo ser objetivo, claro: en mi memoria particular sigue ahí, en la estantería del Big Bang, junto a Aullido y las Coplas por la muerte de su padre.
1. Fotos: Zamora bajo la lluvia
2. Ésta va para El Tejón que salió de su cueva... pero se quedó en la puerta donde empiezan otros caminos. Sé que volverá para recorrerlos, porque los ha visto... y porque están ahí. Para mis nuevos viejos amigos J. y M. ¡Abrazos!