Los lectores más veteranos recordarán la excursión que el Vizconde De Naylies
se marcó por tierras sanabresas, allá en el verano de 1809. Hoy nuestra
máquina del tiempo nos lleva al mismo escenario, pero justo un año después: agosto de 1810.
Napoleón ya había regresado a Francia, obligado por la entrada de Austria en la guerra. El ejercito británico, de nuevo bajo el mando del Teniente General Wellesley (por entonces, de momento, Vizconde de Wellington) y con el apoyo de los portugueses - dirigidos por el Mariscal Beresford, hombre de plena confianza del anterior – y de los grupos de la resistencia española trataba a toda costa de mantener abierto un frente en la península que fraccionase en lo posible la fuerza enemiga. En respuesta, el Emperador se disponía a invadir de nuevo Portugal y toda la línea fronteriza era un auténtico avispero.
Sanabria y Carballeda se sitúan entre dos pasos de gran importancia estratégica: Galicia y Ciudad Rodrigo. Por el Norte, la división Bonnet, amenazaba el Minho desde Astorga; mientras la división Serras, en Benavente, apuntaba hacia Traz-os-Montes. Algunos destacamentos de la división Serras, buscando avituallamiento, avanzaron por el camino de Bragança, base de las tropas del Mariscal Silveira, que se dirigió a su encuentro sobre la villa de Puebla de Sanabria.
Cedemos ahora la palabra a este militar portugués. Aviso: la entrada queda, una vez más, bastante larga; pero considero importante mantener, en lo posible, la integridad del documento histórico.
El día 29 de julio, a las 6 horas de la tarde, tuve noticia en Bragança de que a las 11 horas de la mañana habían entrado los enemigos en Puebla de Sanabria, que había sido evacuada por las tropas españolas que la guarnecían, mandadas por el General Don Francisco Taboada Gil (1), lo cual habíamos convenido si los atacantes fuesen superiores. A las 7 de la tarde del mismo día hice salir un escuadrón de caballería de esta Plaza, a fin de hacer un reconocimiento al mando del coronel Wilson. A media noche del mismo día, salí yo con una brigada de milicias por el camino de Avellada [Aveleda (2)], siguiendo la misma marcha del escuadrón.
El día 30, de mañana se aproximó el coronel Wilson a Puebla de Sanabria, y reconoció que la fuerza que existía dentro de la Plaza era pequeña, porque parte de ella habíase retirado para Momboy [Mombuey], y no teniendo noticia del lugar a que se habían retirado la tropa española, me vino a dar parte, y nos recogimos ese día para esta Plaza, dejando partidas sobre el camino que de la Puebla se dirige a ella. El día 31 tuve noticias de que el general Taboada se había retirado sobre las Portillas de Galicia, donde se mantenía con parte de su gente. El día 1 de agosto participé a aquel General que el día 2 marcharía sobre Puebla de Sanabria, que bajase con su gente, a lo que accedió, pues estaba de acuerdo.
El día 2, a las 5 horas de la tarde, hice marchar un escuadrón para el pueblo de França, y que, descansando allí algún tiempo, de dirigiese por la noche para Pedralba, donde recibiría mis ordenes, y que la 2ª brigada de milicias siguiese el mismo camino. Que el 4º escuadrón y la 1ª brigada fuesen a descansar al pueblo de Varge, y al amanecer estuviesen en el de Lobismos [Lobeznos], delante de Pedralba, donde recibirían mis ordenes. Yo me dirigí a Pedralba, donde poco después llegó el 1º escuadrón, que aquella misma noche envié colocar ante Lobismos. Poco después, mandado por el general Taboada, llegaron su ayudante y el Coronel de Benavente, dándome parte de haber llegado el mismo General con 800 a 1000 hombres de infantería, que creían que el enemigo estaba fortificado en Momboy, concluimos que al amanecer del día 3 nos adelantaríamos sobre Puebla de Sanabria, llevando por mi izquierda la fuerza española. El día 3 al amanecer estábamos al lado de la Puebla, y entonces se vino a unir conmigo el general Taboada: inmediatamente mandé entrar a algunos cazadores en el fuerte (3), situado enfrente de la Puebla, que había sido evacuado y desde donde empezaron a hacer fuego de fusilería sobre la Plaza: mandé pasar la caballería al otro lado del río Tera, y que situase avanzadas sobre el camino que se dirige a Momboy: en ese instante entraron tropas españolas y portuguesas dentro del primer recinto de la Plaza, haciéndolo bajo el fuego enemigo que se recogió sobre el segundo recinto y Castillo. Todo el día se pasó haciendo fuego de parte a parte. Mandé un parlamentario a la Plaza, intimando al Gobernador que se rindiese, a lo que respondió que tenía gente y municiones para defenderse hasta el último extremo, y que esperaba muy pronto ser socorrido por las tropas del Mariscal Massena.
El día 4 a las 10 horas de la mañana una avanzada de caballería fue atacada por un escuadrón de caballería enemiga, compuesto de unos 65 a 70 caballos, el escuadrón que mandaba el capitán Teixeira, sería de igual número, aunque se le había unido una partida del 4º escuadrón, mandado por el alférez Manuel Gonçalves de Miranda. El resultado de esta acción se muestra en la copia nº 1, que es el parte que me dio el citado capitán Teixeira; el nº 2 se refiere a las pérdidas que tuvimos y el nº 3 muestra las pérdidas del enemigo (4). Se siguió haciendo fuego sobre la Plaza todo el día, tomándose una casa pegada a las puertas, desde donde se intentó abrir un pasadizo hacia la Plaza, mas como el enemigo nos podía batir, fue muerto un soldado del regimiento de Villa Real. Las puertas de la Plaza fueron quemadas, aunque el enemigo las había tapado por detrás con grandes piedras.
El día 5 establecimos una batería desde la que hicimos algunos tiros con una pieza de a 3 y un obús, aunque éste se inutilizó a los primeros tiros. El día 6 había mandado traer de Bragança una pieza de calibre 6, pero al ser de hierro y deteriorada, poco efecto pudo hacer. A las 9 horas de la mañana me dio parte la avanzada, que se le habían unido 100 hombres de infantería española, mandados por Don Juan de Vigarte Mendía, y treinta y tantos caballos de una guerrilla mandada por Don Juan de Agirse, diciéndome que el enemigo se acercaba con fuerzas. Mandé entonces que la caballería se apostase tras del pueblo de Outeiro [Otero de Sanabria], y el resto de las tropas las coloqué sobre el río Tera, haciendo adelantar por mi derecha e izquierda un cuerpo de Cazadores do Monte que se colocaron en una eminencia a la derecha del río. La tropa española vigilaba la Plaza, y el resto se mantenía en mi flanco izquierdo. El enemigo venía con una fuerza de 400 caballos y de 3 a 3.500 infantes. Hizo alto en el pueblo de Outeiro, a menos de un tiro de fusil de nuestra avanzada, y luego que el general Serras reconoció nuestra tropa, se puso en retirada para Momboy, lo que hizo precipitadamente. Nuestra vanguardia se adelantó a Outeiro y sus avanzadas lo hicieron hasta el pie de Asturianos, a la vista del enemigo, que esa noche se retiró hacia Momboy.
El día 7 se continuó haciendo fuego sobre la Plaza, a lo que esta respondía con bastante fusilería y pocos tiros de artillería. El día 8 llegó una pieza de a 12, que mandé traer de Bragança, y que empezó a hacer fuego, pero siendo también de hierro, poco daño hizo. Tuve noticia de que el general Serras había sido reforzado con dos batallones italianos, venidos de Benavente, León y Astorga, y con 600 caballos que habían pasado por Zamora el día 5. El día 9 estalló una mina que se había hecho junto a las puertas de la Plaza, aunque el efecto fue pequeño, pues solo echó abajo la parte frontal exterior. Después de esto, el general Taboada hizo una intimación a la Plaza, que el Gobernador acogió aceptando una reunión, que se realizó aquella noche en el arrabal de la Plaza, y para responder a las últimas proposiciones, pidió una hora de tiempo, que se le concedió, acabada la cual dio su respuesta, concluyendo en una capitulación a la una de la madrugada, conforme a la copia nº 4. (5) [...]
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Firma del General Taboada (Cuadernos de Estudios Gallegos) |
En la mañana del día 10, salió la guarnición francesa y depuso las armas en la explanada enfrente a nuestra tropa. 417 hombres perdieron los enemigos en Puebla de Sanabria, entre muertos, prisioneros y algunos que durante el tiempo del asedio pasaron para nuestro Ejército. Perdieron 60 dragones, e igual número de caballos, contando los muertos y prisioneros como figura en la relación nº 3, todas las armas, y las pocas municiones que tenían, y un Águila, estandarte del batallón. La Puebla de Sanabria estaba fortificada con 9 piezas de bronce de gran calibre. Cedí todo a la tropa española, a excepción del Águila, por considerar que sería aceptada por el Illmº e Exmº Sr. Mariscal Beresford (6). El valor, sangre fría, celo y actividad que en toda esta expedición mostró el general D. Francisco Taboada Gil me sirvió de ejemplo, igualmente su Estado Mayor y el Coronel de Benavente: los demás oficiales y tropa que vi me mostraron el celo con que se emplearon en defensa de la causa común. Toda la caballería y tropa de milicias se portó muy bien [...]
Mi Estado Mayor y oficiales a ellos unidos, cumplieron con sus deberes. Luego, después de la salida de los prisioneros de la Plaza, di orden a mi vanguardia para que se retirase, lo que comenzó a realizar al tiempo que el general Serras nos venía a atacar con una fuerza de 700 a 800 caballos y de 4 a 5.000 infantes, con 2 piezas de artillería, conforme a los partes que en la antecedente noche me habían dado las avanzadas: en ese tiempo llegó de Lamego el coronel Wilson, a quien encargué la retirada de la caballería sobre el camino de Campica, y yo me retiré con la infantería sobre las alturas de Calabor, con la intención de esperar allí al enemigo, si su caballería me siguiese en terreno tan inútil (7). El general Taboada con la tropa española se retiró hacia las Portillas. El enemigo nos siguió hasta Pedralba, con gran numero de caballos, adelantándose allí un piquete de 50 caballos hacia el camino de Campica, y algunos cazadores sobre la vanguardia de la infantería. Se verificó nuestra retirada sin pérdida alguna de bagajes, municiones u hombres, a excepción de dos soldados de caballería que habiéndose extraviado, acabaron siendo muertos por el enemigo, el cual inmediatamente se retiró sobre la Puebla de Sanabria y a continuación sobre Momboy.
Tal fueron los detalles de la operación sobre Puebla de Sanabria; a excepción de pequeños acontecimientos y de las operaciones de la tropa española, que se portó muy bien en todo, y serán anunciados en detalle por el general Taboada que los mandaba y hacía mover. Espero merecer la aprobación del Illmº y Exmº Sr. Mariscal Beresford, pues mis fines fueron siempre no ser batido por fuerza superior, y poco a poco acostumbrar al fuego a las tropas que tenía la honra de mandar, siendo pocas las que han tenido ocasión de entrar en él.
Quartel General de Bragança, 14 de agosto de 1810.
Francisco da Silveira Pinto da Fonseca.
[Parte que al Illmº y Exmº Sr. Mariscal Beresford, comandante en jefe del Ejército portugués, da el Mariscal de Campo Francisco da Silveira Pinto da Fonseca de la operación que hizo sobre la Puebla de Sanabria]
Fuente:
Episodios da Guerra Peninsular.
Ribeiro Arthur, 1903
Traducción de Linsy Oflodor
Notas
(1) Perteneciente a una importante familia con origen en Deza (un tío suyo fue virrey en Perú), en 1791 se intitulaba en los documentos como “dueño y posedor de los vínculos y Maiorazgos de esta referida Casa [Pazo de Liñares] la de Brenzos y otras, señor del Castillo de Villaboa, y su Jurisdiccion de Gondufe, Rexidor perpectuo de la Mui noble y Leal ciudad de Santiago, Coronel del Reximiento Provincial de dicha ciudad” Según algunos autores, tras la guerra llegó a ser nombrado Capitán General de Galicia. Falleció en 1831.
(4) Es la recordada como “Batalla del Prado de la Marquesa”, en las inmediaciones de Otero de Sanabria. Teixeira la reflejaba así en su informe: “Teniendo noticia a las 8 horas de la mañana del día de hoy, que un cuerpo de Caballería enemiga se aproximaba con el deseo de sorprenderme o atacarme, viendo la disposición de mis oficiales y soldados, resolví prevenirme del mismo, marchando con mi escuadrón por la Calzada Real que se dirige a Momboy y ordené al alférez Manuel Gonçalves de Miranda que marchase por la derecha aprovechando unas laderas y atacase al enemigo por la retaguardia. Encontré al enemigo poco antes de Outeiro, junto a un prado donde termina a la derecha la carretera y sin perder tiempo me arrojé sobre él espada en mano; al mismo tiempo que el alférez Miranda, con 30 caballos caía sobre la retaguardia, el enemigo sorprendido y desconcertado ante carga tan vigorosa, perdió el orden en que venía y toda la acción se tornó en una escaramuza individual, que se decidió en un momento a nuestro total favor. El enemigo, viendo el vigor con que era atacado, quiso huir dispersándose, mas ya era tarde: muertos o prisioneros todos quedaron en el campo, a excepción del comandante y cinco o seis soldados, que cuidando de salvarse, acabaron escapando.”
(5) Copia nº 4.
CAPITULACIÓN HECHA POR LOS SÑR.S. GENERALES del Ejército Portugués y Español D. Francisco Taboada y Gil, Comandante de las tropas de S. M. C. Y D. Francisco da Silveira Pinto, de las de Portugal, con el Comandante del Batallón Suizo al servicio del Emperador de los Franceses, Mr. Joseph de Graffouied, que guarnecía la Plaza de la Puebla de Sanabria.
Artículo 1º. La guarnición saldrá de la Plaza a las cuatro de la mañana del día corriente, tambor batiente, y con los honores de guerra, entregando las armas en la puerta de la Plaza.
Artículo 2º. Se conservarán los equipajes y caballos a los Sres. Oficiales y a los soldados sus mochilas.
Artículo 3º. Entrarán las tropas Españolas en la Plaza esta noche y se entregarán las municiones para conceder reposo a la guarnición en esta noche.
Artículo 4º. En atención a componerse esta guarnición de tropa Suiza, y esta no ser de las circunstancias de la Francesa, se concede pase a Pesento de la Conena, para embarcarse a sus Cantones, bajo la palabra de honor de no tomar las armas contra las naciones aliadas.
Artículo 5º A los enfermos se les tratará con toda humildad y auxilios que sean necesarios.
Artículo 6º Serán conducidos por tropa de línea para su seguridad, para que no puedan ser molestadas sus personas, dándoseles habitación, sustento y bagajes precisos para el viaje.
Artículo 7º El comandante de la tropa Suiza, firmará las capitulaciones que serán copias para los generales Portugués y Español.
Artículo 8º Los Generales se obligan a cumplir todo lo estipulado en esta capitulación.
Quartel General de la Puebla de Sanabria, sobre la brecha a la una y media de la noche del día 9 al 10 de agosto de 1810.
J. de Graffouied. Chefe de Bm.”
(Leyendo esta capitulación queda claro que aquello fue una Guerra entre Caballeros. Los muertos, los expolios y la hambruna quedaron, una vez más, como cosas de villanos)
(6) El estandarte fue finalmente depositado en la
Catedral de Lisboa, donde aún permanece.
(7) Para los que no lo conozcan,
Calabor se encuentra en terreno montañoso: un regimiento de caballería tendría serios problemas para maniobrar con facilidad.