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10 dic 2010

Villardeciervos: apuntes a vuela pluma


Vistos desde la Peña del Castro, el embalse de Valparaiso es apenas un charquito y Villardeciervos un puñado de casas en la llanura de la Carballeda. Los primeros cervatos - tal es el gentilicio informal de los nacidos en la villa - vivieron aquí, en el alto, con toda la región a sus pies y pendientes de quién iba y quién venía para conservar hacienda y linaje. Poco a poco los tiempos se fueron haciendo más apacibles y el pueblo bajó al llano. Los romanos hicieron pasar por las inmediaciones una de sus calzadas (la Vía Augusta XVII) y, posiblemente, el comercio generado trajo una de las primeras épocas de esplendor a la comarca. Hoy quedan como testigos huellas del trabajo en las herrerías, restos de villas campestres y un puñado de leyendas sobre túneles que atraviesan de parte a parte la Sierra de la Culebra - posiblemente, originadas por las minas de entonces.



En la Edad Media esta fue tierra de frontera y razias. Alguna de las Ordenes Militares que camparon por la región - no está claro cuál de ellas - posiblemente fue la constructora de la Casa Fortificada, de la que quedan restos junto a la iglesia. El pueblo cayó después bajo el poder de los Condes de Benavente, lo que originó no pocos pleitos y trifulcas por - llamésmolo así - contundentes diferencias de opinión. Seguro que  la hoy conocida como Casa de la Inquisición tuvo bastante faena, aparte de la atención que prestase al destacable barrio judío.



El XIX fue un gran siglo para Villardeciervos. Los cervatos se batieron con distinción en las guerras contra los franceses primero y contra los portugueses después, lo que les valió el derecho a lucir un bonito distintivo real y, más a lo práctico, el título de Villa. Aunque no empezaron con buen pie: una epidemia de colera diezmó la población allá por los años 30. Sólo después de superarla pudieron dedicar su talante batallador al comercio y salieron a recorrer los caminos de la Meseta, de Galicia y de Portugal. A este último mercado las autoridades lo consideraron contrabando y provocó sonados enfrentamientos: contaban los mayores que en una ocasión se llegó a retener y desarmar a toda una compañía de guardias que habían enviado desde la capital para tratar de poner un poco de orden. Algunas familias  - cuyos apellidos no son los que figuran en los numerosos procedimientos que se guardan en los archivos - consiguieron reunir importantes capitales y dieron el salto a la política. La villa intentó incluso arrebatarle a Puebla la titularidad del Partido Judicial de la comarca, y faltó muy poco. De esa época datan la mayoría de los caserios de piedra que aún hoy muestran las riquezas invertidas.




Los historiadores afirman que este éxito comercial trajo consigo las semillas de la decadencia. Los comerciantes abrieron almacenes y oficinas en las ciudades y sus hijos se fueron a vivir a ellas para controlar los negocios más cerca del consumidor final. La tercera generación ya no volvió al pueblo, en todo caso como residencia veraniega. Lo cierto es que, hoy por hoy, gran parte de la actividad de Villardeciervos se centra en el turismo (cinegético y de naturaleza) más que en el comercio de antaño. Lejos quedan los tiempos de la "Recua del millón", una de las hazañas más sonadas de los viejos contrabandistas de la que todavía se habla (poco, eso sí: el contrabando siempre era cosa de "el pueblo de al lado", no del propio.)


18 feb 2010

Memoria de la Emigración II

Laguna de Peces y Forcadura, por encima de Vigo

Adelaida Ramos Morán (Vigo)
Nació el día 15 de 1897 en Vigo de Sanabria, provincia de Zamora. Fueron sus padres Pedro Ramos Prada y Vicenta Morán Rodríguez,de cuya unión tuvieron tres hijos Francisco,Clara y Adelaida, siendo esta última la menor de los tres. Su niñez transcurrió en un hogar muy humilde,pero muy sólido. Contaba con sólo 18 años cuando empezó a tener bien definido lo que deseaba en la vida y se lo manifestó a sus padres diciéndoles que ella no había nacido para labrar la tierra y que tenía otras aspiraciones. Su hermano Francisco ya trabajaba en Madrid en una mansión que poseía una familia de la alta sociedad madrileña (trabajaba como jardinero). Así cada vez que su hermano venía al pueblo a ver a la familia Adelaida siempre le pedía que la llevara con él a Madrid porque quería trabajar. El matrimonio de aquella familia ya tenían varios hijos y necesitaban una niñera,su hermano Francisco habló con los señores para ver si Adelaida podía ser aceptada como niñera de una de sus hijas. A principios no la querían porque era muy joven (dieciocho años) pero pronto demostró su seriedad y responsabilidad en el trabajo que realizaba.

El barrio judío de Villardeciervos

Vicenta Ramos Morán (Vigo)
Nací el 23 de Mayo de 1921 en Vigo de Sanabria provincia de Zamora en casa de mis abuelos matemos Pedro Ramos Prada y Vicenta Morán Rodríguez. Mis primeros años transcurren al cuidado de mi abuelo y de mi tía Clara, pues mi madre trabajaba en Madrid desde algunos años antes de yo nacer. Me quedé al cuidado de mi abuelo y de mi tía,ella ya tenía dos hijos mayores que yo,nos crió a los tres hasta que yo alcancé aproximadamente los siete años.
Mi madre venía a verme cada vez que podía. Ella trabajaba desde los dieciocho años en una mansión que poseía una familia de la alta sociedad madrileña, pues su hermano Francisco ya trabajaba en ese lugar desde hacía tiempo. Mi niñez,hasta donde yo recuerdo,transcurrió en el pueblo,donde tuve la compañía de mis primos (hijos de mi tío Francisco y de mi tía Clara). Yo era una niña muy alegre y me gustaba hacer “maldades sanas”. La casa de mis abuelos tenía árboles frutales (un manzano,un peral,nueces,uvas etc.),me gustaba coger las manzanas,nueces y peras en el árbol, siempre era yo la que subía y desde arriba las tiraba,pero como era “tan maldita”casi siempre les daba en la cabeza a mis primos,ellos se ponían “ farrucos”conmigo y le daban las quejas a mi tía. Ella casi nunca los escuchaba porque tenía delirio conmigo,se ponían celosos y mi tía les decía:¿no ven que ella es más “chiquitina”que ustedes? Yo quise mucho a mi tía porque ella para mí fue mi segunda madre.

Mombuey
Otro recuerdo de mi niñez es que cuando mi madre venía de Madrid a pasar las vacaciones me llevaba al Lago de Sanabria, le gustaba nadar y aprendió a hacerlo por debajo del agua. Un día me dijo “niña”quédate aquí,no te muevas que voy a nadar un ratito, paso el ratito y yo no veía a mi madre,empecé a llorar y a gritarle madre,madre… ¿dónde estás? Cuando de pronto la vi agitando sus manos y me gritaba niña,no te muevas,ya voy,ya voy. Pasé un susto tan grande que jamás se me ha olvidado. Mi madre era una mujer muy tierna y me demostraba su cariño besándome y apretándome contra su pecho.
Cuando mi madre retomaba al trabajo en Madrid yo me quedaba desconsolada. La niña que ella cuidaba tenía más o menos mi edad y era muy rubia,blanca rosada y ojos verdes,sus padres también eran rubios y de tez muy blanca. Cuando yo tenía aproximadamente dos años,mi madre a petición de los señores me llevó para que me conocieran,comentaban que yo parecía que pertenecía a la familia porque todos los hijos (ocho en total) eran rubios y de tez muy blanca. Permanecí en esa ocasión por espacio de quince días o más,jugando con los niños de la casa como uno más. Los señores de la casa quisieron que eso se repitiera, pero tengo entendido que eso no sucedió nunca más.
El regreso al pueblo lo hice en compañía de mi tío Francisco que como mencioné anteriormente trabajaba en la casa como jardinero. Debo confesar que jamás he podido acordarme de los nombres y apellidos de tan distinguida familia, recuerdo muy vagamente que el apellido llevaba la letra “J” por la cantidad de veces que se lo escuché decir a mi madre. Lo que sí recuerdo es que la mansión quedaba en La Puerta del Sol o cerca de ella. Mi madre me hablaba mucho de El Retiro y de la calle de Alcalá.

Triufé
Cuando apenas tenía cuatro años mi madre emigra a Cuba y me quedé nuevamente con mi tía Clara. Tenía aproximadamente seis años cuando mi tía me dijo un día:“niña”hablé con la maestra del pueblo y me dijo que ya las niñas podían ir a la escuela (anteriormente estaba prohibido para las niñas), para mí eso fue una alegría inmensa. Aprendí a leer,pero no a escribir. Digo que no aprendí a escribir porque en ese momento se estaba preparando mí viaje a Cuba pues mi madre ya me estaba reclamando para que fuera a su lado.
A finales del año 1929 emigré con mi tía Clara a Cuba. Esperando el barco permanecimos en La Coruña por un espacio de cuatro meses en una casa de huéspedes. Recuerdo que la señora de la casa tuvo muchas atenciones conmigo y le decía a mi tía que yo era una niña muy guapa,cariñosa y obediente. Nos cogió mucho cariño,recuerdo que cuando se despidió de nosotras lloraba mucho.

San Juan de la Cuesta
Estos fragmentos pertenecen al proyecto “ Memoria de la Emigración Zamorana ”, una recopilación de testimonios de emigrantes y familiares editada en tres volúmenes por la UNED de Zamora y que pueden descargarse gratuitamente en este enlace . Un hito de la historia de España - aunque estos se centren en Zamora, los testimonios son extrapolables a cualquier lugar – escrita por sus protagonistas, con nombres y apellidos. 
La primera parte, aquí.

16 feb 2010

Memoria de la Emigración I


Héctor Francisco Álvarez (San Pedro de Ceque)
Recuerdo una mañana muy temprano y con mucho frío, típica del invierno que se avecinaba, con un paisaje nevado, llegamos a Calabor, a treinta kilómetros de Puebla de Sanabria, frontera con Portugal. Era un momento de tensión de todos los que allí estábamos, sólo había militares, muy pocos españoles se atrevían a intentar cruzar la frontera. La inspección de papeles y equipaje era muy estricta, sólo podíamos pasar lo indispensable. Vienen a mi memoria las palabras de ese Comandante de la Guardia Civil diciendo que no perdiéramos tiempo y que marcháramos cuanto antes, ya que al otro día sería demasiado tarde, dado que los partes de guerra cambiaban a diario y tal vez la nueva orden fuese impedir la salida. Siempre le estaré agradecido por su generosidad. Esa mañana me despedí finalmente de mi padre con gran dolor pero ilusionado con esta nueva oportunidad que se nos brindaba. Como perseguidos, habíamos llegado a Calabor y casi conteniendo el aliento hicimos el último trámite para abandonar el país, que a esta altura ya se notaba un estado de tensión en todos lados.


Sergio Rabanillo Prada (Triufé)
Su madre, Antonia Rabanillo de Prada,hija de José Rabanillo e Ildefonsa Prada,era parte de una familia campesina pobre,formada por sus padres y tres hermanos, Dolores, Pedro y Gumersindo. Dolores y Pedro viajaron a trabajar, ya siendo Sergio un muchacho,para las minas de Bilbao. Para ayudar a la familia, Antonia se contrató como doméstica en una casa de Valdespino, un pueblo cercano a Triufé. Allí estableció una relación amorosa en la casa donde estaba empleada de la cual nace Sergio Rabanillo de Prada. El padre no lo reconoció y quedó a cargo de su madre. Por las versiones que dio hasta el final de su vida de esta etapa,como veremos más adelante,las relaciones con parte del resto de la familia no fueron buenas,y el ser hijo natural le resultó traumático para el resto de su vida.
Lo crió su madre,aprendió apenas las primeras letras y recibió,especialmente de su tío Gumersindo, un trato cariñoso. Recordaba en particular los crudos inviernos con más de un metro de nieve. En una oportunidad salió con su madre de madrugada,teniendo aproximadamente 12 años,en un carretón tirado por un caballo. Para poder avanzar,tenía que ir doblado sobre las ruedas con un jabón para que pudieran girar. En otra oportunidad,un muchacho y él cogieron por las montañas buscando un atajo para ir a Ourense. Cuando llegaron arriba,la nieve les daba por el pecho. Para salir de esa situación,se dejaron caer rodando por la nieve para bajar la loma.


Angel Lorenzo Iglesias (Mombuey)
Nuestro padre, perteneciente a una familia extensa de diez hermanos, siendo el segundo en el orden de nacimiento y el primogénito de los hijos varones, por lo que, a pesar de que nuestros abuelos tenían tierras, tuvo que dedicarse a trabajar desde muy joven para ayudar a su padre en la economía de la familia. A los dieciséis años y siendo apenas un adolescente se vio en la necesidad de crecerse y separarse del seno familiar para emigrar a Cuba y así salvarse de ser llamado al servicio militar.


Antonio Fernández Unzueta, (Villardeciervos)
Sobre su llegada a la Argentina, no hay demasiadas certezas. Estimativamente, se supone, que llega hacia 1910, porque los relatos afirman que contaba con apenas 15 años, cuando salió de su Villardeciervos natal, en la provincia de Zamora, España. Allí nació un 27 de abril de 1895, a las siete de la tarde, según consta en el acta Nº 376 y creció en el seno de una familia humilde, compuesta por sus padres don Antonio Fernández, su madre, doña Josefa Unzueta, y sus hermanos: Adelina la mayor, Eduardo y Laura, que fallece siendo muy joven y de la que no se conocen mayores detalles.
La primera de ellas [cartas desde Argentina], tiene fecha del 28 de mayo de 1916, y es enviada desde Catriló, provincia de La Pampa. Allí claramente expresa su pesar por no haber escrito antes y manifiesta cierto desánimo. Pero lo más interesante es que comunica su firme decisión de no realizar el servicio militar en España, dando como razones su total desacuerdo con la política imperante que exigía la obligatoriedad del mismo. En Argentina, por un decreto del presidente Urquiza en 1852, se exceptuaba a los españoles del servicio militar. Envía afectuosos saludos a las hermanas y a la madre.
En 1935 muere su madre, quedando pendiente su viaje definitivamente. Este hecho representa tanto para Antonio como para Eduardo una circunstancia muy dolorosa, ya que no puede cumplir su voluntad de volver a verla y mostrar esa prosperidad lograda al llegar a América. De allí que el nacimiento de su segunda hija, Elsa –sumado a que esperaba un varón– no sea narrado con la misma alegría que el primero. Asimismo, comienza a hacer referencia a la situación de España por la Guerra Civil, expresando su dolor y consternación: Con sumo interés sigo los sucesos de España por medio de los diarios, y con gran pena leo como se matan entre hermanos, la mayoría sin saber por qué..., lo esencial sería que quedase terminado cuanto antes y que todos antes que otra cosa se dieran cuenta que son Españoles y que con destruir España se destruyen ellos.


Dolores Ethel Álvarez de Cometto (San Juan de la Cuesta)
Y por las noches las tertulias ¡Ah! Eso si era infaltables [sic] en las charlas, los recuerdos, en los viejos, de su querido terruño que aun sin querer nos atrapaban a los niños y jóvenes ¿Cuántas veces habremos oído nombrar Peña Serrapia, Mercado del Puente, Puebla de Sanabria y mi padre y tíos contar de sus travesuras con las mozas, sobre todo las de los pueblos vecinos?


Estos fragmentos pertenecen al proyecto “ Memoria de la Emigración Zamorana ”, una recopilación de testimonios de emigrantes y familiares editada en tres volúmenes por la UNED de Zamora y que pueden descargarse gratuitamente en este enlace . Un hito de la historia de España - aunque estos se centren en Zamora, los testimonios son extrapolables a cualquier lugar – escrita por sus protagonistas, con nombres y apellidos.

Fotos: Los restos del antiguo paso fronterizo de Calabor.
La segunda parte, aquí

17 ene 2010

Piedras


Robledo

Requejo

San Román

Remesal

Muelas de los Caballeros

Sotillo

Porto


El Puente


Manzanal de Arriba

Sejas de Sanabria

Val de Santa María

Cerdillo

Rozas

Villardeciervos


piedra seremos, noche sin banderas,
amor inmóvil, fulgor infinito,
luz de la eternidad, fuego enterrado,
orgullo condenado a su energía,
única estrella que nos pertenece.

Pablo Neruda

9 ago 2009

Sierra de la Culebra




Si hubiera de mostraros la Sierra de la Culebra, empezaría por llevaros a sus dos picos más altos: Peña Mira y Miño Cuervo. Desde estas dos atalayas, el paisaje se extiende a vuestros pies como un tapiz lleno de vida, en el que destacan los espejos de los embalses de Valparaíso, Cernadilla y Argavanzal y los pueblos son pequeños puntitos que asoman entre los claros.








No es una sierra de abruptos farallones ni agresivos picachos: es más bien una amable sucesión de montes y valles que se inicia en Sanabria, atraviesa la Carballeda y va perdiendo altura ya en las comarcas de Aliste. Dicen que hasta principios del siglo XIX estaba cubierta de robles y castaños y llegó a vivir en ella hasta el oso, pero que la necesidad de dedicar más tierras a la labranza provocó su práctica deforestación. Hoy veremos las tierras altas cubiertas de distintos tipos de brezos, jara y otros matorrales, que en primavera provocan una melodía de olores y colores difícilmente resistible. La mayor parte de la sierra ha sido repoblada con grandes pinares, que han favorecido el asentamiento de la fauna y la abundancia de setas en temporada. Los castaños han mantenido sus dominios en las inmediaciones de los pueblos y podemos ver ejemplares admirables en zonas como Ferreras o Robledo. En las zonas más al sur campa la encina, llamada carraca o carrapito por los vecinos.





Es esta tierra de lobos, la comarca con mayor densidad de población de toda la Europa occidental, y a lo largo de la historia ha mantenido una dura pugna con el hombre por la supremacía, con huellas tan llamativas como los corralones. El otro gran señor de la región es, por supuesto, el ciervo, que en tiempo de berrea escandaliza todo el bosque con sus peleas y bramidos. Los jabalíes, gatos monteses, liebres, conejos y demás deben estar deseando que termine esta exhibición para recuperar la tranquilidad habitual.





En 1973 se creó la Reserva Regional de Caza de la Sierra de la Culebra, cubriendo una extensión de más de sesenta y siete mil hectáreas y continuación natural del Parque de Montesinho, al otro lado de la Raya.





Para ampliar información: Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Sierra_de_la_Culebra