
Si hubiera de mostraros la Sierra de la Culebra, empezaría por llevaros a sus dos picos más altos: Peña Mira y Miño Cuervo.


No es una sierra de abruptos farallones ni agresivos picachos: es más bien una amable sucesión de montes y valles que se inicia en Sanabria, atraviesa la Carballeda y va perdiendo altura ya en las comarcas de Aliste. Dicen que hasta principios del siglo XIX estaba cubierta de robles y castaños y llegó a vivir en ella hasta el oso, pero que la necesidad de dedicar más tierras a la labranza provocó su práctica deforestación. Hoy veremos las tierras altas cubiertas de distintos tipos de brezos, jara y otros matorrales, que en primavera provocan una melodía de olores y colores difícilmente resistible. La mayor parte de la sierra ha sido repoblada con grandes pinares, que han favorecido el asentamiento de la fauna y la abundancia de setas en temporada. Los castaños han mantenido sus dominios en las inmediaciones de los pueblos y podemos ver ejemplares admirables en zonas como Ferreras o Robledo. En las zonas más al sur campa la encina, llamada carraca o carrapito por los vecinos.


Es esta tierra de lobos, la comarca con mayor densidad de población de toda la Europa occidental, y a lo largo de la historia ha mantenido una dura pugna con el hombre por la supremacía, con huellas tan llamativas como los corralones. El otro gran señor de la región es, por supuesto, el ciervo, que en tiempo de berrea escandaliza todo el bosque con sus peleas y bramidos. Los jabalíes, gatos monteses, liebres, conejos y demás deben estar deseando que termine esta exhibición para recuperar la tranquilidad habitual.




En 1973 se creó la Reserva Regional de Caza de la Sierra de la Culebra, cubriendo una extensión de más de sesenta y siete mil hectáreas y continuación natural del Parque de Montesinho, al otro lado de la Raya.
Para ampliar información: Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Sierra_de_la_Culebra
